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"Estábamos en llamas.
Acuchillé tus neumáticos.
Es como si hubiésemos ardido tan vivamente, que nos consumimos.
Te hice perseguirme.
No fui muy amable.
Mi amor, mi droga,
estamos jodidos."

-"Beautiful Trauma", P!nk.

El sol se filtraba por las cortinas de la ventana, por alguna razón él sintió que si ella estuviera ahí se levantaría a cerrarlas bien, y estaba intentando dormir un poco más pero los recuerdos comenzaban a darle jaqueca.

Se sentó en la cama y se preparó un porro, como todas las mañanas.
Mientras fumaba, la imagen de la perfecta y delgada figura de una (no tan) bronceada chica de ojos verdes, preparando café con tan sólo su ropa interior puesta le sacó una sonrisa.
Y, ya eran las tres de la tarde por lo que se suponía que debería estar haciendo algo productivo, pero él sólo prefería fumar hierba en silencio y recordar.
Sólo, en su aquel cuarto medio vacío, medio a oscuras, medio habitado.
Porqué él no estaba ahí del todo.

Su teléfono sonó y lo contestó luego de un rato.

-¿Qué?-preguntó con voz ronca. Era Marty, le avisó sobre la fiesta que harían en su honor por el fin de su exitosa gira y su muy bien recibido álbum.

Por supuesto que iría, no podía faltar. El "Joven Gerald" debía festejar y dejar que lo festejen, el odiaba su segundo nombre, sin embargo.
Y eso a nadie le importaba, sin embargo.
0-0

Ella mecía sus caderas al ritmo de la música, meneaba su cabeza de un lado a otro con lentitud, manteniendo los ojos cerrados y una sonrisa sexy en sus labios, movía su cintura con sensualidad.
Ella estaba entre toda esa gente bailando sola, acariciando su propio torso con sus delicadas manos.
Todas a su alrededor la miraban con envidia y todos los otros con deseo.
Él no podía ser la excepción.

El no necesitaba que ella se lo dijera, era obvio que había olvidado el momento tan mágico que habían pasado esa mañana, era obvio que no recordaba cuando después de desayunar ella le dijo "Lo siento mi lindo Dean, tengo que ir a prepararme para una sesión de fotos esta tarde, estuviste genial".
Y eso fue todo. Él debería estar agradecido, ella se quedó a desayunar, las chicas como Kaydence no se quedaban después del sexo, el usualmente despertaba sólo después del sexo.

-Oye, ¿Estás solo cariño?-le preguntó una sensual morena, ella tenía dos copas con algún trago, le extendió una.

El volvió su vista al frente. Ella ya no se encontraba allí.

-No tienes idea- murmuró. Ella rió falsamente y se acercó un poco más.

-Y dime ¿Quieres dejar de estarlo por unas horas?-
Dean suspiró, estaba comenzando a sentirse un poco más vacío cada día, pero supuso que así estaba bien.

-De acuerdo.- le contestó.

Luego de coger con esa chica cuyo nombre en realidad no recordaba, su amigo Marty fué a buscarlo.

Él encontró a Kydence junto a grupo de chicos totalmente ebrios y drogados que intentaban hacerla aspirar algo de cocaina.
Pero él sólo no pudo soportar ver eso, así que sólo la tomó del brazo y la arrastró hasta su auto.

Ella protestaba pero estaba demasiado ebria como para resistirse en realidad.

En cuanto llegaron al departamento de la castaña ya casi eran las cuatro de la madrugada, Dean sólo se arrojó al sofá y comenzó a beber algún tipo licor.
Ella apareció de pronto, vestida con un enorme suéter lila y su ropa interior debajo.

-¿Y ahora qué?- le preguntó arrojándose sobre sus piernas. Él se quedó mirándola, se preguntó porqué últimamente se veía más delgada de lo que recordaba, porqué sus ojeras eran tan pronunciadas y porqué el color de sus ojos lo volvían loco.

Le ofreció la botella pero ella se negó.

-De acuerdo, necesitamos animarnos un poco- el sacó de su bolsillo algo de droga, desparramó un poco en la mesita ratona y con una tarjeta de crédito separó algunas líneas.-¿Iré yo primero, de acuerdo?-ella frunció el ceño pero luego asintió- Te detendrás cuando lo diga- ella volvió a asentir.

Luego de unas cuántas líneas el lugar se llenó de color a los ojos de ambos amantes, ella puso algo de música y se puso a bailar sobre el sofá, el la admiraba desde el suelo y mientras llevaba la botella a sus labios una y otra vez.

Esa noche tuvieron sexo, luego de eso él despertó y la culpa comenzó a provocarle náuseas, aunque tal vez sólo fué el alcohol en sus venas.
Tal vez, no fue hipócrita sacarla de esa fiesta para traerla a su casa y hacerla hacer lo mismo que hubiera hecho en aquel estúpido lugar.

Oh claro que lo fue.

Un suave carraspeo lo sobresaltó y fue cuando notó que estaba arrodillado frente al inodoro.
Ella tiró de la cadena. Cerró la puerta y se deslizó por esta, quedando justo frente a él. Un silencio extraño los envolvió.

-Escucha uh, creo que - el se rascó la cabeza- Tal vez debería llamar a Marty y uh, debería irme. Si.

Ella tenía los brazos cruzados y una mirada perdida, sin embargo con lentitud se puso de pie y le dió lugar para que el pueda salir.

-De acuerdo- murmuró apenas. El pasó por su lado, se detuvo unos segundos en la puerta, negó con la cabeza y se marchó.

Ella volvió a deslizarse hasta llegar al suelo, una sonrisa triste surcó su rostro.

-Estas cosas pasan- dijo recordando el nombre del álbum de cierto castaño.- Estas cosas pasan.

James DeanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora