Capítulo 27 | La Familia de Julia

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El viernes a mediodía, Julia y Lena abandonaron la editorial para emprender su camino a Ekaterimburgo. Las nuevas oficinas, instaladas en un piso, tenían un baño completo en el que se dieron una ducha rápida y se cambiaron de ropa...

Tomaron la pequeña maleta que habían llevado ya aquella mañana y se despidieron de Sasha, Olga y nastya hasta el lunes.

Desde el primer momento en que Lena se sentó al lado de Julia en su reluciente Camaro para emprender el viaje, supo que aquello no era una buena idea.

La sensación de intimidad que había experimentado el día que pasaron juntas recorriendo la campiña, se había multiplicado por mil.

La idea de conocer a los padres de Julia, a esa madre que la había invitado a su fiesta sin ser miembro de la familia, le producía un extraño desasosiego.

Por un momento pensó que si se dirigiese a aquella casa en calidad de novia de Julia no se sentiría más nerviosa. Se consideraba una mujer segura de sí misma desde hacía muchos años, pero en esos momentos se sentía como una niña que espera la aprobación de alguien.

Julia la observaba por el rabillo del ojo mientras conducía, sonriendo al recordar la breve conversación que había mantenido con su madre la noche anterior para convencerla de que no les pusiera en la misma habitación.

Ella pensaba que ya había una relación entre ellas, aunque aparentaban lo contrario y tuvo que hablar mucho para disuadirla.

Nada le hubiera gustado más que tener a Lena para élla durante dos noches, pero debía ser cauta. Tenía que conquistarla poco a poco, aunque a decir verdad no sabía cómo iba a hacerlo.

Estaba seguro de que a la menor provocación por su parte acabarían de nuevo enredadas en un acoston apasionado, pero no se conformaría con eso.

Quería algo más, mucho más en realidad y Lena aún no estaba preparada para ello. Había decidido que de momento se conformaría con el rapidin, si surgía.... La sola idea lo puso nervioso y trató de calmarse.

Pero en vez de bajar la erección que estaba empezando a sentir, se sorprendió deseando que ella se percatara de su estado y en un arranque de travesura se la chupara mientras conducía.

Lo que no contribuyó a calmarle en absoluto.... Pero Lena permanecía con la vista fija en la carretera, y las manos algo recargadas sobre el regazo.....

Los leggins negros que llevaba puestos se adaptaban a sus piernas realzando cada línea de ellas, y la camiseta larga blanca y gris se le enrollaba a la altura de la ingle marcando la ligera curva de su sexo.

«Mierda, Julia, mira la carretera o vas a acabar en la cuneta»,

—¿De qué color es tu vestido? —preguntó para distraer sus pensamientos.

—Verde. ¿Por qué lo preguntas? ¿Tiene tu familia alguna fobia a determinados colores?

—No, mujer, simple curiosidad.

—Pues es verde oscuro, ni muy recatado ni muy provocativo. Nastya le ha dado el visto bueno, y ella entiende de lo que es apropiado para una velada familiar. No te preocupes, tu tío no tendrá motivos para fijarse en mi escote. Puedo usar perfectamente debajo el sujetador que me ponía con el traje negro.

Julia estuvo a punto de dar un frenon.

—¡No serás capaz! Pensaba que lo habías roto.

—Tengo más de uno.

—Creo que voy a tener una seria conversación con Nastya y la sobornaré para que los elimine todos.

—¿Qué tienes en contra de mis sport bra? Pero si tu los usas Volkova!!

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