Aire: la puerta

1.6K 114 4
                                    

No sé cuanto tiempo tardó en hacer efecto mi mirada de bambi o si acaso lo hizo. Solo sé que Mimi había hecho que olvidara mi propósito otra vez, porque esa era su especialidad: hacer que pensara que cuando me miraba lo único que existía en este mundo eran sus ojos.

Me eché hacia atrás el pelo con una mano disimulando y bajando mi mirada para poder centrarme en lo que estaba intentando hacer antes de quedarme embelesada.

Conseguí poner mis pensamientos en orden e intenté ir por otro camino que no me perjudicara.

-Mimi ¿sabes que me puedes contar lo que sea verdad? – le dije agarrando sus hombros a lo que ella asintió mirando mis manos.

-¿por qué actúas como si tuviera la lepra? ¿sabes que eso se erradicó hace mucho verdad?- bromeé porque estaba incómoda en serio y tampoco quería que lo pasara mal.

-Relájate- le dije mientras me ponía de puntillas y reducía el poco espacio que quedaba entre nosotras para envolver mis brazos alrededor de su cuello y darle un abrazo.

Al principio no correspondió, pero apreté un poco más mi agarre y fue incapaz de no actuar al respecto "al fin está funcionando" pensé. 

Y tanto que estaba funcionando. Agarró mi cabeza con una mano mientras con la otra sujetaba mi cintura pegándome a ella.

Estábamos tan cerca que podía sentir su corazón latiendo fuerte.

 ¿Estaba nerviosa? ¿O acaso era un reflejo de mis emociones y ella estaba tan normal?

Sinceramente no podía pensar correctamente porque el olor de Mimi estaba anulando mis sentidos.

Olía a coco mezclado con una esencia que no podía identificar pero que me hacía sentir en casa.

Estaba acostumbrándome ya a estar en sus brazos cuando se separó y me dedicó una sonrisa que nunca había visto en ella. Estaba empezando a estar un poco fuera de mi porque de repente había perdido el control de toda la situación.

-Gracias- me dijo mientras se acercaba y me daba un beso en la mejilla dejando el sitio quemando y haciendo que se instalara una extraña sensación en mi estómago.

-¿Por qué?- le susurré perdida porque no entendía nada.

-Por ser- me respondió.

Y así sin más es como pasaba de estar jugando, a sentirme en el borde de un precipicio. 

¿Qué acaba de pasar?

No había entendido nada, pero si algo sabía es que Mimi había cerrado una puerta y abierto otra y creo que era imposible volver hacia atrás porque la anterior la había tapiado. ¿Y yo? Yo ni siquiera sabía si tenía esa puerta.

-¿Vamos? Seguramente nuestros compañeros están esperando para leer el guión- me dijo amablemente Mimi.

Asentí porque en ese momento no me salía ni una palabra del cuerpo. Justo cuando íbamos a salir los javis vinieron a nuestro encuentro.

-Chicas ¿qué pasa? – dijo Javi alto agarrándome el brazo mientras el otro Javi abrazaba por la cintura a Mimi. Se notaba que ya habían trabajado juntos porque le había dado una mirada de entendimiento. Yo también quería saber que pasaba porque estaba muy perdida.

-Es que es la primera vez que hago algo así – dije insegura por decir algo y también porque era verdad.

- Yo ya sabéis que tenía un poco de problema con el personaje desde que me lo disteis pero estoy intentando afrontarlo- dijo Mimi mirando a Ambrossi con una mirada significativa.

- Bien, ya sabes nuestra filosofía además ¿no? – dijo el Javi más pequeño en altura a lo que Mimi asintió..

- Lo hacemos y ya vemos- dijeron a la vez los tres mirándose con una mezcla de orgullo e ilusión.

- Venga, vamos. Que vale que seáis lo más esperado de la obra pero vuestros compañeros os van a asesinar si seguís tardando más- dijo Javi alto.

Salieron ellos dos primeros y yo me disponía a hacer lo mismo cuando sentí que Mimi me rodeaba con el brazo y me instaba a seguir andando en esa postura.

En serio, estaba flipando.

O Mimi era una extremista o había pasado algo de lo que yo no me había enterado.

-Lo hacemos y ya vemos Ana Banana- me susurró al oído enviando un escalofrío por todo mi cuerpo.

Los cuatro elementos | WarmiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora