Capítulo 2.

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Hay una fuerza que escapa de los dioses.

Tan grande como peligrosa.

Tan peligrosa como hermosa.

Y envidiada como lo que más.

—Primer párrafo del tercer tomo «Lo que el viento lleva»



Sonrió contra los labios del otro, la calidez de su aliento embriagándolo.

—Podría hacer esto todo el día —susurró Steve.

—Y yo toda la vida —respondió Tony antes de sentarse sobre él y descender para besar sus labios.

Steve lucía algo más que precioso, con las mejillas sonrojadas y la respiración frenética como consecuencias del orgasmo pocos minutos antes vivido. Su amante estiró la mano y le frotó la palma contra la mejilla, Tony se restregó más contra él, disfrutando de ese toque que se traducía en la más pura devoción.

La verdad era simple entre ellos: se amaban tanto que era intraducible al lenguaje terrenal. Porque ese sentimiento, ese calor y conforte que se brindaban uno al otro parecía ser algo fuera de ese mundo... sabían que se trataba de algo fuerte y puro, que escapaba a su comprensión mas no a sus almas.

Steve lo maniobró hasta dejarlo bajo él, y lo besó de nuevo.

Tony volvió a perderse en un mar de placer. 

Ojos eternosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora