En la noche, mis tormentos volvían, me gustaría decir que en recuerdos, mentira disfrazada a costa de ideas claras, concisas, que recreaban la oscura tumba, llenaban el hueco con un cuerpo moribundo y la cubrían con la vida. Vida que me sobraba, años que se acumularon quedando en el abandono, años que nunca se usaron, que jamás se usarían.
Mi aliento se dispersaba en el aire, vapor blanquecino mostrado por el frío de la habitación que me hacía pensar a momentos, estar en el cementerio. La consciencia descansando de la realidad, rehuyendo como yo lo haría, de la compañía de los otros muertos, que dudaba, fueran capaces de entender el fracaso al que estaba expuesto en mis intentos por que alguién apruebe y me diga que es correcto que siga existiendo.
Frente a oscuridad imponente apreté mis ojos, la mano justo en las ebras de mi cabello, sujetando firmemente la esperanza de que con dicha acción, el dolor arrancaría de raíz la base de ese sueño, único, desmedido, con cada día llamas en crecendo. En el fondo un ruego para un Dios ausente e ignorante a mis deseos. Escuchados, mas no cumplidos.
El hombre a mi lado se removía entre las sabanas desechas, apenas cubriendo parte su desnudez y la mía, la persona que se supone disponía de capacidad integra para amar a quien creía era yo. Pero no me encontraba en la habitación, ese no había forma de ser yo y, sin embargo, lo era. Sin embargo, mi mente vagaba por los parajes próximos a la muerte, mis pensamientos sobreponian la emoción de contemplar a la entidad que arrebataria mi aliento por sobre el amor que debía regalar a mi compañero dormido. Sentimiento del cual no conocía nada a pesar de estar forzandolo a crecer, obligándolo a crearse de las mejores raices que la sociedad proveía a mi entorno.
Volteé a la ventana, no había luna que iluminara las notorias y recientes marcas en mi cuerpo, las cortinas la escondían y de mí, arrebataban la verguenza, la realidad. Al ser sujetado con fuerza, los brazos rodearon mi espalda y se encontraron en mi estómago, el abrazo decía todo y nada a la vez. El hombre no se molestó en hablar, respondiendo correctamente a mi silencio, a una serteza en el pasado, de que las palabras no servían al igual que las acciones, pero que al ser más placenteras, se permitían encajar con las madrugadas.
El gesto no varió en cuanto sentimiento, si en significado, confirmación de resignación, puede que incluso de una despedida antisipada no por mi, sino por él mismo.
-Te amo -y en las penumbras de la noche sentí miedo, ante tal declaración que dejó amargos restos, en los que me vi envuelto por deseo de corresponderle.
-También yo -escondida, la petición hacia la posibilidad de que retractara sus palabras.
En el temor de la aparición de una nueva carga, la lápida con mi nombre ganaba apreciación, con ella, alejé la imagen de mi compañero sin vida y reafirmé el futuro impuesto para mi, jamás para él.
Con el futuro volvieron las memorias del orfanato, avivaron las cicatrices que se nagaban abandonar mi piel y mi mente, la confirmación de que no merecía lo bueno que sucedió a partir de mi llegada a la agencia. En medio de los escenarios presentes en la imaginación, me atreví a cuestionar las voces maliciosas que pedían mi desceso y después de minutos eternos, hablé.
-No desaparecerá -las manos pegaron mi cuerpo al suyo con necesidad, sorpresa por mi reciente cambio -, debe cumplir esa promesa.
Aceptar la debilidad que impedía mi muerte y el silencio por parte suyo me dió una respuesta dolorosa, difícil de asimilar hasta que después de su partida en la mañana, me aceleró el corazón y humedeció mis mejillas con lastimoso llanto. Tal vez, solo fuera inseguridad, pensé.
El sol pareció ocultarse tras una llamada, la burla a mis acciones tardías talló en una lápida el nombre de Dazai Osamu, y una carta me impidió seguirle.
...
El 2017 no fue un buen año, el comienzo de este no es tampoco digno de recordarse.
De hecho, aquí tienen un claro ejemplo de como no iniciar un nuevo año. Mis ganas de escribir están siendo opacadas por mi disgusto hacia cada cosa que escribo.
Por último, deseo que su inicio de año fuera excelente, igual que su 14 de febrero. Hey, que por lo menos si Atsushi no pudo ser feliz que ustedes si lo sean.
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Sen no Katachi 「Dazatsu」
Fanfiction«La forma del amor después de la tragedia» Pedazos extraviados.