Un doble encuentro... Parte 2

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En la habitación de Natzuke, se encontraban un par de jóvenes en la cama de ésta.

Luego de estar en esa misma posición los dos. Natzuke decidió profundizar el beso introduciendo su lengua, acción que correspondió el mutante. Leo estaba maravillado por lo buen besadora que era la chica de cabello azul. Se sorprendía por lo tierna que lucía por afuera y por lo peligrosa y ardiente que podía verse en el fondo, en la intimidad. Luego de que se les acabará el aire, y se separaron forzadamente. Leonardo miro intensamente a la chica y ésta le devolvió la mirada.

– ¿Quieres avanzar? – dijo ésta mientras seguía mirando de la misma forma al chico de banda azul. Éste sólo asintió y se acercó peligrosamente al cuello de la chica. La chica al sentir como los labios de Leonardo le succionaban muy provocativamente, solo pudo emitir gemidos y sujetar las cintas de la máscara de éste.

Leo al ver que la chica correspondía de manera positiva a sus caricias, decidió poner sus manos por debajo de la blusa y tocarle los senos. Natzuke, al sentir las manos de Leo en su cuerpo, solo pudo reaccionar de una manera feliz. Ya que en esos momentos estaría con el chico que le gustaba... <no puedo creer que lo haga esta noche con Leonardo... esta noche dejare de ser virgen...>

Luego de pensar eso, se dio cuenta que Leonardo ya la había despojado de sus prendas superiores y ahora se estaba encargando de las inferiores... pero en esos momentos...

– Nat... déjame decirte... que eres la mujer más hermosa que he visto en mi vida... – dijo Leo mientras se sonrojaba y producía en Nat una sonrisa tierna, ya que no esperaba que el mutante le dijera eso en esos momentos. Ésta sólo pudo acercarse a Leo y besarlo de manera tierna y profunda, acto seguido ella misma se sacó su pantalón y bragas y se montó, como la primera vez, encima de Leo. Provocándole un sonrojo intenso a él y una sonrisa traviesa por parte de ella. – ¿Listo para la acción Capitán Leo? – dijo la chica mientras le susurraba esto al oído del mutante. Leo, en cambio, al oír eso solo pudo excitarse más.

Natzuke al sentir el miembro de Leo en su sexo. Solo pudo acrecentar más su sonrisa y comenzarlo a besar. El beso que le estaba profesando la chica al mutante era francés y con una pizca de reclamo. Leo había comenzado a tocar el cuerpo de la chica de manera demandante, ésta sólo respondió acercando sus brazos a su sujetador y sacárselo, quedando así completamente desnuda. Leo al sentir ese acceso por parte de ella, solo llevo sus manos a sus pechos y bajaba su boca al cuello de ésta, por alguna extraña razón el cuello de Natzuke era para él una droga... amaba con locura ese cuello... tan terso y delicado...

Natzuke, al sentirse realmente excitada, solo emitía varios gemidos. Algunos eran simples murmullos y otros eran el nombre del mutante con un poco de dificultad. Ella amaba la lengua y los labios del mutante, eran tan finos y perfectos para su cuerpo.

Leo bajo hasta la cintura de la parte baja de la chica, topándose con su sexo a la vista, sin pensarlo dos veces llevo su boca a esa zona y comenzó a besar y saborear la vagina de Natzuke. Ella, al sentir esto, solo pudo agarrar con sus manos su almohada y llevarla hasta su cara, ya que no podía evitar gritar del puro placer que sentía. – Le...o Leo... más... dame más... – dijo ésta mientras dejaba la almohada y llevaba los ojos a donde se encontraba la tortuga gigante. Éste al sentirte observado, solo dio una mirada rápida y se encontró con una sustancia extraña que provenía de la entrada de la chica. Vaya al parecer Nat se vino... esto sabe delicioso.

Nat al sentir que se había venido en la boca de Leonardo, solo pudo sonrojarse al extremo y jadear en busca de oxígeno, ya que lo necesitaba.

Leonardo al ver la mirada de ésta, solo se posicionó encima de ella y se acercó a uno de sus oídos. – ¿Segura de esto...? – dijo mientras la miraba nuevamente.

Natzuke solo meneo la cabeza de manera afirmativa, y el mutante comenzó con la dura tarea de penetrar a la chica.

Al principio fue un momento doloroso para la chica, ya que como era de esperarse era su primera vez... acto que hizo que el mutante se diera cuenta. Por lo que trato de ser lo más cordial y suave para Natzuke.

– Leo... puedes cont-inuar... – dijo ésta mientras meneaba su cintura para darle a entender a éste que comenzara.

Leo solo pudo comenzar a moverse dentro de ésta, mientras gemía con dificultad. Por qué a pesar de haberle prometido que iba a hacer gentil con Natzuke, no podía controlar las ganas que tenía de hacerle gemir su nombre y que le pida más con desesperación.

El par de adolescentes comenzaba a llenar la habitación de gemidos y ruidos. Él estaba extasiado de tener a la chica de esta manera y completamente desnuda, amaba como el entrenamiento excesivo había esculpido su cuerpo, esto era otra cualidad que él amaba de ella.
Ella, en cambio, ama la mirada y la manera en que Leo la está tratando en estos momentos. Dulce y posesivo a la vez... Desearía que este momento no se acabe nunca... que estemos siempre en esta posición... Dios te amo tanto Leonardo Hamato... pensaba la chica mientras respiraba con dificultad.

La cosa llego a un punto en donde los dos se corrieron adentro del otro, llegando a alcanzar un orgasmo espléndido... estos dieron un último gemido y cayeron rendidos a la cama de la chica...

Mientras los dos buscaban con desesperación un poco de aire, Natzuke se levantó y fue a su baño. Al llegar a éste, saco de un cajón una pastilla y se la tomo... gracias a Sensei por habernos llevado a la ginecóloga a las cuatro y comprarnos las pastillas para... este tipo de ocasión... pensó la chica mientras miraba al cielo y regresaba a la cama para arroparse junto a Leonardo...

Éste al verla llegar a la cama, solo la recibió con los brazos abiertos y la colocó encima de su pecho, para luego abrazarla de manera protectora. – ¿Y... te gusto...? – dijo éste mientras miraba hacia arriba, buscando nada en particular. Ésta al escuchar esto, solo se sonrojo y le respondió. – Ehm... Si... no estuvo mal... – dijo sencillamente y esperando que no se note lo nerviosa que estaba.

Leonardo al escuchar esto, solo sonrió y levantó su cara para que ésta lo mirara fijamente... al verla pudo divisar su carita sonrojada y sus ojos azules. Los cuales hacía que éste se perdiera siempre que los veía. Leo acercó el rostro de la chica al suyo y le plantó un beso tierno en los labios, logrando que la chica correspondiera. Luego de esto, volvieron a la misma posición de antes y se quedaron dormidos... excepto Natzuke que se quedó pensando...

Sé que lo que te hicimos a ti y a tus hermanos no tienes nombre... espero que sepan perdonarnos y que nos nos odien... Leo no me odies por favor... no me alejes de tu vida... no me alejes de tu amor... Te Amo Leonardo Hamato, espero que con esto entiendas que te amo de verdad y que esto no fue un engaño como todo lo demás...

Continuará...

El Amor de los CuatrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora