¡No seré tu princesa! | Universo compartido #1|

Capitulo 16 "La charla"

MARATÓN 3/3

Ahora me encontraba subiendo las escaleras junto a mi esposo, entramos al cuarto y rápidamente me quite los tacones y la corona, debían ser las 2 de la mañana, y me encontraba absolutamente exhausta. Cuando Abasi cerró la puerta, comencé a entender que me costaría mucho dormir en la misma habitación que él.

Se dio la vuelta y me miro serio— Ahora, tu y yo hablaremos— sentenció mirándome.

Llevé una mano a mi cabello mientras lo soltaba— Keelan, creo que estarás de acuerdo conmigo con que ha sido un día muy largo, creo que lo que sea que quieras hablar, puede esperar a mañana.— murmuré, no me sentía en condiciones de mantener una charla con mi "esposo".

–Lo que tengo que decir es de suma importancia y enserio necesito que me escuches– pude ver por el reflejo del espejo, como se sentaba en la cama y con sus manos despeinada su cabello, que hasta ese momento, se encontraba perfectamente peinado.

Suspiré derrotada, no sentía las fuerzas para llevarle la contraria, había sido un día muy pesado.

–Está bien, solo deja que me desmaquille. —no espere a que respondiera y caminé al baño, lave mi rostro y quite los residuos de maquillaje, una vez que mi cara se encontró limpia, volví a la habitación, arrastrando el vestido y me senté a su lado, a una buena distancia– Habla.

–Como sabrás, hemos estado en guerra durante casi 178 años– dijo mirándome, yo asentí– Bodemia tiene bajo su poder a Altrima y la mitad de Tempana–volví a asentir confundida ¿A dónde quería llegar?– Mi padre tiene esclavizados a todos los soldados , dejando a muchas familias sin padres, madres, hermanas o hermanos, hijas, hijos, primas, primos y muchas otras personas, tiene en los calabozos al rey, su esposo y sus hijos. Y tiene a la población aterrada por su siguiente movimiento....– lo interrumpí.

– Keelan, eso lo sé perfectamente, sé que tú y tu padre quieren conquistar todos los territorios, no importa cuántas gente muera y sea infeliz– lo mire mal– lo que están haciendo es una masacre, es totalmente injusto ¿A dónde quieres llegar con lo que me estás contando?.

Lanzó un suspiro y volvió a despeinar su cabello mirándome, por primera vez pude ver sentimientos en su rostro, estaba angustiado y preocupado, eso me sorprendió bastante.

– Necesito tu ayuda– dijo sin rodeos levantándose de la cama– ahora que eres mi esposa, necesitaré de ayuda ¿Sabes porque el rey te eligió como mi esposa?– yo negué, él se levantó y camino hasta un pequeño estante con libros, junto a la ventana, tomo uno de estos y volvió a acercarse, parándose justo frente a mí, lo abrió y me mostró una antigua leyenda de Artemisa y su amante– Mi padre tiene la loca idea de que tú, eres la hija de Artemisa y Hefesto.

Comencé a reírme, recordaba esa leyenda, tiene casi 300 años, es imposible que yo sea la hija de dos de las deidades poderosas.

–Si claro, y tú enserio eres Brad Pitt.– comenté con humor a lo que el blanqueo los ojos.

– Deja de compararme con ese sujeto, ni siquiera sé quién es. Y tienes razón de pensar que es demasiado estúpido que tú seas hija de dioses, es incluso absurdo que estos existan– lo mire asombrada, por lo que se, las personas de la realeza de Bodemia, son las que más creen en las deidades.

–¿Tu no crees en los dioses?– pregunte con el ceño fruncido, hasta yo que viví en un lugar donde la diversidad religiosa existía, y había aprendido sobre cada religión, seguía creyendo en estos.

El asintió como única respuesta– Perdí la fe en ellos cuando me di cuenta, que si nuestra "madre luna" a pesar de odiar las guerras, nunca "lo evitó"– dijo haciendo comillas– Comencé a comprender que si quería la salvación de mi pueblo, debía ser por mano propia Halia, debo salvar a mi pueblo y los demás de las garras de mi padre, él tiene planes atroces para gobernar, y sé que cree que soy su marioneta. Pero no lo soy– me miro a los ojos– necesito tu ayuda, él tiene una gran fe en los dioses, y él cree que teniéndote de nuestro lado, tiene la victoria asegurada, una victoria divina.– tomo una pequeña pausa.