Dos años atrás...
Todos creen que no soy la persona ideal, dicen que suelo dudar de más y lo entiendo.
Hace poco mi padre volvió a pegarme, sólo porque le conteste y no me quedé callada; estoy cansada de no decir todo lo que siento, me duele bastante.
Al parecer fue una sorpresa para él que hiciera eso, ya que hizo eso que dijo que no volvería a hacer jamás.
Con sólo 17 años pensé un sin número de cosas, hoy no estaba borracho; ni siquiera tenía una excusa para volver a hacerlo, sólo lo hizo porque lo deseo, estaba cansado de verme feliz y que mi sonrisa fuera el único motivo por el cual quisiera dejar de existir.No me creyó cuando le dije que su hermano me intento tocar a los 6, no me creyó cuando le dije que a los 10 él quiso ir más allá de caricias y dijo que sólo era una niña, que eran más imaginaciones mías. Ese día llore más de lo que debía, mis lágrimas no cesaron y nadie estuvo ahí para calmarme o decirme que todo iba a parar.
"Estoy cansado de tus mentiras, te juro que si te vuelvo a ver con ese idiota; voy a hacer que él te odié como nunca."
Esas fueron las últimas palabras que salieron de mi padre la última vez que lo vi, pero... ¿Adivinen qué?
Lo perdoné, le dije que no me importaba que dijera eso; le dije que estaría esperando sus disculpas y que no le tenía rencor, le volví a repetir que lo amaba como nunca y que eso no iba a cambiar.Después de esa discusión donde no sólo los golpes estuvieron presente, me marche a casa de mi tía; ya que estaba segura que en casa nada sería lo mismo.
Mi padre me odiaba, no deseaba estar cerca de mí, dolió el hecho de que mi madre no hiciera nada, se quedó ahí observando como mi padre me hacía sentir las personas más mierda del mundo y como sus palabras quedaron grabadas en lo más hondo de mi corazón.
Espere día, tras día. Miraba la puerta de la casa de mi tía Luce al levantarme, al irme a dormir; eso lo hacía todo los días.
Era un verano de lo más desastroso, pensé que todo sería diferente y que al fin de cuentas las cosas iban a arreglarse; pero para mi mala suerte no fue así. Sentí una gran impotencia en mi corazón, sentí que mi alma poco a poco dejaba de ser igual; me sentí sola a pesar de todas esas personas que estaban a mi alrededor.
La tía Luce me ayudó bastante, desde que llegué a su casa, ubicada en las afueras de la ciudad me vio sola, llorando sin cesar y con una pequeña maleta la cual contenía unas cuantas pertenencias; ella no supo qué decir y le agradezco bastante, me dio un dulce abrazo al instante y me dijo:
"Serán recuerdos que marcarán tu existencia. Pero te ayudarán a crecer Hope, no lo olvides."

ESTÁS LEYENDO
Tus dulces palabras.
Short StoryAlgunas personas seducen con su mirada. Otras con sus caricias y otras por su apariencia física. Él me sedujo con sus palabras tan discretas y modestas que me llegaban a lo más profundo de mi alma y a lo más hondo de mi corazón. Él fue como esa luz...