Dos personas tan diferentes,
como la luna y el sol.
Como el invierno y el verano,
como el ying y el yang.
Dos personas que al final de todo,
terminarán por atraerse.
Dos personajes tan extraños y a la vez tan llamativos, que no podrás resistirte a...
[Les recomiendo que escuchen la canción "All of me" mientras leen este capítulo]
Corrí como si no hubiera un mañana, corrí lejos de allí. Corrí lejos de mi familia, de mi "hogar", de mis temores, de mis pensamientos.
Eso era lo único que sabía hacer, huir de mis problemas, nunca era lo suficiente valiente para plantarle cara y eso siempre me reconcomia por dentro.
Se me había olvidado el paraguas con las prisas, y me estaba mojando enterita. Visualicé un parque a pocos metros y me senté en un columpio.
Mientras me columpiaba, las lágrimas no paraban de deslizarse por mis mejillas y no podía ver bien.
Escuché unos ladridos cerca de mi, pero estaba de tan mal humor que ni siquiera me percaté que me daban miedo los animales, y con animales digo cualquier tipo de animal....si ya lo se es muy extraño.
Me seguí remando, hasta que note como la lluvia ya no caía. Me pareció extraño, así que miré hacia arriba y pude ver como un paraguas me protegía de la lluvia.
Me quite las pocas lagrimas que todavía quedaban en mi rostro, y pude ver mejor de quien se trataba.....era Alfred.
-¿Pero que coños haces tú aquí?- le dije extrañada. -Te podría preguntar a ti lo mismo- se cruzó de brazos.
Yo solo me digne de ignorarlo, y seguir con mi camino. Pero había un problema.
-No sabes donde estás ¿Verdad?- me preguntó riéndose. Estaba demasiado enfadada para volver discutir con un ser muy estupido como Alfred.
-Si, me he perdido- hice una pausa-¿Me podrías ayudar? Él se volteó sorprendido-Tú, pidiéndome algo por favor, ¿Donde esta la cámara oculta?- se empezó a descojonar.
Cada vez la paciencia se me iba agotando, y él tenía todas las papeletas para llevarse un guantazo.
Salí de mi trance, al escuchar unos ladridos y mis ojos rápidamente visualizaron, a un ser endemoniado con mucho pelo y muy grande.
-Dile que se aleje- le dije asustada. -¿Te da miedo Goofy? Pero si es inofensivo- acarició la coronilla del perro.
Él vio mi cara de miedo y le puso la correa a ese chucho.
-¿Y tú que haces a esta hora en un sitio tan alejado de tu casa?- me miro - Discutí con mi madre, y no tenia más remedio que salir huyendo de ahí. La verdad eso es lo único que sé hacer, huir de todo- empecé a llorar poco a poco, comencé a notar como toda la culpa y la tristeza se apoderaba de mi cuerpo.
Intente sentarme en un banco que se encontraba cerca de mí, pero todo empezó a darme vueltas. Me estaba mareando y eso no era buena señal. Rápidamente empecé a hiperventilar, note como me faltaba el aire y como me estaba empezando a marear.
-Sarah que te pasa, joder, joder. Me estás preocupando- me dijo mientras se quitaba su chaqueta y me la ponía por encima.
Pude ver su cara, y ese rostro trasmitía angustia y miedo.
Esto no iba bien, mis mareos y ganas de vomitar, solo significaban una cosa; que mi corazón estaba latiendo demasiado deprisa y que si no volvía a la realidad, podría tener serios problemas.
- A ver tranquilízate Sarah, respira hondo- me dijo mientras me acariciaba los hombros- Respira, expira, respira, expira- me aconsejaba mientras me ayudaba a sentarme en el banco.
Yo seguí todas sus instrucciones y pude calmarme lentamente y cuando el susto ya había pasado, soltó un sonoro suspiro de alivio. Como si temiera que algo malo podría pasar.
Y yo no pude agradecérselo de otro modo; que dándole un abrazo.
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¿A QUE ALFRED NO PUEDE SER TAN LINDO? AGGG ME LO COMO.
