Su futuro

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Angustioso ha sido el sentimiento que consigo tras ver una sonrisa trágica, abandonada a los rincones de su soledad poética, tan bella como repugnante. He de confundirlo con mi conocimiento de la verdad, y admitir que, de una u otra forma, el hombre y esa sonrisa arrastran crudas ilusiones, meros caprichos de almas desgraciadas.

Que mentira.

El gesto me ha quitado el sueño, la capacidad de razonar respecto a lo dicho en silencio y, en vez de ello, encuentro palpable el dulce timbre de un concepto distinto, uno que susurró en mi cabeza «calidez»; en mi pecho «felicidad».

¡¿Felicidad?!

¿Acaso he de dotar a la curvatura de unos labios resecos, tal emoción?

El aire salado aún transita por los recuerdos de una humanidad imaginaria, de la que me convencí, Dazai-san habría de ser participe como pocas veces en su vida. A tientas, continuo vagando por las imagenes borrosas del barco, intentando acariciar, de nuevo, un sentimiento tan horrendo, como aparenta: inexistente.

Supe desde entonces, tras el arribo del trasatlántico, que aquella expresión difícilmente habría de abandonarme; sin embargo, heme aquí, intentando deshacerme de ella, e incluso tiempo después, de rediseñarla a conveniencia emocional.

Así pues, lo horrendo en esa sonrisa no fue la carga culposa que llevaba consigo, aunque claramente le dí nombre: Oda Sakunosuke (producto solo del recuerdo de Dazai hablando de un muerto); sino el anhelo que surgió y aún me persigue.

Han de comprender, así como yo lo he hecho, que ese suceso solo sirvió de ancla para la siguiente afirmación:

No es el caso que Osamu Dazai pretendiera salvar a un pobre huérfano de sus propios monstruos. Pero necesitaba la pieza faltante a su fantasía; una en la que tal vez no se contemple vivo, a pesar de que el otro sujeto sí lo esté.

Ignoro cuántos hilos se han tejido en su cabeza desde su tragedia, reniego de los que se han formado en la mía desde esa sonrisa.


—Su mirada me lo dijo, el río y la aparición de un niño muerto de hambre eran algo que él ya había previsto.

¿Así que...—

—Nada... ¿quizá? Resta resignarme


¿Debería sorprenderme que el Demonio susurre sus verdades, o qué me las diga exclusivamente a mí? Pero, si incluso elijo no creerle, "Indigno de ser humano" y su portador son los que me insitan a derrumbarme.



El futuro (su futuro) requería los sucesos de esa— forma. El tuyo solo fue un escalón necesario.















...

Después de mucho me ánimo a escribir algo cortito, si les digo que esto me tomó dos semanas completarlo comprenderan la precaria situación en la que mis ideas se encuentran.

En fin





Aclaraciones complejas:

En realidad esto solo calificará como "datos necesarios"

1. El relato se sitúa después de lo acontecido en Dead Apple

2. Existe solo una persona a la que Dazai llama 'Demonio' por lo que si hacen memoria mucho de esto cobrará sentido.

3. Breve referencia al capitulo 51 del manga, por supuesto, con distinciones obvias.

Y por último, como dato curioso: las conclusiones de Atsushi no son suyas (aunque el cree que sí).

• Existe otra cosa curiosita dentro de este relato, espero que la encuentren, y por supuesto, que hayan disfrutado un poquito esta historia.

Sen no Katachi 「Dazatsu」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora