Ya Me Enteré

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Recomendación: sacar sus pañuelos, una botella de tequila y escuchar Ya Me Entere – Reik.

Ya lo había decidido, ya no podía soportar más, el hecho de seguir sintiendo lo que su pecho guardaba, no podía ocultar más, asi que lo había hecho, ya no seria parte del cuerpo de maestros de las instalaciones, y volvería a su país, a trabajar, y dejar todo detrás, dejaría a lo que una vez sintió, dejaría a la persona que nunca segura que una vez amo, bueno que aún sigue amando.

Asi que ahora estaba en su propio departamento empacando todos, esa mañana, había renunciado, hace minutos había comprado los boletos, dos boletos, sin destino alguno, aun no sabía porque había hecho eso, pero no importaba solo quería irse.

Estaba terminando de empacar, comenzaba a salir de su departamento, cuando vio que en su puerta esta su propio jefe, quien lo miro ya no sorprendido.

-Entonces si te vas hoy.

-Si, ya tengo los boletos.

El director de la universidad mas prestigiada de la ciudad de México solo asintió y suspiro, sabia muy bien que no cambiaría de opinión.

-A que hora sale tu vuelo, podemos llevarte.

-En la noche, solo quería salirme de aquí e ir a vagar por la ciudad, recordar los lugares que una vez visite.

-Sabes, los alumnos están preparándote algo, en verdad fuiste un maestro que ellos nunca olvidaran.

Hiro se quedó unos minutos pensando, era el volver a esos pasillos, presenciar aquellos lugares, recordad aquellos momentos que paso con el moreno, y todo por haber estado ebrio en aquella fiesta, los cuales poco a poco se volvieron inolvidables.

Temía el verlo nuevamente, sabía que no podría contenerse, sabia muy bien que todo lo que había trabajado para olvidarlo, y el volver a verlo todo derrumbaría.

-Esta bien, me llevare mis maletas, para cuando termine me retiro.

-Entendido.

No le quedo de otra, asi que lo siguió hasta el auto negro, con sus maletas detrás de él, listo para ir por última vez a esos rumbos que había jurado no volver a pisar.

-.-.-.-.-.-.-.-

El trayecto no fue largo, por comodidad el había rentado cerca del campus, para que todo fuera mas simple, ahora solo quería estar lejos.

Cuando llegaron fueron directo a aquella explanada improvisada donde eran las noches bohemias, donde el había cometido tantas locuras, donde detrás de bastidores había besado al mexicano, donde el moreno le había dedicado cientos de canciones, que solo ellos dos sabían para quien eran.

Miro con mas detención, estaba la mayoría de la escuela, y sus alumnos, el solo saludaba o sonreía, no negaba extrañaría todo esto, pero era lo mejor, era mejor el renunciar a su trabajo, antes de que fuera reportado, por mantener una relación algo ilícita con un alumno.

El y el director llegaron a una mesa en el puro frente de la explanada, donde había una botella de vino, o vodka, no sabía, no quería beber, tenía un avión que tomar, y si bebía, era capaz de armarse del valor que le faltaba, secuestrar a ese joven de ojos color chocolate y llevárselo con el lejos de ahí, para que nadie los molestara, y poder ser felices, pero eso no podía pasar, y no pasaría, no era lo correcto.

-Muy buenas tardes- uno de los alumnos que el tubo el placer de enseñar, comenzó a hablar -hoy es un día de celebrar, y claro también para decir adiós- volteo a ver dónde estaba el japonés sentado -Hoy un gran maestro deja nuestras instalaciones para regresar a sus tierras y encargarse de proyectos importantes, profesor Hamada, esto es para usted, siempre lo recordaremos.

Higuel ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora