Capítulo 16

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Patricio sabía que había metido la pata y no sabía cómo arreglarlo; yo sabía que algo ocultaba y necesitaba saberlo.

- ¿Qué pasó? - le dije mirándolo seria.

- Nada, me dijo que hacía mucho no se veían, por eso.

- No te creo nada.

- Es la verdad.

- No sabés mentir. Pero no me lo vas a decir porque se trata de tu hermano.

Acto seguido me despedí de él y me fui para mi departamento.

Los días pasaron y yo seguía trabajando en el estudio, nos habíamos propuesto lanzar el disco y un par de videos. Por otro lado, me había juntado un par de veces con los Sardellis pero todo normal, hasta hoy:

- Hola, Lula. Necesito que vengas para la casa de Guido lo antes posible - Pato sonaba raro del otro lado del teléfono.

- ¿Qué pasó? - dije.

- Nada, sólo que necesito que vengas.

- Bueno, en un rato estoy por allá.

- Ah, bueno. Dale, nos vemos entonces - y cortó.

Llegué a la casa y Pato abrió la puerta:

- ¿Qué pasó? - dije entrando.

- Hola, ¿cómo estás? ¿Todo bien? - dijo.

- Dale Patricio, me preocupé ¿Guido está bien?

- Sí, tiene un poco de fiebre, nada más.

- ¿Y entonces para qué me llamaste?

- Necesito que hablen, bah él necesita hablar con vos - dijo - Vení que te llevo.

El departamento de Guido era un desastre, nunca antes lo había visto así. Me llevó hasta su habitación en donde lo vi tirado en la cama.

- Tenés visita - dijo Pato zamarreándolo.

- Basta, cortala - dijo Guido sin levantar su cabeza de la almohada.

- Dale que esta visita te va a interesar.

- ¿Quién es? - dijo esta vez levantando la cabeza y viéndome parada en la puerta.

- Hola - dije.

- Patricio andate.

- No quiero - respondió.

- Pato de río andate - dijo sin poder contener la risa.

- ¿Pato de río? - dijo el morocho.

- Lo vi en un meme - dijo el rubio riendo.

- Bueno, los dejo sólos - dijo Pato con una sonrisa pícara.

- Veo que tenés un buen enfermero - dije sentándome en la cama.

- Sí, a veces me maltrata pero bueno - dijo riendo.

- Me dijo Pato que querías hablar conmigo ¿puede ser?

- Sí, bueno no. En realidad quería verte.

- ¿Eso sólo?

- No, vos sabés que no.

- Dale Guido, no empieces con eso.

- No puedo. ¿Sabés de qué me di cuenta en el viaje?

- ¿De qué?

- De que me gustás - así de la nada lo decía, mis ojos (obviamente) se abrieron como nunca.

- Ah - creo que era imposible contestar algo coherente.

- Pero vos no de mí - dijo mirando para abajo.

- Yo estoy con Agustín.

- No me nombres a ese boludo, por favor - yo sólo reí.

- Quiero que entiendas que es un buen pibe y que, después de todo lo que pasé, me hace bien, me siento bien cuando estoy con él.

- ¿Sabés que nunca me dijiste lo que te pasó? Siempre lo nombraste pero nunca lo contaste - Yo sabía que algún día esto pasaría y tendría que contarlo - Vos sabés que podés confiar en mí - dijo.

- Guido, yo te conté todo lo que me pasaba y sabés que no se lo cuento a cualquiera, o sea que sos importante para mí y por lo tanto confío en vos.

- ¿Y por qué nunca me contaste eso que te pasó?

- Para que no sintieran pena por mi, o me traten distinto. No sé tengo mis mambos.

- Yo te voy a seguir tratando como hasta ahora, bueno más o menos porque ahora está este pibe - yo reí.

- Bueno, hace dos años estuve conocí a un chico, salíamos mucho y la pasábamos bien, y con el tiempo me empezó a tirar onda y bueno yo caí en sus redes - él rió - La cosa es que terminamos estando juntos pero llegó un momento que ya no era lo mismo, por ahí yo le decía de salir y él me metía excusa y cosas así. Yo me hacía la boluda porque no quería sufrir pero, al final, la terminé pasando peor. Todo empeoró cuando vi que Sol, mi prima, había estado con él - los ojos de Guido se abrieron como nunca antes.

- Pará, Sol ¿con la que yo...?

- Sí - lo interrumpí, no quería saber qué era lo que habían hecho - Por eso me enojé.

- Te juro que no sabía.

- No pasa nada, era obvio que no sabías y yo por eso me enojé con vos y eso. Pero no importa, la cosa es que estuve una semana esperando a que él me diga que había estado con ella y nunca me dijo nada entonces yo un día fui y le conté todo lo que sabía y comenzó a decirme que no lo dejara porque si no él se iba a matar y así.

- Ah pero tremendo forro - dijo Guido mientras escuchaba atento.

- Sí, la cosa es que estuve un mes así, hasta que decidí dejarlo, unos días después él tuvo un intento de suicidio pero no lo logró. Sol, vino súper enojada a decirme de todo porque, según ella, era mi culpa - las lágrimas comenzaron a caer por mi rostro y Guido intentó abrazarme pero yo continué con la historia - A mí no me importaba él, o sí, pero que mi prima, con la que había pasado un montón de cosas, viniera a decirme eso me hizo muy mal y ahí fue cuando caí en un pozo depresivo del que me costó mucho salir. Mi familia y amigos no sabían que hacer conmigo, yo no salía del departamento, no comía, no hablaba con nadie, me la pasaba durmiendo, hasta que un día Romina se cansó de verme así y me obligó a estar bien y gracias a ella yo cambié. Me terminé mudando de ese departamento de mierda, comencé a meterme más en la banda porque, cuando estaba con este pibe, no ensayaba, no tocaba la guitarra, no hacía nada de lo que me gustaba sólo porque a él le molestaba. Y así pasó el tiempo, y te conocí, que fue una de las mejores cosas que me pudieron pasar, en serio - Guido estaba callado, sólo me abrazó. 

Algo personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora