Capítulo 19

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- Andá a buscarlo - dijo Romi.

- No, ahora me tengo que concentrar en la gira y en lo que viene.

- ¿Y Agustín?

- No sé, mañana voy a ir hablar con él.

Cuando me desperté me quedaban 4 horas para subirme al micro y empezar con el viaje. Desayunamos y después me fui para la casa de Aguistín:

- Hola, tenemos que hablar - dije apenas abrió la puerta de su casa.

- Eso no es bueno - dijo.

- No lo sé, por ahí sí.

- ¿Qué pasó?

- No puedo más, necesito terminar con esto.

- ¿Por qué? - dijo algo sorprendido.

- Porque necesito tiempo para pensar y siento que esto no da para más, y vos lo sabés.

- Sí, puede ser.

- Sos un pibe que vale oro, sabés que para lo que necesites voy a estar.

- Vos también sos buena piba y también contá siempre conmigo. Pero, ¿te puedo hacer una pregunta?

- Sí.

- ¿A vos te gusta Guido?

- Sí - dije mirando para abajo.

- ¿Y por qué no estás con él? Te lo digo como amigo.

- Por miedo, por no enfrentar lo que me pasa.

- No pierdas más el tiempo y andá a buscarlo - dijo, la verdad es que me sorprendió cómo se lo tomó.

- Gracias por entender. Igual en un rato me voy con la banda y no tengo tiempo.

- Siempre es momento para un amor.

- Gracias.

- No agradezcas más, gracias a vos - dijo. Nos abrazamos y me despedí de él, sin saber que sería la última vez que lo vería en persona.

Ahora sólo faltaba una cosa, pero el micro ya salía y no fui.

Las semanas pasaron y yo estaba llegando a mi casa, mi mejor amiga me vino a visitar. Le conté todo lo que nos había pasado en la gira:

- Bueno ahora ya no tenés más excusas - yo sabía de lo que estaba hablando, durante estas semanas estuve contando los días para que ese momento llegara, pero me hice la boluda.

- ¿Qué? - dije.

- Dale, no te hagas. Andá a lo de Guido.

- ¿No te tenés que ir de viaje vos? - dije cambiando de tema.

- Mañana. Dale - dijo dándome el celular.

- No lo voy a llamar.

- Ya lo sé, por eso ya está llamando.

- ¿Sos boluda?

- ¿Hola? - se escuchó salir del teléfono. Nosotras empezamos a pelear como dos nenas.

- Hola Guido - dijo Romi - Lula te quiere decir algo - dijo mientras me daba el teléfono.

- Hola Guido - le dije.

- Hola Lula ¿todo bien?

- Si, ¿vos qué onda?

- Bien, por suerte. ¿Qué me querías decir?

- Nada, que ya estaba en Buenos Aires y quería saber cómo estabas - Romi puso los ojos en blanco cuando terminé de decir esto.

- Ah, bueno me alegro - creo que nunca tuve una conversación más incómoda con él - ¿Con quién pasa Navidad?

- No sé todavía, ¿vos?

- Ah, con unos amigos que tienen casa en la costa - toda la esperanza que tenía desapareció.

- Ah, que bueno. Bueno, que la pases bien, no te jodo más.

- Nunca jodés, un beso.

- Otro - y corté.

- ¿¡Otro qué!? - gritó Romina.

- Otro beso.

- ¿Y?

- Se va con unos amigos a la costa.

- ¿Y?

- Nada.

- ¡Luisina! - gritó enojada.

- Enojate todo lo que quieras, pero esa es la verdad.

- Es algo que no puedo creer - dijo agarrando sus cosas - Después no vengas llorando - después cerró la puerta, esta vez estaba enojada en serio.

Algo personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora