Ghost King [✿] Nico Di Angelo

❀ | e l e v e n

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Duranté todo el camino había un silencio incomodo, y aún que le costaba decir, también algo miserable. La morena no dejaba de ver el camino aún que si hubo momentos en los que volteaba a ver a su hermano menor y lo vió jugar con los jazmines como si estuviera algo ansioso. Sintió pena por él.

Pobre chico.

— ¿Seguro que vas a estar bien?— cuestionó al momento de estacionarse frente al lugar, algo preocupada.

— Claro que sí...—la miro fijamente por un momento, y Hazel pudo sentir la mirada vacía del pelinegro, la hizo estremecer —. Siempre he estado bien.

— Entiendo. —dio un pequeño suspiro de resignación, quito el seguro del auto y Nico salió sin decir una sola palabra.

La hija de Plutón observó a su hermano entrando al lugar desolado, sintió una punzada en el pecho. Ya había pasado más de un año desde el accidente, ella pensaba que lo superaría pronto, Nico siempre había sido algo fuerte, sin embargo, no fue así, el italiano se sigue aferrando al pasado, a ella.

— Solo espero que esté tomando la desición correcta— dijo para si misma, arrancando el auto y marchándose, observando desde el retrovisor como la figura de su hermano iba desapareciendo.

— Ya un año desde tu partida— observó la lápida con detenimiento—. Te he traído jazmines, en nuestra primera cita me dijiste que eran tus favoritos— lentamente se agachó y los colocó frente a su nombre, miro cada letra con tristeza, sus ojos se cristalizaron—. Te extraño como no tienes idea...

Por un momento sintió la misma impotencia que en el verano pasado, en la guerra contra Gaia una horda de furias atacó el campamento, había muchos heridos y pocos campistas armados, era un caos.  Ambos estaban luchando contra estas, con sus espadas blandídas y cansados, pero no sé podían rendir, la pelea apenas comenzaba, sin embargo, en un momento de está el pelinegro fue rodeado, uso toda su energía pero no fue suficiente, pudo ver con sus propios ojos como un par de furias acababan con la vida de Athanasia.

— Se que no te hubiera gustado que pensara que es mi culpa pero...—su voz se quebró, sintió un hormigueo en la garganta —. Es inevitable pensarlo—una mirada de melancolía apareció en su rostro—. Si tan solo fuera más fuerte.

Miro sus palmas extendidas y observo los callos y cicatrices que tenía, provocados por el intenso entrenamiento que se había obligado a ejercer desde hace meses, era algo casi suicida. No obstante, algo en la mente de Nico pensaba que estaba bien, que así dejaría de ser tan débil.

— Esto lo hago por ti —admitió firme —, y por Bianca. — hablo de su fallecida hermana mayor. Dos de las mujeres más importantes en su vida  —. No quiero que ningún ser querido para mí vuelva a morir.

Se acercó unos pasos a la lápida, acariciando suavemente el borde de está mientras mantenía los ojos cerrados, recordando por un momento todos los recuerdos que tenía a su lado, y sin poder evitarlo una lágrima cayó por su mejilla, aún que rápidamente la quitó.

— Siempre estarás en mi corazón, Athanasia.— esas fueron sus últimas palabras antes de desaparecer del cementerio, y no volver hasta que cumpla su meta.

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