¿A Ella Mi Lealtad? ¡Claro Que No! [2Da TEMPORADA]

Sueños

—————¿Hola?  —pregunto al vacío,  no se donde estoy o que hice para llegar a este extraño lugar.  Es enorme,  al igual sus ventanales cubiertas de cortinas púrpuras,  los pasillos tienen muchas puertas pero cada vez que trato de abrir alguna, no se abre.

  Me estoy fastidiando,  siento que no debería perderme, que estoy en un lugar conocido, sin embargo aún por mucho ruido que haga,  nadie acude a mis llamados de ayuda o de presencia.  Una fresca brisa revuelve mis cabellos, miro un rato mis pies descalzos, mi vestimenta que es solo una especie de camisón negro de seda tan suave, que siendo sinceros,  me gusta usarlo siempre.  Escucho pasos cerca y rápidamente levanto mi vista hacía donde creo que provienen dichas pisadas, hay una sombra... Creo que de un hombre,  por su forma creo que lleva unas grandes alas negras y... ¿Una armadura?  Si lo es,  la reconozco... Esta usando la mía, a la armadura de Pegaso pero esta es extraña, tiene más cosas y unas alas. 

Me acerco a paso rápido, la sombra se aleja a cada centímetro que avanzo y eso me asusta, debo alcanzarle pero en cuanto más me acerco, más se va alejando.  Pronto mis pulmones exigen aire de tanto correr sin dirección alguna entre pasillos, habitaciones de doble puerta y escaleras eternas. 

—————Maldición... ¿Qué diablos es este lugar?  ¿Por qué estoy aquí?  — juro que si no encuentro una salida, me volveré loco.  Un suave llanto infantil me saca de mi exaltación de no saber que hacer, una angustia me llena y me cala hasta los huesos, de pronto me encuentro caminando a un lugar en específico, no se cuál o como pero llego a un salón o eso creo. 

En medio está esa sombra, junto a dos seres más que no logro identificar a la perfección. Distingo dos cabelleras, una oscura y una verde,  esa sombra que porta lo que parece ser mi armadura estaba en posición de ataque, junto al de cabellos oscuros una bebé que no deja de llorar.

————— ¡Hey!  ¡¿Quiénes son ustedes?! ¡¿Por qué me trajeron aquí?! ¡Oigan!  — creo que fue mala idea gritar,  la sombra me voltea a ver, ahora se que su cabello es castaño claro pero solo eso puedo ver bien;  el miedo me invade cuando observo que atraviesa el cuerpo del de o de la de cabellos verdes,  inmediatamente se lanza contra mi y me tira al frío suelo.  Me quejo en bajo y veo sus ojos puestos en los míos, por más que intento quitármelo de encima no puedo. 

————— Que patético portador...  —su voz es rasposa, tenebrosa y por algún motivo mis ojos no se apartan de los suyos, de un color chocolate como los míos por cierto.— Debes acabar con ella... Su cabeza rodará, su sangre derramada calmara nuestro corazón herido...  Pegaso... 

————— ¿A-Acabar con quién?  —logro decir apenas,  pero no recibo respuesta a mi cuestión.  Sus ojos me muestran algo extraño, la mirada de dos pequeños niños hermosos y adorables, lágrimas en una de las miradas y...

————— ¡Papi!...  ¡Papi!  ¡Lo pometite! ¡Papi!  — su voz rasposa se confunde con una dulce, una niña enfrente de mi,  sentada en una habitación oscura y cargando a un bulto donde sobresale unos mechones chocolates.  Al instante un inmenso dolor me llena,  no se por qué pero me comienzo a enojar y a llorar— ¡Papi ve po nosotros!

————— ¡Luka! —despierto exaltado, sudando y llorando. ¿Qué diablos?  ¿Fue otro sueño?  ¿A quién llamé esta vez?  Noto que estoy en el suelo,  creo que caí cuando desperté.  Joder. 

————— ¡¿Seiya, estás bien?!  —una voz suave me distrae, además de pasos y la puerta abrirse abruptamente.  Es temprano todavía en la mansión Kido,  hace un tiempo que nos trasladaron aquí desde que derrotamos a Poseidón. Suspiro y me relajo un poco antes de verle.

————— Si, Shun, calma.  Fue sólo una pesadilla.