DIECISÉIS

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Jimin seguía sentado en la silla, frente a Taehyung, con la cara desencajada por el dolor que sentía en el pecho de pronto, y lo ojos llenos de lágrimas. No podía creer que aquel hombre fuera a arrebatarle lo único bueno que le había pasado en toda su vida.

— ¿Por qué? — dijo finalmente en un susurro sin siquiera levantar la mirada.

— Porque la puerta no puede quedarse abierta. Los distintos mundos se mantienen ahora a distancia porque en cierta manera se repelen unos a otros, como los polos iguales de dos imanes, pero si se abre la puerta, esa “polaridad” se vería alterada, y los mundos se atraerían unos a otros, y acabarían colisionando con el nuestro. Sería el fin de todo Jimin, de nuestro mundo, del mundo de Yoongi, de todo.

— No tenemos porqué dejar la puerta abierta.

— Solo se puede cerrar desde este lado Jimin.

— Ven con nosotros y ciérrala tú cuando hayamos pasado — sugirió Jimin con ojos suplicantes.

— No puedo, Jimin, solo el elegido puede abrir o cerrar la puerta, colocando su mano sobre la huella que hay en la piedra. La huella de una mano palmípeda Jimin, solo tú puedes hacerlo.

— Pero… pero Yoongi me dijo que podía… arreglarme, que podía quitarme esto — dijo Jimin levantando una de sus manos y dejando escapar un sollozo.

— Jimin… lo siento mucho, de verdad. Sé que tu vida no ha sido fácil, pero te prometo que a partir de ahora será mejor. Ya no estarás solo. Cuando vuelvas del octavo islote, puedes venir a Myrrheim conmigo, serás parte de nosotros. La gente de Everyworld te aceptará tal como eres, porque eres el elegido, para ellos será un honor conocerte Jimin. Nosotros podemos ser tu familia. Sé que preferirías irte con Yoongi, pero si dejas esa puerta abierta, todos moriremos, incluido él.


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Jimin estaba sentado en el suelo, acurrucado en uno de los rincones de la habitación. Llevaba todo el día en esa posición desde que Taehyung se había marchado al amanecer, y aún había sido incapaz de contener las lágrimas que a cada rato seguían escapando de sus ojos.

Llevaba todo el día dando vueltas en la cabeza a todo lo que Taehyung le había dicho, aunque en realidad, desde el primer momento sabía que no había nada que pensar.

No tenía opciones. No había nada que pudiera hacer. No había alternativas. La elección era clara. Vivir o morir. Y aunque su vida no valía nada en absoluto, había otra muchas, miles, millones de vidas, que merecían ser salvadas, como la de Yoongi.

Yoongi volvería a Seúl. Y seguiría con su vida allí.

Con determinación, Jimin se levantó del suelo y entró en el baño para lavarse la cara, y luego miró su reflejo en el espejo y respiró profundamente antes de volver a la habitación. Yoongi no podía tardar en despertarse, ya había anochecido, y por los cálculos que habían hecho de los otros “viajes”, eso suponía que llevaba entre diez y doce horas despierto en Seúl. Recorrió la habitación con la mirada, buscando algo en lo que pasar el rato hasta que Yoongi despertarse, y finalmente se decidió por una ducha, eso le vendría bien para aligerar algo la tensión, lo iba a necesitar en las próximas horas.



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Yoongi se despertó en la habitación de la posada después de pasar toda la tarde tumbado en la cama de aquel hospital, procurando ignorar todo lo que pasaba a su alrededor.

Everyland ࿐ · YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora