VIII

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Luego de pasar unos 30 minutos hundida en mis pensamientos sentí la respiración de Ethan en mi espalda.

Él entendía  lo que pasaba y con el tiempo descubrió como mi manera de pensar era algo diferente e inusual...

Las situaciones suelen cambiar. Antes era él que se hundía en el abismo y miren acá como intercambiamos papeles.

Siento como su cuerpo rodea el mío y me hace suspirar. Despacio su cabeza se junta a la mía y sus ojos observan mis raras pupilas. Sus ojos siguen siendo una ventana hacia su alma... atrayente y misteriosos sin duda alguna.

—Hope, sé que duele pequeña. Pero debes intentar que el dolor no te hunda. —Sus labios aún son rojos y provocativos.

Quizás esté ignorando lo que ha dicho, pero tiene razón.  No tengo mucho por decir y menos cosas por aclarar.
Mis labios se juntan con su boca al instante, acarició su cabello despacio y el coloca sus manos en mi cintura. Quizás sea el dolor el que nos lleve a cometer tal suceso.

Añoro olvidar este momento.

Mis piernas rodean su cintura y él acaricia  cada fracción de mí. La ropa es algo sobrante en este instante, pero no nos importa. Sólo deseo probarle y deleitarme.

Muerdo su labio y el deseo aumenta aún más. Luego recuerdo porque razón estamos acá... Recuerdo porque llore tantas veces por su persona. Al final pensé que sería yo la que terminará dicho momento de pasión pero me equivoque.

Él se separa de mí y susurra:
—No es el momento Hope. Estoy acá para ti siempre.

—Lo sé, pero esto duele. —Mis palabras han sido cortante y sin humor alguno.
Unas pequeñas lágrimas caen en mi mejilla. Haciéndome ver que el dolor no es ficticio, más bien es real. Tanto que sólo pensarlo, provoca dolor.

—Al parecer el destino no nos quiere juntos. — Susurro despacio.

Tus dulces palabras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora