Never enough [30 días de OTP]

Día cero.

N/A: Aquí Yuuri y Yuri tan sólo se llevan dos años de diferencia.

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Día cero: Cumpleaños.

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Yuuri despertó quince minutos antes de que su pareja lo hiciera, sonrió para sí mismo y con suma calma retiro algunos de los cabellos dorados que ocultaban los ojos del cumpleañero. El mayor hubiese seguido admirando al contrario de no ser por el pequeño sonido de su celular que la indicaba una llamada.

Sin esperar más tomó el celular, la pantalla iluminada le daba la imagen de Otabek.

— Hola Beka, buenos días —

— Buenos días Yuuri, ya tenemos la mayoría de las cosas tan solo falta que tu distraigas a Yura para comenzar —

— Eso no será problema, la distracción ya está lista, entonces a las tres estará todo listo ¿Verdad? — Preguntó mientras veía al rubio removerse en las cobijas.

— Si a las tres todo estará listo, de todos modos si algo sale un poquito mal yo te aviso — Contestó el kazajo.

Ambos hubiesen seguido platicando de no ser por el grito estruendoso de Jean reclamando la atención del contrario y la intromisión de Mila con compañía al departamento ajeno.

— Vale, te dejo o Jean querrá golpearme por robar tu atención así como los demás por quitar tiempo para los arreglos — Se despidió.

— Ajá —  Contestó con simpleza dejando salir una pequeña risa y cortar la llamada.

El azabache volvió a colocar el celular en la mesita de noche, para luego voltear a ver a los aún adormilados ojos esmeralda que ahora le miraban.

— Buenos días Yura — Habló con cariño.

— Cerdo — 

Tan solo soltó un suspiro, estaba acostumbrado a ser llamado así o por otros apodos, no le lastimaban en realidad estaba bastante familiarizado con dichos apodos, solo que viniendo de Yuri no se escuchaban tan mal o le hacían sentir mal.

— Prepararé el desayuno mientras tu te vas a bañar —  Contestó con calma para luego salir del cuarto.

Yuri miró con curiosidad al azabache, en su mente se preguntaba qué era lo que esta vez su novio había preparado para su cumpleaños, no lo admitiría nunca pero le gustaban aquellas pequeñas fiestas que el otro le preparaba, por el contrario él generalmente terminaba por llevárselo de viaje o llevarlo a comer a algún lado. Sin más se levantó de la cama para marcharse al baño, soltó un bostezo, posteriormente abrió la llave del agua fría regulando la lluvia que caía y se metió.

Después de diez minutos el rubio salía del baño con una toalla enredada en su cintura y otra en su cabello, no pensó mucho en que se pondría por lo que saco ropa al azar. Por lo que terminó vistiendo un pantalón negro ligeramente entubado, una camisa con corte V de color gris, zapatillas negras y la chamarra de cuero que Yuuri le había regalado hace tres años.