LUNAEstoy tan nerviosa, los bellos de la nuca se me erizan cada cinco minutos. Esto es frustrante. En este momento me encuentro caminando directo al castillo de...Rick, si Rick, porque es el único que puede ayudar a nuestra hija con esto.
Tengo demasiado tiempo sin verlo, ¿Me reconocerá?, ¿Me seguirá amando como yo a él?, son tantas preguntas que formulo que no tienen respuesta alguna.
Rick ha sido mi alma gemela desde que nací, es mi ángel por decirlo de esa forma.
Todavía recuerdo la disputa que se hizo porque dos razas diferentes se mezclaran, aunque yo era diferente de por si. Después de todo, no pusieron ninguna objeción que su Reina suprema conviviera con la raza más peligrosa de todas
— aunque no estaban de acuerdo —Lo que si para ellos fue un error, era el engendrar una especie extraña. Alguien que según ellos no se controlaría y menos con tantas especies mezcladas en su sangre. Temí por mi bebé cuando supe de su existencia y por eso huimos, íbamos en país en país, pero siempre nos encontraban, o al menos nuestros enemigos lo hacían.
Josuha, el ser que estuvo más orgulloso de mi, terminó defraudado, pero...¿Quién puede ir en contra de la naturaleza?, ¿En contra de la oscuridad?, nadie a decir verdad. Ella era la suprema de las supremas. Lo que mi madre dijera para mi era una orden que debía cumplir a como de lugar, porque si, la oscuridad era también mi madre.
Rick y yo terminamos por refugiarnos en una pequeña cabaña que se encontraba en los bosques de Canadá, le pedimos un favor a un elfo que hechizara nuestro pequeño hogar para no ser rastreados por un tiempo.
Habíamos dejado nuestras obligaciones en manos expertas, o bueno en mi parte yo lo hice. Había dejado a la madre de Sofhia. Ella era mi mejor amiga, se llamaba Elene, pero por casualidades de la vida...la asesinaron cuando quiso ocultar el paradero de mi familia. Prefirió morir que hablar. Se lo he agradecido por siempre.
Sofhia quedo huérfana desde muy pequeñita, su padre las había abandonado cuando se enteró que Elene esperaba un bebé, no está de más decir que yo la aloje en mi hogar en ese entonces, convirtiéndose así, en mi hermana, porque si, yo la quiera como una.
La pequeña bebé fue criada por todos en el castillo, desde mis nanas hasta la servidumbre, cosa que agradecí, puesto que no me encontraba presente.
Recuerdo que Anairam creció feliz, realmente feliz en nuestro pequeño hogar. Era una niña brillante, pero teníamos que dejarla. Nos estaban buscando y no podía darme el lujo de que me la quitaran para usarla, porque si, nuestros enemigos la querían para destruirme y destruir los reinos
El tratado de mi padre, expiró cuando Anairam nació, fue algo que mi padre quiso reanudar, pero la mayoría de los Reyes no estuvieron de acuerdo, ¿y cuál era el por qué?, pues muy sencillo, era mi hija, la híbrida más peligrosa.
Su padre y yo le ocultamos hasta ahora el olor que la caracteriza como híbrida y decidimos que le seria devuelto cuando cumpliría los 17, cuando todas las razas que poseía se despertaran, es decir, muy pronto.
Me paré al frente de una reja sumamente elegante, de color dorado con negro
—Rick siempre tan elegante y llamativo— pensé revoloteando los ojos.Los guardias al verme se sorprendieron mucho y lo supe por su pensamientos. No pusieron objeción y tampoco acotaron nada, después de todo era su Reina quien los miraba. Abrieron el portón, haciendo una reverencia cuando pase a su lado. Arrugue mi ceño, no me gustaban las formalidades, me hacían sentir un tanto... vieja.
Camine lentamente pero con los nervios a flor de piel, podía sentir su presencia su aura misteriosa. Mi marchitado corazón, comenzó a palpitar rápidamente
— como era de suponerse —Me paré justo al frente de la gran puerta de su castillo y cuando iba a tocar, me sorprendieron habiéndola de par en par.
Sus ojos morados me miraban maravillados y con un brillo inexplicable. Se que yo estaba igual. Me sentía extasiada, estaba idéntico a cuando nos separamos, salvo tenia mas barba de lo habitual, cosa que lo hacía ver de alguna manera... excitante
De un momento a otro mi mirada se dirigió inconscientemente a sus labios, tan carnosos y rosados como lo recuerdo. Estaba paralizada, no sabía como comportarme, ni como actuar ante él. Me sentía de alguna forma vulnerable.
—Has vuelto a mi, amor mio — susurró. Vi como sus labios tan apetitosos se movían y después me sonreían, una sonrisa picara, como la primera vez que lo vi. No pude aguantarlo más y me lancé a sus brazos, sintiendo así, el calor que hace tiempo me faltaba.
ANAIRAM
¿Dónde demonios estaba Harry?, llevo todo el día metida en su habitación, esperando que volviera, pero nada. ¿Acaso solo dijo eso para huir de mi?, ¿De mis preguntas? porque si así era, se las verá negra conmigo.
Sin más preámbulo, salí de la habitación dando un portazo.
HARRY
Maria llegó más rápido de lo que pensé. Según ella, uso su teletransportación.
—Algo habitual en los demonios— según me comentóMaria era una chica pelirroja. Con ojos verdes, cara perfilada y llena de pecas, además de ser extremadamente blanca. No puedo ignorar que tiene su encanto, si, pero nada comparado a Anairam.
Estábamos reunidos en la que temporalmente seria mi oficina, preparando el discurso que le daría Maria a Anairam. Después de todo, debía encontrar las palabras correctas para que no quedara tan noqueada con la noticia, y sin sumar que le diremos que sus amigos están descansando por los golpes que recibió de parte de Merida, su demonio.
La pelirroja se encontraba sentada en el escritorio justo al lado de mi silla charlando de lo más normal, recordando los viejos tiempos, aunque los demonios le tenían prohibido juntarse con otras razas diferente a ellos, su familia era como mía, y siendo el príncipe de un aquelarre, respetaban mis decisiones
— aunque no me encontrara en mi castillo ——¿Me éstas escuchando, ojitos?— Maria hizo que perdiera el hilo de mis pensamientos y me fijará en ella. —¿Perdón?, ¿Decías algo?— susurré. Me miró con burla y sonrió —Te estaba diciendo que ya había encontrado las palabras apropiadas para dirigirme a la chica, ¿Vamos?— Asenti todavía ausente y me levante, pero la pecosa se quedó sentada en el mismo lugar. La miré extrañado y le señale con los ojos que bajará, pero esta solo se cruzó de brazos y dijo
—¿No piensas ser caballeroso y bajarme cómo mamá te enseño?— suspire exageradamente, causándole una risa curiosa y sonriendo me acerque a ella, la tome de la cintura y cuando la pensé bajar, la puerta sonó.
Anairam se encontraba ahí parada, con los ojos desorbitados y con mirada ¿Triste?. Tenia el ceño fruncido y las manos empuñadas.
La miré extrañado, pero su mirada paso de mis ojos a la cintura de Maria donde yo tenia las manos puestas, y ahí fue cuando caí en cuenta de que había mal interpretado la situación.
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Sangre joven: El comienzo de una nueva era.
FantasyPRIMER LIBRO DE LA TRILOGÍA. La inigualable Anairam debe enfrentarse a cosas que dió por hecho que solo existían en los cuentos, sin darse cuenta que ella es parte esencial de este embrollo al que pertenece. Deberá superar traiciones y no fiarse de...