Aire: altibajos

1.7K 128 9
                                    


Roi se había marchado poco después de contarme la historia. Intentó sacarme tema de conversación pero al ver que yo no estaba muy por la labor, desistió y se fue poniendo la excusa de que tenía que preparar unos exámenes para el día siguiente.

El resto de la tarde la pasé ordenando la habitación y adelantando trabajo con el colegio ya que ahora tendría menos tiempo con la preparación del musical.

En realidad me daba pena no haber compartido con Roi la ilusión que me había hecho recibir el papel. Había sido un día tan raro... y de repente me sentía tan sola. Supongo que es lo que pasa en los días que hay grandes emociones involucradas, cuando todo vuelve a niveles normales, parece insuficiente.

Salí de la habitación a ver si por casualidad estaba algunos de los chicos y al menos me distraían un poco. Ni rastro. Es como si se hubieran puesto de acuerdo para marcharse de casa cuando más compañía necesitaba.

Ya de vuelta a mi habitación derrotada escuché que alguien llamaba a Ricky.

El corazón se me puso en la boca porque acababa de comprobar que no había nadie en casa, hasta que escuché como lo llamaban otra vez y reconocí la voz de Mimi.

¿Qué querría? ¿Y por qué no salía de la habitación para llamarle?

Me acerqué a su puerta otra vez a intentar escuchar algo y lo llamó otra vez en voz baja.

Esta vez abrí la puerta.

-¿Cómo pretendes que te escuche si casi que estás susurran- me detuve en medio de la pregunta cuando vi a Mimi.

- ¿Qué te pasa? – pregunté preocupada y acercándome al ver que estaba en la cama tapada completamente y con mala cara.

-Ana- me dijo apenas en un susurro y con los ojos cerrados mientras me sentaba en el lado izquierdo de la cama.

-Eh, pero, ¿qué te ha pasado? ¿tienes fiebre? – le pregunté al tiempo que acercaba mi mano a su frente y lo confirmaba con hechos. Estaba ardiendo.

Parece que el contacto con mi mano fría le hizo reaccionar porque abrió los ojos.

-Ya esta mañana cuando me levanté no me sentía muy bien pero no le di importancia porque normalmente cuando voy al primer ensayo de las obras estoy muy nerviosa. Pero cuando volví me empecé a sentir cada vez peor y...hasta ahora – me dijo con un hilo de voz.

- ¿por qué no has avisado antes? – hice una pregunta que era obvia, pero es que me resultaba muy extraño no haberla escuchado pedir ayuda si había estado toda la tarde aburrida intentando rellenar mis huecos libres.

-Sí que llamé a Ricky y Agoney– dijo sin importancia.

Y ahí lo comprendí. No era a mi quién quería allí con ella. Por eso no me había llamado.

Ella sabía perfectamente que estaba en casa porque me habría escuchado entrando y saliendo de la habitación, pero me odiaba tanto que ni si quiera me quería como última opción a quién pedirle ayuda. Eso dolía.

-Ah vale – contesté intentando que no se notara el dolor que me había causado esta simple tontería- voy a llamar a Ricky o Agoney.

Me levanté de la cama porque sentía como que no tenía derecho a estar allí. Saqué el teléfono del bolsillo trasero de mi pantalón y me puse a buscar el número de Agoney. Era más probable que él me respondiera, Ricky era un cabeza loca.

- ¿No están en casa?- escuché a Mimi preguntar mientras llamaba a Agoney a lo que le respondí negando con la cabeza. Tendría que probar con Ricky.

-No- escuché mientras estaba en el proceso.

- ¿No qué? - no sé porqué pero le hablaba bajito. Supongo que era por la ternura que me provoca el estado en el que estaba.

- Que no le llames. Además de que seguro que no te le coge, no quiero molestar- dijo y se dio media vuelta mirando a la pared.

Yo lo tomé como una sutil señal para marcharme de allí ya.

Abrí la puerta y estaba ya a decidida a marcharme cuando

Mimi me llamó.

-Ana...eh... ¿puedes quedarte conmigo, por favor? – me dijo con inseguridad y aún mirando a la pared.

Os juro que no he cerrado tan rápido una puerta en mi vida. Recorrí de nuevo los pasos hacia su cama y me senté.

En realidad no sé por qué me quería allí.

Era la primera vez que curaba de un enfermo y no tenía ni idea de cómo hacerlo así que intenté hacer memoria y pensar qué hacía mi madre cuando yo estaba mala.

-Me siento fatal...-rompió el hilo de mi búsqueda de cuidados de madre. Se estaba dando la vuelta hacia mi a duras penas.

-Creo que lo primero que debemos hacer es cambiarte esa ropa que está empapada- dije lo primero que se me vino a la cabeza.

-Qué pena que sea por las razones equivocadas. - dijo provocando el primer sonrojo de la noche.

Los cuatro elementos | WarmiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora