22 ♥

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*** POV ANNIE***

Trenton se iba a Italia y aunque no quería que se fuera tenía que hacerlo me hace tanto bien haber dejado las cosas en claro, no le amo, pero le quiero como a ninguna otra persona, se despidió prometiendo que me llamaría cuando llegue con su madre. Ahora solamente me encontraba sentada en la cama de la cual solo me produce molestias y quería pararme y por otro lado mi hijo ya hacia dormido en una cuna que dejaron a lado en mi habitación.

- ¿Se puede? – detrás de la puerta estaba Emily, tenía mucho sin ver a esa chica.

-Por supuesto – entro y cerro detrás de ella – Me alegra tanto verte aquí – se acercó hasta quedar a mi lado y me abrazo, un abrazo sincero.

-Mujer tonta, nos metiste un tremendo susto – reí por cómo me había llamado.

-Si bueno, lo siento – sonreí de lado y ambas miramos a mi bebe plenamente dormido – es tan hermoso aun no entiendo que sea mío –y es que jamás de cansaría de decir que es precioso y no por el hecho de que sea su madre si no porque es verdad.

-Pues eres una mamá muy afortunada todas en maternidad lo chuleaban – comento con una risita - ¿Cómo te sientes? – pregunto dejando un poco el juego para entrar en su papel profesional.

-Bien solo que quiero pararme de esta cama y quisiera darme un baño – comento arrugando la nariz ya que posiblemente me hayan estado baños de esponja, pero no es lo mismo a cuando una se asea personalmente.

-Te ayudare a llegar al baño y que te puedas duchar – en cuanto lo dije destape mi cuerpo quitando la sabana – tu madre, está afuera y tiene una mochila supongo que es ropa cuando entre le diré que pase y te deje la ropa dentro del baño – estaba muy aliviada de escuchar eso.

-Gracias, Emily – la verdad es que son horribles las batas de hospital, pero son las reglas.

Entre al baño y todo estaba como recordaba, todo muy blanco, abrí la regadera a una temperatura estable donde mi cuerpo fuera capaz de tolerar, fui hasta el espejo que había ahí adentro por cierto de cuerpo completo, pero al verme ahogué un sollozo, mi cara. Toda mi cara demasiado pálida y con enormes ojeras, aunque no puedo decir si estoy mejor o peor desde que desperté.

Con sumo cuidado me quité la bata y no daba crédito a lo que mis ojos veían, marcas de la navaja y leves tonos verdes en mi estómago, me di la vuelta y mi espalda ya no era más limpia y sin marcas, todo estaba mal, todo mi cuerpo lleno de cicatrices y ahí en simples puntadas y tratando de no ser visible junto a mi pecho se hallaba la huella de esa bala. De mis ojos caían lagrimas incontrolables, ¿Cómo sentirme bonita después de esto? ¿Cómo me vera el después de esto? Incluso mis venas se notaban, los huesos se estaban marcando, mi clavícula de la cual antes fue poco notoria ahora estaba muy visible, mi cuerpo estaba hecho un asco, esta no era yo y tenía miedo de eso.

-No te veas de esa manera, por favor – mi madre me veía detrás de mí, por el espejo.

- ¿Y cómo quieres que me vea? ¡Mírame! ¿Así es como quieres que me vea? Con cicatrices con golpes – mi voz era estrangulada por el nudo que estaba en mi garganta y el sin fin de lagrima que recorrían mi rostro.

-Con el tiempo se irán desapareciendo, no sabes cómo me duele que tengas todo eso – se intentaba acercar, pero me gire sobre mis talones.

La vi y también el miedo e impotencia, pero no quería que me tocara, no después de verme como estoy, no después de saber que mi cuerpo estaba marcado y manchado, así que mis pasos fueron en retroceso para que no me tocara.

-No me toques, no me veas, vete – me tape la desnudes de mi cuerpo con mis huesudas manos - ¡Vete, mamá! – grite tanto que una Emily preocupada entro en el baño.

Mi Perdición,Mi Salvación y Mi Locura (Trilogía Curvas Impredecibles #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora