A veces el destino pone personas en donde deben de ir justo en el tiempo y en el momento exacto, ni un segundo mas o una hora menos. Esas personas con las que pasa horas y ni cuenta te das de cuando es que paso tanto tiempo. Con las que te sientes tan bien que llegas a estrechar relaciones de manera afectiva y con las que puedes dejar sentir aquella soledad acechante.
Las semana pasaban rápidas y su rutina se había metido por alguna extraña razón Erick, en primera instancia era con el pretexto de ver como iba su hija en la escuela y si hacía los deberes. Ahora no tenia una razón aparente para que el hombre le anduviera rondando.
Pero en momentos como ese no le daba importancia a eso, era fin de semana y nada como estar en la comodidad de su casa, echado en su cama o estando en la sala viendo todo el dia películas, con la compañía de su hijo y tal vez su hermano cuando llegara y terminará lo que sea que estuviera haciendo.
-James qué te parece si hoy vamos a flojear y nos quedamos en casa - el niño asintió desde el sofá, era fin de semana y no tenían ganas de salir - el tío Sam se fue, pero me dijo que regresaba pronto.
-esta bien papa, dejo eso y ven aquí - dejo de acomodar los platos en la alacena y se dirigió a sentarse - ¿no has hablado con Erick?
-¿porque habría de hacerlo? - ese tiempo era de ellos 2, aparte de Sam pero él era una situación diferente, era su hermano - mejor veamos tele y películas de risa.
-suena bien, solo que no tengo ganas de palomitas - el niño se quedo pensando en quien sabe que, pero Damon ya sospechaba algo - podrías llamar al tio Sammy y pedirle que vaya a comprar una pizza.
Bingo James era muy predecible, asintió acordando llamarle más tarde a su hermano. Su hijo se acomodó en su regazo compartiendo de su cobija, ese dia por alguna razón estaba haciendo frio, el llevaba una de las tantas sudaderas que le gustaba robar del armario de Ben.
Era un dia de noviembre, estaba recostado en el pecho de Ben, se sentía tan agusto que no se quería levantar de la cama, eran mas de las 10 de la mañana, pero todavía no era justo tener que levantarse. El mayor se encontraba ya despierto, pero ver a Damon relajado le contagiaba y se acomodaba mejor en la cama y lo apegaba mas a el abrazándolo.
Ben era tan perezoso que se podía quedar horas enteras en la cama, lo único que no le gustaba a Damon era que su esposo siempre hacía que el se quedara a acompañarlo. Llegado un momento de estar sin hacer nada le enfada y tenía la necesidad de levantarse, pero el otro lo abrazaba y no lo dejaba ir.
-amor no crees que ya es un poco tarde, aparte es muy raro que James todavía no haya entrado a nuestro cuarto - el profesor aspiro el olor que el pecho de su marido emanaba - es muy raro en el.
-es igual de dormilón que tu Holden, esta cama esta muy cómoda contigo aquí - ronroneo besando a su esposo, amaba esos momentos entre los 2 - entrara cuando tenga hambre.
-porque no te acercas y me das muchos besos igual al que me diste - Damon sonrió acercándose lentamente y capturando el labio inferior del mayor, no podrían llegar a mas con su hijo amenazando con entrar, pero una buena ronda de besos sucios no se le negaba a nadie - con que te gusta jugar.
-teniéndote a ti ¿crees que no lo haría? - su esposo de alguna forma le tomo de la cintura y lo recostó en la cama poniéndose encima de él - debo decir que me gusta tu faceta ruda.
Y comenzaron aquella danza con sus bocas, paraban algunos segundos para mirar los ojos de ambos y respirar, pero seguían peleando con sus leguas por el mando de aquella danza que tanto les gustaba a los 2.