Él evita mi mirada posando sus ojos en el libro. Sus palabras han calado hondo en mí, me arrepiento... me arrepiento de haber dicho aquello en la sala, no me gusta ver a Gaston así. Trato de formular alguna palabra para poder intentar arreglar la situación pero nada sale de mí. Soy partidaria de que debemos dar segundas oportunidades, ¿por qué no lo hago con Gaston? ¿Por qué me enrollo tanto la vida con este problema? Se supone que debe ser dejado atrás, como dice el dicho: el pasado, pisado.
—Discúlpame, no debí haber dicho eso en la sala... solo salió.
—Como la mierda no te disculpes—riñe él sorprendiéndome al decir aquel gran taco—. Pero creo que debemos arreglar todo esto, sé que no va a ser como antes, pero quiero volver a ser amigo de Hanna, de ma petite fleur.
—Te dije que...
—Que no te dijera así, ya lo sé—Gaston camina hacia la cama sentándose en la esquina inferior, mirándome—, me gusta decirte así y va a ser muy difícil dejar de hacerlo. Aunque no creo que la mala maña de llamarte así se vaya a ir.
—Me lo imaginaba.
—¿Puedo verlo?—extiende sus manos hacia mí pidiéndome el libro. Cierro la tapa y se lo entrego, empieza a darle una ojeada con una pequeña sonrisa en los labios—, Luces de Paris, el mejor libro que puede existir.
—Antes de que me prestaras el libro ya lo había leído en la web un par de veces, luego de que tuviera esa preciosidad en mis manos—digo señalando el libro—, no podía parar de releerlo. Siempre quise que me pasara algo así. Tener la historia de François y Marie.
—Aún eres joven, puede sucederte y estás en Paris, el escenario del libro. Perfecto.
—Te faltó la parte en donde aún no consigo a mi François.
—Eso también es fácil, considerando que François es uno de los nombres más comunes en este país—se hace el graciosillo. Tomándose la confianza, Gaston se recuesta en la cama posando su mano bajo su cabeza para sostenerse mientras platicamos—. Extrañaba esto.
—¿Qué cosa?—pregunto acomodándome en mi lugar.
—Estas pláticas contigo, así, comunes.
Nos sumergimos en un profundo silencio, pero afortunadamente es un silencio cómodo, nos sentimos ligeros ya que la tensión se ha ido volando. Observo a Gaston mientras pasa cada una de las páginas de Luces de Paris imaginándome que él es mi François Ardant. Parpadeo rápidamente dejando esos pensamientos atrás, primero no soy estadounidense para ser Marie Ryan y segundo, Gaston y yo no... es imposible.
—¿Pauline era tu Marie?
Mierda, mierda y más mierda. ¿Cómo se te ocurre decir aquella semejante pregunta, Hanna Pirce? La tensión que forma Gaston es tan visible que sé al instante que he metido la pata hasta el fondo.
—Alguna vez pensé que lo era, pero me di cuenta de que ella no tiene las cualidades para ser mi Marie Ryan—hace una pausa larga antes de preguntar—: ¿Mientras no estuve pululando a tu alrededor conociste a tu François Ardant?
Responde que sí, dile que sí, cuéntale que es él...
—No, pero aún tengo esperanzas de encontrarlo.
—Estás mintiendo, si lo encontraste—me dice con una mirada divertida. Al ver la confusión en mi rostro me aclara—. Aprendí una cosa muy importante sobre ti mientras estuve en Canadá... tienes un tic que es como tu detector de mentira. Es mejor que dejes de arrugar tu nariz cuando mientas, petite fleur.
Momento Haston <3
Quise actualizar el fin de semana pero como habrán leído en algunos comentarios, mis cordales (muelas del juicio) están saliendo y el dolor es atroz :c Tengo que sacármelas, ya les contaré cuando lo haga.
Mientras tanto les dejo este pequeño momento Haston, espero que lo disfruten :) Y también den sus opiniones, ya sean de odio, amor o triteza xD
Por otro lado he visto que muchas personas han agregado a sus listas de favoritos o han dedicado una lista especial en sus perfiles a mis bebés, muchas gracias por eso intocables :)
Este capítulo está dedicado a Rosita Pandicornio <3 Espero que te guste :)
Sin más que decir, nos estamos leyendo :)
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Entre campanas de boda| Los Intocables #8
Short StoryNo es necesario haber leído los libros anteriores para entender #ECDB, pero lo recomiendo para que disfrutes más de la lectura y conozcas a nuestros chicos. Tenía diez años cuando lo conocí, él era mucho mayor, en su corta estadía en mi casa pude ap...