Tus dulces palabras.

IV

Despierto por los rayos del sol que entran por la ventana. Mi intuición no me falla y sé que se me está haciendo tarde, al intentar pararme noto que su brazo sujeta mi cintura, como si yo me fuera a escapar; recuerdo la mirada de Ethan, lo perfecto no existe, pero él se acerca a ello con sus palabras, con sus miradas. Él es único, sólo por ser él.

Su rostro sigue tan angelical como siempre lo ha sido, nadie pensaría que un hombre de apenas 24 años se veía tan curioso como él. Su estatura de 1.95, sus intensos ojos azules y su gran personalidad lo hacen especialmente único.

Veo en la mesita de noche que apenas son las 7: 30 am y se me está haciendo tarde para lo mucho que tardó en cambiarme. Con cuidado retiro la mano de mi cintura y me levanto despacio para no despertarle, me ducho en 10 minutos y al salir busco una vestimenta cordial para el trabajo, una camiseta y un pantalón de tiro alto junto a unos tacos altos y una bufanda de mi color preferido.

Antes de cambiarme miro hacia la cama, para saber si Ethan se ha despertado; sé que volvió pero no quiero volver a lo mismo de antes, me cambió de prisa y antes de salir dejo una nota que decía:

"Lo siento por irme, pero el trabajo me llama... Fue un placer volver a verte Ethan."
Att: Hope.

Antes de cerrar la puerta principal busco una chaqueta y me la coloco. El frío es intenso cabe aclarar. Tomo un taxi para no llegar tarde por hoy y en 5 minutos llegó al transporte a causa de tantos autos en las grandes calles de la ciudad.
Bajo con cuidado para no caerme y voy hacia la entrada, me doy cuenta de dos cosas que no sé si me causan alegría o tristeza.

La primera que mi madre está acá pero no sola, sí no con su insoportable hija que de solo verla me causa jaqueca y la segunda que junto a ella está uno de mis mayores temores.

Christian Stefan, mejor conocido como "mi hermanastro" el cual es un obstáculo que siempre irrita mi paciencia y existencia. Desde niños hasta la actualidad, se ve que de alguna forma u otra no me soportará.

-Hola. Querida Hope, ¿Me extrañaste? -Dice el inepto que no me deja en paz, luego me regala una sonrisa de esas que a todas hacen caer, pero las que a mí no me logran convencer.

Le estaba por decir un sin número de estupideces pero noto como mi madre tiene los ojos rojos y mi hermana está por llorar, algo malo esta por pasar, lo intuyó sin dudar.

-Hope, lo siento, cariño no pude... -Mi madre llora de una manera inusual, me duele verla así, por lo que rápidamente le voy a abrazar.

-Tranquila madre todo está bien, no te altares que te puedes desmayar, todo estará bien... -Sé que nada lo está, pero no me gusta verla alterada ya que ella sufre del corazón y si pasa por emociones fuertes, algo malo puede pasar.

Veo como llora sin parar y cae de rodillas, mi madre y yo no somos tan cercanas pero somos algo unidas; me parece extraño que viaje más de 5 horas acá sólo por mirarme, por eso siento que nada bueno esta por ocurrir, despacio la tomo entre los brazos y la abrazo antes de mirar sus hermosos ojos cafés.

-Se nos fue Hope... se fue sin despedirse, se fue sin decirte lo mucho que te amaba y sin aceptar lo mucho que te extrañaba. -

El miedo es uno de nuestros peores enemigos, no lo suelo dudar... pero la pérdida de alguien al cual amaste con cada parte de tu ser; es algo inexplicable que duele de una manera inusual y te mata lentamente sin cesar.

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¡Hey !
Espero que les este gustando esta rareza de historia.