CAPÍTULO NUEVE

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CAPÍTULO NUEVE

JADEN

Me estiro sobre la cama para descontracturar los músculos, dándome cuenta de que estoy casi al borde de ella, a punto de caerme. Sigo aquí. Sigo en Babylonia, así que eso solo confirma la teoría de que esto no es un sueño, realmente he viajado al futuro. Me mata la curiosidad de saber cómo he llegado hasta aquí. ¿Por qué me han traído? ¿Quién ha sido? Creo que Avalon y Kallum tienen la teoría de que soy alguna especie de híbrido, que mis padres eran de distinta raza. ¿De verdad? ¿Mis padres tenían habilidades como Avalon? Si eso es así, debieron de hacer algo para que yo no lo descubriera. Todo parece una locura, sin embargo, al parecer soy inmune al fuego y a la invisibilidad de los Viajeros, así que quizá sea algo entremedias. ¿Podré teletransportarme también?

Cierro los ojos con fuerza y pienso en la cocina de la casa en la que me encuentro, la de Star. Hago mucha fuerza, incluso me tiemblan los puños y los brazos, pero sigo tumbado sobre el colchón cuando abro los ojos de nuevo. Quizá solo sea cuestión de práctica.

—¿Avalon? —La llamo desde la puerta del baño.

No obtengo respuesta, así que entro. Está vacío, por lo que aprovecho para lavarme la cara y los dientes, con un cepillo que está envuelto en un plástico. Al parecer, Star ha pensado en todo. Junto al mío veo uno usado, imagino que Avalon es de las que madruga.

Joder, ¿habrá pasado el efecto de las amapolas ya? De no ser así, tiene que sentirse muy extraña y asustada. Pero si sí ha pasado, lo que debe sentir es una vergüenza tremenda por cómo se comportó anoche. Dios, hubo un momento en el que pensé que no podría controlarme más. Creo que nunca me lo han puesto tan en bandeja, y he hecho un esfuerzo tan sobrehumano por no perder la cabeza.

Me pongo los pantalones vaqueros que Star ha dejado para mí, volviendo a sentirme un poco más yo mismo. A continuación me calzo y termino de vestirme con una camiseta verde. Abro la puerta del dormitorio y bostezo mientras atravieso el salón hacia la cocina. Una voz que no reconozco me pone alerta, y aún más cuando está conversando con Avalon.

—Siento que eres más perfecta que una amapola —le dice un chico vestido de forma desenfadada y con un mechón verde en su pelo.

¿Y éste quién es? ¿Y a qué ha venido eso? No debería, no hay motivo alguno, pero irremediablemente siento celos ante la escena que tengo delante.

—Oh, así que tenemos otro invitado —El desconocido habla y Avalon se gira un poco más, dejando a la vista que tiene la mano de ella entre las suyas—. Acércate, no muerdo y si lo hiciera, sería a ésta preciosa mujer que deja opacado al resto.

—¿Quien eres? —pregunto sin más, quizá en un tono más brusco del que debería.

Ella evita mi mirada, un leve rubor rosado se forma en sus mejillas, dejándome ver que estaba en lo cierto ante su vergüenza por lo de anoche. Al parecer, el efecto ya ha pasado.

—Soy Malcom, Elemental tierra, y es un gusto conocerte. —Suelta la mano de Avalon para estrechar la mía. Acepto el gesto por pura educación.

—Buenos días, Jaden. Aquí hay comida, has de estar hambriento —anuncia ella sin mirarme directamente, antes de volver su atención al tal Malom—. Siempre he visto al elemento fuego, pero los otros no de tan cerca. ¿Puedes mostrarme algo?

—Por supuesto, todo para la dama que tiene mi corazón. —Ambos observamos cómo coloca la palma de su mano hacia arriba y la mira, haciendo que una amapola brote de ella frente a nuestros ojos.

—Es increíble, de alguna manera das vida. —Sonríe ella fascinada, a la vez que estira la mano para acariciar los pétalos—. Seguramente haces más que eso.

BabyloniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora