¡No seré tu princesa! | Universo compartido #1|

capítulo 9 "Lo peor recién esta comenzando"

Maratón 3/3

Sólo pude cerrar mis ojos evitando mirar al hombre que tenía frente a mí, jamás creí volver a verlo, en serio creí que mi vida podría ser normal, que jamás tendría que volver a pensar en él o en mi país.

— Halia—dijo con voz firme en mi idioma materno, había cambiado demasiado desde la última vez que lo vi, pero claro, en ese momento solo tenía 5 años, su cabello rubio, poseía menos rulos que antes y ahora está algo mas corto,sus ojos azules ahora detonaban un aura fria y su cuerpo estaban mucho mas marcadas que de niños.— Luego de 11 años desaparecida he logrado dar contigo.—su mirada no decía nada, no expresaba emoción alguna, sólo pude hacerme la tonta y darme la vuelta para subir los escalones de mi casa.

—Creo que se está equivocando señor, mi nombre es Ally.—mentí esperando que no me hubiera reconocido y tratando de huir de allí, pero su brazo tomó mi muñeca reteniéndome.

—Sé que eres tú Halia,no puedes mentirme, reconocería esa marca donde fuera—tomo mi muñeca, dándome vuelta me observo, pero yo saque su mano de mi muñeca dándole un manotazo y me dispuse a entrar a mi hogar —Si das un sólo paso más Halia, juro que vendrás conmigo por las malas, ven aquí, ahora.—ordenó mirándome, yo sonríe con suficiencia.

—Nadie me da órdenes—lo mire sobre mi hombro—Ni siquiera tú.— y sin más que decir entre rápidamente cerrando la puerta atrás de mí, apoyándome en esta, me deslice hasta quedar sentada en el suelo.

— Ally vamos.—mi hermano apareció por el pasillo y tomándome del brazo me arrastro hasta mi cuarto—Tienes suerte de que nuestros padres no estén aquí, ahora me explicarás todo.— dijo haciendo énfasis en la última palabra y sentándose en la cama esperando mi respuesta.

Bufando, me senté en la silla giratoria de mi escritorio para estar frente a frente y por fin, decirle a alguien todo por lo que pase.

—¿Mamá y papá te contaron como me encontraron?—supuse que, sería lo mejor contarle todo a él.

— Si, ellos dijeron que saliste de un callejón donde había una balsa en el desagüe, supusieron que de ahí saliste—me miro con el señor fruncido—Pero ¿qué tiene que ver con el hecho de que un montón de personas con armaduras que dan miedo te busquen?.

—Bueno, te contare desde el principio —busque en mis cosas de la escuela un mapa del mundo entero y al ver mi continente, volví a mi asiento y señale a Wedelia—¿Sabes que es este lugar?—Le pregunte mirándolo a los ojos.

—Sí, son esas tierras a las que nadie ha podido entrar ni salir y que han sido nombradas patrimonio de la humanidad, pero ¿qué tiene que ver con qué esas personas te busquen?—pregunto confundido frunciendo el ceño.

Solté un suspiro, esto sería más difícil de lo que pensé

—Yo provengo de ahí— solté con los ojos cerrados.

—¿Qué dices? Ally, deja de hablar estupideces y dime la verdad o les diré a mamá y a papá lo que paso en la escuela—dijo molesto, cruzando sus brazos.

—Pero no te miento Charlie, mírame a los ojos y sabrás que digo la verdad —el clavo sus ojos azules en los míos y yo proseguí a relatarle—Mi nombre real es  Halia, Halia Menfis. Provengo de Bodemia un país bellísimo, del continente de Wedelia o como se lo llama aquí "el indomable". Mi familia biológica era noble, mi padre era un capitán de la armada que trabajaba en el castillo de nuestros Reyes, era íntimo amigo de la infancia del Rey, y por alguna razón, llegó a un acuerdo con él en el que establecía que yo y el príncipe debíamos casarnos cuando cumpliera 17 años. Mis padres murieron el mismo día en el que dejaron todo en claro respecto a "mi futura boda"— hice comillas con mis dedos y solté un suspiro triste al recordar su muerte— Ellos murieron en un accidente, yo quedé inconsciente durante unas semanas y al despertar, me dijeron que ahora me criaría en el castillo. Yo no tenía el deseo de quedarme allí y ser una reina ni nada, así que decidí huir. Con ayuda de un soldado subimos a un barco que se dirigía a las costas de Altrima, allí tomamos dos pequeñas balsas y navegamos mar abierto hasta llegar aquí, donde tus padres me encontrarán—tome una gran bocanada de aire cuando termine de relatar mi historia.