No, ni por un segundo olvido ese fastidioso problema que tenía, trataba de idear un plan para ello pero se le hacían imposibles o demasiado difíciles. Ismael apagó la única luz que le iluminaba en aquel momento, le dolía la cabeza ya que hace unos momentos pensaba en como conseguir su libreta y a la vez resolvía su guía de examen.
Se recostó para después cubrirse con las mantas, el sueño y cansancio se hacían presentes, sus ojos comenzaban a cerrarse, los tranquilizantes ruidos del viento y lluvia ayudaban hasta que escucho de fuera un automóvil, también observo las amarillas luces de él que entraban por su venta.
No podía ser otra persona mas que su padre, aunque eso le daba igual, llegara o no llegara no le preocupaba en lo absoluto. Se dio la vuelta dándole la espalda a la puerta de la habitación, quedó en profundo silencio solo se escuchaba su relajada respiración, de pronto sin haberlo esperado el sonido de la puerta abrirse le causa cerrar los ojos simulando estar dormido, siente como en uno de los extremos de la gran cama su padre se sienta y después el cálido tacto en su mejilla. —Buenas noches hijo— Ahora un lindo beso le fue depositado en su frente para que después el hombre saliera de la habitación.
El pelinegro, espero hasta que de nuevo observo como las luces del auto de su padre volvían a entrar por su ventana, espero para llorar y hacerse preguntas en voz alta ya que nadie mas que él le podrían escuchar. —¿Vino solo por eso? ¿Por qué lo hizo? Además él dijo que no me quería...— Nadie podía responder pero por lo menos podía desahogarse con palabras ya que escribirlo no podía ser una opción desde que su libreta no estaba en sus manos, seco las interminables lágrimas pues estas no dejaban de salir.
Algo que nadie sabía era que Ismael odiaba llorar, pensaba que era algo tan inútil e inservible.
[...]
Bajo del auto despidiéndose del chófer, todos los demás estudiantes entraban a las instalaciones del instituto y eso fue lo que también hizo, en los pasillos algunos amigos le saludaban o trataban de hablar con él pero en esos momentos no tenía cabeza para nada mas que lo sucedido en la noche. Así fue su día, ignoraba y se aislaba de los demás, hasta que su cuarta clase daba inició, entró por aquella puerta, sin saludar o inmutarse Raúl le saludó. —Buen día Isma.
No respondió sino hasta que le fue sacado de su distraído mundo cuando él le hablo por segunda vez. —Eh... Lo siento, buen día profesor— Dijo neutro para tomar siento justamente al lado de la gran ventana, así era mas fácil observar lo que sucedía fuera, el mayor hablaba explicando algo de la clase pero no le prestaba atención, notó que las nubes estaban mas grises y sabía que sucedería lo que mas le gustaba en el mundo. —Isma tenga y presté atención— Unas cuantas risas dejaron salir sus compañeros pues el pelinegro respondió con un "¿Qué?" Tomo una hoja que le entregaba Raúl, no sabía lo que era esta, hasta que comenzó a leerla.
«Examen primer trimestre» Se desanimó rápidamente, había olvidado todo aquello que estuvo estudiando por la noche, escribió su nombre en este y preocupado leyó las primeras cuatro preguntas, sentía que estaba leyendo algo de otro mundo pues no sabía la respuesta de ninguna, historia era una de las materias donde no tenía porque romperse la cabeza para una buena calificación y ahora se sentía como un retrasado. Los minutos pasaban, el mayor observaba el avance de cada uno, al llegar con Ismael se sorprendió de que no llevara ni una pregunta contestada, los oídos del chico se llenaron de tranquilidad cuando el repentino sonido de la lluvia comenzó, escucho esta, y bastaron minutos de concentración, que como arte de magia las preguntas se volvieron pan comido.
Entregó el examen completamente resuelto y con seguridad sentía que las respuestas eran correctas, muchos estaban a punto de salir ya que comenzaba su receso, aunque él opto quedarse en su pupitre sentado mirando por la ventana comenzando a darle vueltas y vueltas a su problema. El profesor no comprendía lo fácil y extremo que su alumno podía distraerse, parecía estar y no estar feliz en su mundo que podría decirse que era solamente de él, fue hasta el pupitre de al lado y tomar asiento en el, sentía la necesidad de saber el porque de su distracción. —Isma qué...
—Shhh escucho la lluvia— Raúl río con ligereza por la forma en la que le había silenciado, no tuvo mas opción que hacerlo, no evito mirar su rostro, sus ojos verdes miraban con maravilla el movimiento de los árboles por el viento, también el color rojizo de su nariz por el frío que había. Imito la acción ahora observando por la venta y un rayo apareció a una muy alejaba distancia del instituto, los dos tontamente contaron hasta tres para escuchar el estruendo del relámpago. Isma suspiró.
—Y ¿Ahora?— No respondió con palabras sino que Ismael escribió en un pedazo de papel.
"¿Le gusta la lluvia?"
—Sí, es mucho mejor que el calor y supongo que a ti...—
—La amo—
—Bueno yo quiero hacerte una pregunta, ¿Por qué tan distraído?—
—Ayer hice lo que mas odió, lloré —
—Pero Isma llorar es lo más importante para un humano, demuestra y desahogas tus sentimientos—
—No, llorar te hace débil y no encuentra la solución a tus problemas por mas fáciles que sean, no me hace sentir mejor de ninguna manera—
—Y ¿no has intentado llorar en compañía, en los brazos de alguien?— Ahora quien había sido interrumpido había sido el menor pues el celular del profesor comenzó a vibrar. —Perdon tengo que contestar — Antes de levantarse e irse guardo en el bolsillo de su pantalón el papel donde estaba la pregunta...
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