FUEGO: Casa (1)

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No sabía por dónde iba. Todo me daba vueltas.

Sé que era una calle y que lo poco que quedaba de mi consciencia me estaba llevando por el sitio correcto hacia donde quiera que me estuviera dirigiendo, pero no tenía ni idea de donde estaba.

Mi yo sobrio me decía a gritos que debería estar en alerta porque era de noche e iba caminando sola.

La pena es que el ruido que hacía ese grito a mis neuronas atontadas era insignificante.

Levanté la cabeza del suelo, lo que provocó que se me nublara más aún la vista y entonces vi una silueta varonil acercándose hacia mi. 

Intenté no entrar en pánico quizás su propósito esa noche no era yo y mi mente me estaba jugando una mala pasada.

 Pero no, conforme se iba acercando a la vez que mis pulsaciones se iban elevando como fruto del miedo, era más consciente de que lamentablemente estaba en lo cierto.

Estaba ya a tan solo diez metros de mi cuando sentí que alguien aferraba mi mano izquierda con fuerza. Desde que sentí su tacto esa persona me transmitió confianza y al voltear mi cabeza entendí por qué. 

Ella me hacía sentir como en casa aunque estuviéramos a kilómetros  de allí.

Ese mismo día, horas antes...

Era la fiesta de despedida de Agoney.

No había invitado a mucha gente a parte de a dos de sus compañeros de clase y Anna. La maldita Anna que nada más llegar ya me estaba poniendo de los nervios.

No es que sintiera celos, o al menos yo no lo identificaba así, pero cuando estaba ella me sentía anulada por completo.

Y encima se llamaba igual que yo. Y, por si no fuera poco, se había ganado un sitio de nuevo en las piernas de Mimi.

Supongo que haber tenido un día de mierda tampoco ayudaba mucho.

Estaba intentando sacar algo positivo, pero es que sinceramente, no lo había.

Ya desde que me levanté tuve un presagio porque alcé la persiana y estaba lloviendo.

La continuación del día no había sido nada mejor porque en el colegio todo había sido un caos.

En días como hoy me preguntaba qué hacía allí, asaltaban con aún más fuerzas mis dudas de seguir haciendo aquello que parecía más la respuesta a un sueño frustrado que lo que había deseado toda mi vida.

Salí del repaso mental que le estaba dando a mi maravillosa vida e intenté seguir el hilo de la conversación.

-No sé por qué me llamas aburrida cuando tú no has propuesto todavía ningún juego a parte del yo nunca - dijo Mimi mirando molesta a Agoney.

Me había dado cuenta de que se irritaba muy rápido cuando le hacían de rabiar. Me lo apuntaría para un futuro.

-Amiga estaba esperando mi momento- le contestó Ricky con suficiencia-  ¿ por qué no jugamos a la moneda? - dijo levantando  una ceja de forma sugerente.

Viniendo de Ricky el juego tendría de santo lo que mis sueños con Mimi, osea entre poco y nada.

-Yo no sé como se juega- dije llamando la atención de todos los presentes.

-Vaya, Anita, que estás aquí. Hola- dijo con ironía Anna saludándome con la mano derecha y haciendo que me empezase a hervir la sangre.

- Hasta donde yo sé, vivo aquí- le contesté  con una sonrisa falsa a la que parece que ni se inmutó - y no me vuelvas a llamar Anita- le avisé.

Los cuatro elementos | WarmiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora