Raúl.
Pensé que tal vez la gran casa de Ismael luciría ostentosamente llena de decorativos navideños pero no era así. Estacioné en la parte trasera dónde Isma me esperaba.
—¡¡Raul llegaste!!— Se apegó a mí con un gran entusiasmo desequilibrándome causando que casi cayera.
—¿Por qué dices eso? Claro que vendría.— Recibí su abrazo cómodamente, me parecía algo extraño que se expresara así, ¿Por qué pensaría que le dejaría sólo en Navidad?
—Mmnh ¿Qué es lo que escondes?— Observó que mantenía detrás de mí el pequeño obsequio que traía para él.
—Es una sorpresa lindo.—
—Para mí ¿Verdad?—
—Si pero tendrás que esperar para abrirlo.—
—Está bien, entremos.—
Cambio de ánimos tan rápido, me negué a pensar que solo había sido por no dejarle abrirlo en este instante.
Al entrar a la casa ciento un aura fría quizá era porque todas la luces se encontraban apagadas y también porque era demasiado grande como parque Isma estuviese solo aquí. Éramos dos si se trataba de estar solos en fechas especiales como estas, no recuerdo la última vez que había pasado una noche buena, navidad y año nuevo con una persona de verdadera importancia, claro que habían veces en las que asistía a cenas con amigos pero nada se iguala a estar con alguien especial y hoy era así.
—¿Podrías ayudarme a decorar la casa? No son muchos los adornos no te preocupes.—
Por una parte me preocupe un poco pues como dije antes la casa era enorme, solo imaginaba lo que tardaría si se trataba de decorar TODA la casa.
—Está bien ¿En qué te ayudo?—Dije esas palabras ciegamente sin saber lo que se me venía. Caminamos hasta el salón donde había un árbol artificial sin adornar y unas cuantas cajas.
—Es solo esto, no creo que sea mucho.— Afirmo Ismael sin preocupación refiriéndose a más de siete cajas repletas de luces, esferas, coronas, colgantes entre otros.
—Emmh Isma no crees que son muchas cosas.— Levantó una ceja como si no entendiese mi idioma.
—Claro que no. Iré a preparar chocolate caliente, cuando regrese todo debe de estar listo.— Se paró de pinturas para darme un casto beso e irse a la cocina. Eso no me iba a bastar como recompensa de tener que realizar todo esto, me las cobraría después.
Pasó algo de tiempo y mientras Ismael preparaba el maldito chocolate caliente yo casi caigo al tratar de colocar todas las luces y resbalo con las esferas, ya no estaba en edad para hacer estas cosas, soy más de estar detrás de un escritorio tranquilo.
—¿Has terminado?— Gritó desde lejos, maldito mocoso parecía que se burlaba de mí.
—No, aun me faltan dos cajas más.— Tan rápido estaba sudando como un cerdo, me quité el saco y remangue mis mangas para evitar mancharme con el polvo de los adornos navideños. Me doy vuelta para ver a Ismael con dos tazas y con la mirada perdida en el salón.
—Ra-Raúl ¡esto es hermosa!— Dejó las tazas que tenían ese maldito chocolate que tardo un buen tiempo en hacer para abrazarme de nuevo como cuando me recibió.
—¿Feliz?— Le dije con un toque sarcástico pues me había fastidiando un poco con mi "pequeño" trabajo.
—Si pero aun hacen falta los adornos de fuera y de las demás habitaciones.— Solo por muy poco salgo de la casa por esa broma. —Jahjah No es verdad y...