Capitulo 36. Se había metido en mi corazón

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ANAIRAM

¿De verdad me estaba pasando esto?.

Quisiera poder decir que no me dolió, pero joder claro que lo hizo, sentí como si me apuñalaran en todo el corazón, porque él si me atraía, me atraía muchísimo, ¿Para qué seguir negándolo?. Harry se había metido poco a poco en mi corazón, no para llegar a enamorarme completamente pero si para tenerlo en algunas prioridades.

Esas imágenes me torturan desde que salí de esa habitación, él, tocándola, saboreándola así como lo hizo conmigo en la cocina, de alguna forma me cabreaba, de verdad que lo hacia y quería pagar mi molestia con cualquiera, pero sabia que no era lo justo. Debía comportarme y ser fría, porque después de todo me prometí no llorar.

Antes de llegar a la oficina había pasado por mi habitación lavándome el rostro y usando un poco de maquillaje. No quería que me vieran toda roja e hinchada por el llanto y aunque esto se lo hubiera acotado al estrés, no podía mentirles, no quería hacerlo ya, pero ellos siempre me ocultaban algo, no perdían la oportunidad, y me dolía porque desde que los conocí yo había sido sincera, me empeñaba en serlo al menos

Con un suspiro alentador caminé a paso rápido hacia la oficina. Todo estaba en un silencio sepulcral, haciéndome sentir una paz gigante.

No sabia que quería hablar sofhia, pero seguro era importantísimo.

Toque momentáneamente y después abrí la puerta lentamente, causado un chirrido y que todas las personas que se encontraban se quedaran mirando quién era la estúpida que entraba así.

Me puse colorada.

<<que vergüenza>>

cerré con la cabeza abajo y me encamine al sofá. Nadie acotaba nada. Sentía todas las miradas en mi y me ponía nerviosa, muy nerviosa. Siempre soy así, cuando hablo con un chico o cuando conozco personas nuevas, solía ponerme roja pareciéndome un tomate andante y en algunas ocasiones tiesa, literal, no me movía y eso hacia que perdieran de alguna forma el poco interés que me tenían en un principio.

Me acomode lo más que pude en el espacioso sofá, que por cierto estaba vacío y comencé a juguetear con mis manos. De repente una voz rompió el silencio creando así un escalofríos en toda mi columna

-¿No piensas saludarme, Ana?- preguntó con voz gruesa como la recordaba y aunque hubiéramos hablado una vez, lo podía reconocer en cualquier sitio.

Levante la mirada de sopetón y me encontré con esos ojos extremadamente iguales a los mios. Papá me sonreía con un brillo especial y sin pensarlo mucho abrió sus brazos, como invitándome a salir en su encuentro, cosa que no lo pensé dos veces.

Era nuestra burbuja, no podía prestarle más atención a nadie que no fuera él.

Corrí rápidamente para separar el poco espacio que teníamos y me lancé a sus brazos. Él carcajeó y sonreí involuntariamente. Papá estaba aquí, en carne y hueso y esta vez no en mi sueños.

-Te e extrañado - solté después de un rato.

- Yo más hija mía- dijo en un susurro. Lo apreté más fuerte y cuando iba a acotar algo un carraspeo nos interrumpió. Miré a la izquierda y ahí estaba mamá. Me miraba con reproche, pero con una sonrisilla en el rostro.

-¿Yo tampoco recibo abrazos, Ana?- le sonreí y me lancé a su encuentro. Luna soltó una risita feliz. Sentía que por fin eramos una familia.

Rick Estaba distraído y sin que se lo percatara lo jale de la camisa y lo atraje a nuestro lado, se tropezó pero pudo mantenerse estable; mamá y yo nos reímos a escondidas y sin más percance nos abrazamos los tres.

Mi familia... Que raro suena y a la vez tan placentero.

Se que con ese recuerdo que me enseñó mi padre, me a dejado en claro algunas de las dudas que me han atormentado por mucho tiempo y aunque todavía hay cosas que aclarar, me sentía aliviada de alguna forma.

Sus fragancias hacían relajarme y olvidarme de todo un rato, hasta de las personas que se encontraban en el despacho

¡Las personas!. Me despegue de abrazo a regañadientes y me fijé en la audiencia que teníamos presentes.

Algunos nos miraban con caras extrañadas pero con una sonrisa y otros sumamente curiosos. Sofhia se encontraba con su chico en una de las tantas sillas que habían traído, Humter estaba sentado en una esquina viéndome sonriente, a su derecha estaba un chico, uno muy guapo y desconocido a mis ojos. Tenia una mirada un tanto picara y ojos discretos y oscuros como la noche, su contextura era robusta y contenía unos cabellos castaños de infarto. Quedé embelesada por un momento de su físico, pero tan pronto como entre en esa ensoñación, salí de ella.

Seguí mi recorrido y sin querer me tope con el sofá que anteriormente estaba desocupado. Harry se encontraba ahí y con ella...

Los nervios se me pusieron de punta y tenia unas grandes ganas de arrancarle su hermoso cabello a la tipeja esa.

¿Quien se cree al entrar aquí?, pero después recordé que vino con Harry, miré al susodicho y me di cuenta que no apartaba la vista de mi, sus ojos culpables me hicieron tragar fuerte y sin soportarlo quité la vista de él. Esto no me afectaría más de lo que debería.

-Bueno - comencé a romper el silencio un tanto incomodo - ¿A qué se debe esta reunión? - dije mirando a cada uno de los personajes presentes. Nadie estaba sorprendido por mi pregunta, ya debían darse una idea de como yo era. Mi curiosidad siempre me traía problemas, de cualquier forma, pero lo hacia.

-Nos hemos reunido hoy- Sofhia se levantó de su a ciento y comenzó hablar pausadamente - porque daremos por sentado el nuevo entrenamiento para Anairam -
La miré sorprendida, lo que menos pensé que diría fue eso. Todos pasaron sus miradas de ella a mi. Trague fuerte y acote

-¿Entrenamiento? -comencé a formular preguntas que mi cerebro creaba al instante- ¿Por eso estamos aquí?,¿Para hablar de un puto entrenamiento?- Titubeo - ¿Qué va a pasar?, ¿Es por qué soy un peligro descontrolado?, ¿Por eso me van a entrenar?, ¿Temen que les haga daño? - comencé a ponerme nerviosa.

Los mire preocupada.

No quería dañar a nadie, pero tenia miedo, ya lo había admitido, pero no podía dejar de pensar el daño que causaría si no me controlo y por más que me pusiera histérica, se que esto debía pasar, sin o con mi consentimiento iba a pasar.

Iba a seguir llenando la sala de preguntas, pero una fuerte mano se posó en mi derecha. Extrañada volteé y me encontré con los ojos calmados de mi padre.

<<Relajate>> <<Respira>>

-Solo podemos decirte que... - empezó a hablar Rick- que faltan dos días para tú cumpleaños y con ello -titubeó a lo ultimo - el despertar de todos tus poderes- habló nervioso - por eso debemos comenzar a entrenar cuanto antes.

Y como si todo fuera una bomba explotada, me sentí calentar y me desplome en el suelo, no sin antes escuchar

-¡TRATEN DE CONTROLARLA¡- y sin más, todo se volvió negro.

Sangre joven: El comienzo de una nueva era.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora