Séptima Atmósfera

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Octubre.08

Naomi Twen se la pasaba muy bien con Travis y no sólo en la cama, los oía hablar durante las tardes mientras que tomaban cualquier infusión exótica y llena de burbujas.

Travis la entendía, Travis estaba allí para ella.

Por mi parte y para ahogar mis penas, había llamado a la moza, Connie, que al parecer no me había juzgado por llamarla siglos después.

Fuimos a ver una película en blanco y negro con subtítulos, la cuál prefirió ignorar mientras que se recostaba en mi hombro y lamía el lóbulo de mi oreja.

Luego de esa "cita" en serio me pregunté si mi oreja tenía algún saborizante o algo que la hiciera propensa a lamerla muy seguido.

No sabía quién era más raro, si ella por hacerlo o yo por dejarla. Hacía de cuenta que ella era Naomi, y si así lo fuera, podría haberme lamido la frente y yo no me hubiera quejado.

Cuando llegué a casa luego de dejar a Connie en la suya, observé desde el pórtico de mi casa como Travis y Naomi armaban en su patio montículos de hojas secas con rastrillos enormes.

Dejé la bicicleta atada al árbol y me senté en el umbral con la puerta cerrada.

Travis le dijo un par de cosas que no pude oír y ella le lanzó una bola de hojas que impactó contra su cara.

— Eres un idiota.

Travis repitió su acción y así sucesivamente hasta que el lugar que había quedado limpio volvió a ensuciarse de hojas.

Travis corrió hacia ella y la alzó por los aires mientras que la besaba y se echaba en el montón de hojas.

Te odio, Travis, te odio con toda mi alma.

Mi abuelita abrió la puerta y caí de espaldas, pero sin hacer el suficiente escándalo como para que ellos voltearan.

Mi abuela entendió lo que sucedía al instante.

— Entra, Calum, comenzará la telenovela.

Y con una lágrima en la mejilla, hice lo que mi abuelita dijo.

Atrápame en el siguiente otoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora