Capítulo 28 | El Cumpleaños de Larissa

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Julia se levantó temprano. Después de su encuentro con Lena en el baño, se había quedado dormida como un bebe. Como hacía mucho tiempo que no dormía.

La brisa del lago, cercano a la finca, siempre le producía un efecto relajante, aunque

la noche anterior, la presencia de Lena al otro lado de la puerta de comunicación de las dos habitaciones, había anulado su efecto.

Pero después, apenas apoyó la

cabeza contra la almohada cayó en un sueño profundo y esa mañana presentaba un

aspecto fresco y descansado.

Se vistió con unos jeans muy usados y una camiseta y bajó a la cocina.

Esta estaba oscura y silenciosa, pero apenas empezó a preparar una cafetera, su madre apareció en ella, sigilosa.

—Buenos días, mamá. ¿Café?

—Lamento si te he despertado.

—No lo has hecho. Llevaba ya un buen rato dando vueltas en la cama, esperando escuchar algún ruido.

—¿Tostadas?

—Tan temprano, no.

Ambas se sentaron a tomar una taza de café, solo, sin leche ni azúcar.

—¿Puedo hacerte una pregunta, Julia?

—¿Sobre Lenka?

—Sí.

—Bueno, no sé si podré responderla, pero pregunta.

—¿Es realmente solo tu socia?

—No tenemos una relación, si es lo que estás preguntando.

—Pero puede haberla en el futuro.

—Por mi parte, sí. Estoy enamorada, muy enamorada. De lo que siente ella no estoy segura.

—Yo no tengo dudas de que siente algo por ti. La forma en que te mira y cómo habla de ti... Algo hay.

—Sí, es posible que haya algo, pero no sé qué es. No voy a mentirte, hemos tenido algunos... encuentros, pero rápidamente se echa atrás. Podría decirse que somos «socias con derecho a roce» de vez en cuando. Muy de vez en cuando.

—Bueno, estoy segura de que sabrás cómo solucionar eso.

—Estoy en ello, mamá.

—Me gusta, por si te interesa saberlo. Y a tu padre también.

—Lo sé; en caso contrario no la hubiera traído, a pesar de tu invitación.

—Pronto empezarán a llegar el resto de invitados.

—Y esta casa se llenará de gente una vez más.

—Espero que hayas contratado suficiente personal.

—No te preocupes por eso; tu padre se ha encargado de todo, de modo que habrá un ejército de camareros, ayudantes de cocina para servir el catering y después, una cuadrilla de limpieza para dejarlo todo como estaba. Lo único que no ha conseguido es que deje de preparar las tartas, de modo que en cuanto terminen con los desayunos, me pondré a ello.

Katya apareció en la cocina, acompañada de Marina.

—Buenos días.

—Qué madrugadoras.

—Esta señorita ha estado muy nerviosa y emocionada toda la noche con el tema de la

fiesta. He preferido levantarla y que deje dormir a su padre.

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