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"Aquí el pájaro no canta.
Aquí el pasto no crece.
Aquí las campanas no suenan.
Aquí las chicas buenas mueren."

-"A Dustland Farytale",
The Killers.

Llegaron a un bar, uno de mala muerte. Todos dentro estaban ebrios hasta casi desfallecer, sólo pudo ver a unas tres mujeres en el lugar y eso le daba mala espina.
Mike la sostenía de la mano mientras se adentraban al lugar, luego, de repente se volteó y la miró con una pequeña sonrisa.

-Bueno, hasta aquí llego yo- le dijo-Quédate aquí y espera a que venga tu próximo guía-lanzó una risita que no se le hizo nada divertida a Kay- Uhm, como sea. Te diría que no aceptes nada de extraños pero creo que ya aprendiste esa lección- rió otra vez y Kaydence rodó los ojos.

-¿Y qué debo hacer hasta que venga....espera, quién vendrá por mi?

Él se encogió de hombros
-Tranquila, sabrás que es de confianza cuando lo veas y, ¿Kaydence? Por favor, no nos juzgues antes de tiempo.

Sin decir mas se dio la vuelta y se perdió entre la multitud de borrachos.

Kaydence sentía la tensión sobre sus hombros, sentía el cómo el olor a cigarrillos y marihuana se adherían a su cabello, sentía, de repente, una mano posarse en su hombro izquierdo.
Se volteó asustada, dando un paso atrás que la hizo tambalearse.
Matt se reía divertido por su reacción.

Ella frunció el ceño ¿Ese era su nombre? ¿Matt?
Kaydence recordaba su rostro, estaba segura que era uno de los "muchachos" de Dean.

-Matthew Tyler Musto, a tu servicio dulzura- el muchacho extendió su mano y ella la suya para poder estrechar sus manos.
Luego de su pequeña presentación ella lo seguía mirando con recelo, el hizo una mueca divertida y luego rodó los ojos.

-Andando.-le dijo. Se dirigió a lo que Kay reconoció como la parte trasera del lugar, llegaron hasta una pequeña puerta que los llevaba a un largo y estrecho pasillo.
El lugar olía terrible y había humedad por todos lados, Kaydence se odió por hacerle eso a su cabello.
Sin embargo, seguía tras de aquel muchacho de cabello corto tintado de rosa y complexión delgada.

-Muy bien dulzura, se me ordenó mostrarte una parte para nada linda del uhm negocio.-se detuvo frente a una puerta al final del pasillo, tomó la perilla y la miró-Tal vez tenga que advertirte que lo que verás aquí no te gustará- su voz era suave, y eso hacía que a Kay le dieran escalofríos- Pero dulce, esto es lo que somos, lo que Dean fue. Y me importa una mierda si te asustas, puedes salir corriendo cuando lo desees.

Abrió la puerta, Kaydence lo siguió pisándole los talones. Le demostraría que ella no tenía miedo.

Pero entonces justo ahí, en esa habitación casi a oscuras, llena de moho y humedad. Había un hombre, sentado en una silla atado de pies y manos, tenía una bolsa negra cubriendo su cabeza, parecía estar consciente porqué balbuceaba incoherencias.

Matt la miró a los ojos, sacó su arma.
Le dijo "Este maldito nos debe mucho dinero, el abusó de su sobrina. Él fue advertido." Y le disparó.
Kay saltó en su lugar. Cerró los ojos con fuerza, todo su cuerpo temblaba, luego los abrió y allí seguía Matt, observándola.
Le sonrió con tristeza y justo antes de que la puerta volviera a abrirse para que Will se la llevara de ahí, el chico de cabello rosa le susurró al oído "Toma tus decisiones, asegúrate que sean las correctas. No nos juzgues pequeña Kay".

Luego Will la tomó del brazo, Kaydence sentía que no podía respirar ¿Cuanto podrían cambiar las cosas en tan sólo un par de horas?
Pasó del Aeropuerto a ese pasillo apestoso.

Todo parecía pasar en cámara lenta. Y, de todos modos, ya no podía parar.
De todos modos, llegaría hasta el final.

-Uh, lamento eso- le dijo Will, eloseguía pareciéndose a Pharrel Williams, y ahora se encontraban en su auto-Muy bien, esta será la ante ultima parte del recorrido.-abrió la guantera y sacó un arma- No le digas a Dean, pero creo que deberías llevarla contigo de ahora en adelante ¿De acuerdo?

Ella sólo lo observó, ¿Era normal no sentir miedo en momentos como esos?
Kay tomó el arma, la escondió dentro de su enorme sudadera.

-¿A dónde iremos?-se atrevió a preguntar, su voz sonaba un poco menos plástica.

-Ya lo verás- la miró de reojo- Tenemos que recoger a alguien.

Pero claro que con "recoger " a alguien en realidad se refería a "secuestrar a alguien".
Un pobre muchacho que caminaba por la solitaria acera fué a parar directo al asiento trasero, con una cinta en la boca y un golpe en la cabeza.
Kaydence mantenía su capucha puesta.

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-Debemos llamar a su padre ahora.-Opinó William.

-No, primero debemos hacer que él maldito coopere.- habló Mat

-Ese cerdo infeliz no dará un centavo por su hijo, olvídenlo.-escupió Mike refiriéndose al padre del chico.

Los tres se encontraban del otro lado de la puerta, en cambio Kay, a ella la habían dejado nuevamente en ese cuarto horrible, vigilando al pobre chico que ahora ocupaba el lugar de un hombre que tomó malas decisiones, y ahora estaba muerto.

Le dijeron "Espera aquí, alguien que conoces te mostrará el gran final".
La puerta se abrió, pensó que era uno de aquellos tres pero no, era Dean.
El aire de repente, se sintió más espeso al intentar respirar, sus ojos castaños, oh esos ojos castaños tan intensos ahora parecían arder.
Un aura extraña y oscura lo rodeaba, ahora él no lucía como un chico malo.
Ahora él realmente era un chico malo.
Ahora él, se sentía como uno. El más malo de todos, y estaba justo frente a ella.

James DeanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora