Exhaló dejando entrar a la tranquilidad dentro de sí, los impulsos ya se convertían en parte de su vida llevándole al borde de sucesos que nunca hubiera pensado realizar ni en enésimas ocasiones. La temperatura de Isma en su pecho sumado a su respiración relajada llenaba la habitación en una atmósfera completamente gustosa.
—Es hora de irnos.— Raúl trató de apartar el cuerpo del chico que momentos atrás descansaba en su pecho donde observaban juntos una película. ¿Qué más podía pasar? Sí tan rápida acción de escapar del instituto fue por querer pasar tiempo junto a él, quería darle a entender a Ismael que pudieron haberse dirigido a un motel mucho más cercano y solo tener sexo rápido pero en realidad sus instintos le decían que pasara ese pequeño lapso como si fuese el último.
—No quiero, quedémonos un poco más por favor.— Rio por su suplica, eso significaba que al igual que él también disfrutaba el rato. —Te compraré lo que tú quieras en el camino, vamos ya es hora.— Rápido Isma se levantó para colocarse los zapatos y esperar a que Raúl fuese por sus llaves. Por su parte comenzaba a sentir temor ya que pasaba por mucho durante todo el camino de incertidumbre del instituto al departamento de Raúl y la estancia le resulto como una explosión en su interior, su corazón no dejó de latir tan fuerte, la sonrisa no desaparecía de su rostro y sus brazos no querían apartarse del mayor.
Regresaron con mucha discreción a la institución, restaba una hora para que las clases terminarán pero antes de bajar del auto como si de un arranque se tratara arrebató a Ismael de sus acciones presentes para abalanzarse y besarlo sujetando sus suaves mejillas dando un toque de más profundidad, provocando el contacto de dos seres que en momentos iniciaban a dejar a flote sentimientos llenos de seguridad, y aunque fuese tomado como una sorpresa por Isma tempranamente se acostumbró dejando caer sus párpado segándose de cualquier cosa que quisiera arruinar el momento que parecía estar creado nada más y nada menos que para ellos.
Pero desgraciadamente las cosas nunca irán como uno mismo tiene predeterminado. Fue una coincidencia que desde días atrás existía una pizca de sospecha, Estefanía salía hacia su auto, odiaba el hecho de tener que caminar un bastante largo tramo del edificio donde acababa de salir hasta su vehículo, era de los únicos docentes que salía hora antes de la partida gracias a ser muy "amistosa" con el secretario ayudándola a encubrir su chequeo falso en sus horas de labor, para ser más claro ella se le tiraba encima a aquellas personas las cuales les veía una llave en el rostro, lo que significaba facilidad en su camino, ¿Por qué no aprovecharlo? Una mujer joven y con una buena apariencia física que tomaba eso como provecho no era nuevo.
Sus tacones eran lo único que resonaba en el exterior además del tránsito de los alrededores, se aceleró cuando un auto entraba al estacionamiento.
«¿Quién puede ser a esta hora »
Los padres de los alumnos no tenían permitido estacionar ahí, mucho menos algún profesor llegaba en la última hora, solo quedaba la opción de ser el director de la institución, como tenía entendido él no iba aquellos días al estar fuera de la ciudad. No le quedo de otra más que ocultarse detrás de un auto y verificar lo que ocurriese pero cuando observo mucho mejor se percató que ese auto no era del director sino de Raúl, la curiosidad la carcomía no le quedaba más que quedarse a informarse de lo que sucedía hasta que un chico bajó del auto junto con Raúl, ambos caminaron más cerca de la luz y comprobó que ese chico era Prego.
Claro que sospechaba de ese niño desde hacía mucho, casi todo lo que se inventaba en su cabeza se volvía realidad y más cuando anteriormente escucho la conversación telefónica de Raúl y juró haber oído "Ismael" además de haber visto varias veces al estudiante muy apegado al castaño.
[...]
Ismael yacía en su habitación, se tiro con simpleza en la cama y con mucha emoción recordó su día o más bien, su "cita" con Raúl. Pues eso significaba ¿no?
Tomo una almohada y la abrazo imaginando que fuese realmente aquel hombre, que en estos momentos le llenan de tanta dicha e ilusión. En su mente recordaba cada segundo, desde que salían de la escuela hasta aquel edificio de departamentos, muy tontamente sentía un poco de miedo al estar fuera y la tranquilidad llego cuando Raúl dijo "Bienvenido a mi departamento" como si de algo emocionante se tratar lo cual le sacó una ricilla.
Le ofreció una bebida para después volver a la estancia con un plato desbordando de palomitas, eligieron ver una película pero entre más avanzaba ellos convertían ese tiempo en solamente charla que fue tan entretenida que omitieron el tiempo en su cabeza. Cuando decidieron partir le llevó a Isma muy a prisas a una heladería.
Cada instante fue oro para Ismael, que después llevó la almohada de sus brazos a su rostro para gritar de emoción cuando recordó por último la manera en que fue besado en el auto al volver.
Tomo su celular para comenzar a escribir a Raúl, solo le deseó una buena noche, espero a que contestase pero no fue así. De cualquier manera tal vez para entonces estaba muy ocupado o cansado para contestar, apagó su celular al igual que las luces de la habitación para cobijarse y descansar con una inmensa euforia dentro, la soledad estaba totalmente vencida, el desánimo que casi no demostraba desaparecía, el frío no se apoderaba más de sí y podía relajarse sin abrumarse por nada. Pero solo sería un descanso pasajero para pasar por una etapa peor.
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Están enamorados. :)