𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝟏𝟒. corazón helado

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Alastor luchaba con los demonios internos que esa misma madrugada se habían desencadenado con cada caricia, cada suspiro, cada centímetro de la piel de aquel Omega que ahora mismo se había convertido en el principal alboroto de sus instintos

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Alastor luchaba con los demonios internos que esa misma madrugada se habían desencadenado con cada caricia, cada suspiro, cada centímetro de la piel de aquel Omega que ahora mismo se había convertido en el principal alboroto de sus instintos. Pese a llevar más de veinte horas despierto, el castaño no podía descansar, simplemente no podía, recostado sobre el largo del sofá, miraba la madrugada recrudecerse a través de la ventana de la sala de estar. Tomando lentamente una copa de vino, cuya botella había sacado de su alacena personal, intentaba llenar su estómago, porque llenar su pecho lo veía imposible. Suspirando como un estúpido y triste "enamorado", sentía cómo su ser se destruía en añicos con cada respiración, con cada imagen de Lucifer, con cada recuerdo de la piel, los labios, ojos, ¡el cuerpo de él!

Resopló aire, volvió a mirar al techo.

"¿Cómo es que pude descuidarme de esta manera?... Y lo peor de todo, ¡es que me duele tanto!", dijo para sus adentros negando con la cabeza, sintiendo que el llanto quemaba sus ojos, porque el joven no podía ser suyo. Sin evitarlo, gruesas gotas saladas escaparon traicioneras y burlonas por sus ojos, ¡y aquello no hizo más que enfurecerlo! Se las limpió con brusquedad, irguiéndose del sofá, tomó la botella de vino que yacía en la mesita frente a él y la estrelló contra la chimenea apagada, destrozándola como si hubiera querido destrozar sus adentros que clamaban, ¡que le pedían a gritos que permitiera al joven entrar a su vida!

—Cometí un error... Debí haberlo matado aquel día... ¡Qué estúpido he sido! —murmuró, levantando la mirada hacia la única fotografía que descansaba en la repisa de la chimenea, debajo de una cabeza bien conservada de ciervo.

Se dejó caer de rodillas, exhausto por el peso de las circunstancias, porque en aquella madrugada, (lo que tendría que ser calma después de la tormenta, para él seguía siendo un purgatorio sin salida), la locura y la obsesión no tenían ya nada más que decirse.

. 🦌🍎 .

... A la mañana siguiente ...

Después de lo que aparentemente fue un largo letargo, sólo consciente de lo que le supo un negro absoluto, vio apenas el primer vestigio de algo en color por medio de una imagen que poco a poco dejó de ser borrosa, tomando forma. Lucifer soltó un leve quejido, arrugando el ceño debido a un pequeño calambre que sintió en la parte baja de su espalda, además de un pequeño escozor en su rodilla. Se fue levantando de medio cuerpo, soltó un bostezo acompañado de un gemido entre mezcla de queja y satisfacción. Frotó sus ojos, y al abrirlos, se sintió plenamente desconcertado. Era incapaz de reconocer esta habitación.

Su cuerpo estaba muy débil por lo que dio un tropezón al intentar salir de la cama que no era suya. No estaba la habitación de huéspedes de la mansión Goetia. Este cuarto era sencillo, se encontraba casi vacío de no ser por un pequeño librero, un viejo escritorio, tocador con espejo y un armario de prendas bien planchadas de hombre... El Omega se frotó la sien intentando comprender qué había pasado. Miró hacia abajo, encontrándose a sí mismo enteramente desnudo y con un nido improvisado de mantas, sábanas y un saco masculino, unas tallas más grande que él. ¿De quién era? Por curiosidad, revisó el interior de aquella prenda, y notó que por el borde del cuello, había una pequeña etiqueta que tenía las siglas "A" y "H". Esas dos letras se le hacían tan familiares, entrecerró los ojos, tratando de recordar dónde las había visto o escuchado antes... Minutos después, su mente comprendió que le pertenecía al señor Alastor... Oh, Dios. Su cara se deshizo, fue incapaz de parpadear, sintiendo que perdía algo de fuerza pues su torrente sanguíneo se quedó estático. Soltó la prenda como si estuviera infestada de serpientes o arañas, y se llevó una mano a la boca, abochornado.

BEATIFUL PROBLEMS ➞ APPLERADIO | RADIOAPPLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora