CAPÍTULO OCHO

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AVALON

Nos dimos un baño en una laguna repleta de un fondo de amapolas y honestamente no sé si eso tendrá algún efecto en nosotros, espero y no, porque la amapola suele hacer efecto según el estado de ánimo, ella se encarga de estimular y repotenciar esas sensaciones y justo ahora que las cosas son... Extrañas, no sé cómo podría ponernos.

Siento calor, pero más que un calor externo, es como si sintiera poco a poco un fuego propagarse por mi sistema y mi piel se siente muy sensible, sin embargo intento de ignorarlo mientras me propongo hacerle mis preguntas a Jaden, excepto que su cuerpo me distrae. No puedo dejar de verlo.

—No me respondiste en el lago si estudias o estudiaste alguna profesión. —Retomo la pregunta mientras exprimo mi cabello intentando que deje de gotear.

—Soy médico. Bueno, al menos lo seré si regreso a mi tiempo, aún me quedan dos años de residente.

—Eso es increíble, ayudarás a salvar vidas. Admirable —Estiro mis manos para tomar las suyas—. Éstas serán las manos que salvarán muchas vidas.

—Ese sería mi sueño, siento que he nacido para la medicina. —Se encoge de hombros y me observa—. ¿Tienes frío?
La verdad es que siento de todo menos frío, sin embargo, estoy curiosa y esta podría ser la única experiencia que tenga en mi vida, y en cualquier momento él volverá a su época.

—Sí —Yo no suelo mentir, así que ni siquiera sé si es creíble—. Tengo frío.
—¿Prefieres el calor humano o el de una manta? —me sonríe abriendo sus brazos en una clara invitación.

—La manta estaría mejor, pero está lejos... Tomaré la oferta de calor humano. —Me acerco hasta estar frente a él.

Jaden separa sus piernas haciéndome espacio, por lo que me giro y recuesto mi espalda de su pecho. El contacto de su piel con la mía me hace estremecer y hay un rastro de la necesidad de rozarme contra él. Es difícil de suprimir.

—¿Tú tienes frío? —Tomo sus manos y en un juego comienzo a hacerlas invisibles.

—Estoy bien. Eso es... No me acostumbro —dice cuando ve nuestras manos desaparecer—. ¿Cómo es que la primera vez que te vi, podía verte por completo? Es decir, tratabas de ser invisible, ¿verdad? Y ahora, en cambio, sí percibo cómo tú haces mi mano invisible.

Él tiene razón, pierdo mi concentración y nuestras manos son visibles de nuevo. No había tomado en cuenta ese detalle. Me vio cuando me hice invisible al conocernos, pero luego en mi habitación su mano se hizo invisible cuando lo toqué y me lo propuse.

—No lo sé, no lo había pensado. Quizá, solo funciona cuando tenemos contacto. —De manera instintiva dejo caer todo mi cuerpo contra él en busca de comodidad— ¿Ya no crees que estás soñando?

—No sé lo que creo, tan solo sé lo que quiero.

—¿Puedo preguntar qué quieres?

—Seguir conociendo más de ti y de este extraño lugar. Si ahora mismo me despertase en mi cama, creo que me volvería loco. Está siento todo tan real, que seguramente trataría de dormirme de nuevo. —Ríe mientras aparta todo mi cabello hacia un lado, siento su respiración contra mi cuello y oreja, los vellos de mi cuerpo se erizan—. ¿Y tú? ¿Qué quieres tú? —susurra.

—Quiero más libertad y... No me gustaría que te despertaras ahora mismo si estuvieses durmiendo. —De nuevo hago nuestras manos invisibles, pero me cuesta concentrarme con toda su cercanía y todo lo que estoy sintiendo. El calor no disminuye, solo aumenta—. ¿Imaginas que hiciera cierta parte de tu cuerpo invisible y te asustara haciendote creer que lo perdiste? Sería divertido, se lo haría a Kallum, pero eso sería horrible teniendo en cuenta que es mi hermano.

BabyloniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora