IV

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— ¿Ya terminaste?

— No, Taehyung.

— ¿Cuándo terminarás?

— Cuando esté lista para el examen.

— Pero para el examen pasado no estudiaste y fuiste de las mejores calificaciones. — se quejó.

Haneul terció una sonrisa sin dejar de leer. — Eso es porque soy la diosa de la sociología, por otro lado, latín es una historia distinta.

Día a día Jung Haneul y Kim Taehyung se hacían más unidos, cuando el castaño terminaba con su trabajo o simplemente no tenía ninguno, acudía a ella y le hacía compañía. Poco a poco la chica comenzó a mostrarse más abierta con él, pasaron de compartir unas cuantas palabras a tener conversaciones un poco más fluidas, lo que hacía muy feliz a Taehyung; si antes Haneul lo veía como alguien muy animado, se podía hacer más inquieto y animado cuando estaba de mejor humor.

El muchacho estaba a su lado mientras que ella se hallaba sentada en la silla de su escritorio, él se mantenía en cuclillas, sujeteando sin fuerza el borde del escritorio y con el mentó apoyado en este mismo, observaba a la pelinaranja traducir oraciones y aprender diversos prefijos y sufijos de aquella lengua muerta. Soltando un suspiro, se dejó caer hacia atrás con dramatizmo, extendiendo sus extremidades.

— Iré a dar un paseo. — dijo y se incorporó rápidamente, acto seguido tomó su libro del escritorio.

— No te burles mucho de las personas.

— ¡Pero entonces no sería divertido! — soltó una risa.

Salió de su habitación y pocos segundos más tarde escuchó cerrarse la puerta principal. Hizo una mueca y siguió con el estudio, mientras más practicaba, más sencillo se volvía cumplir con la asignación. Así pasaron dos horas desde que Taehyung se marchó, dos aburridas horas en donde el silencio se adueñó de la habitación de la pelinaranja, siendo interrumpido sólo por los suaves murmullos de los trazos del lapiz sobre el papel. «Ya me aburrí mucho... Estudiaré hasta que llegue Taehyung, sí, eso haré.» Y como por arte de magia escuchó la puerta principal cerrarse de un portazo, seguido de pasos aproximandose rápidamente.

— ¡Haneul, mira lo que encontré! — exclamó Taehyung al entrar a la habitación.

En sus brazos llevaba consigo un pequeño cachorro de pitbull, su pelaje era de color café y sus ojos claros. El rostro del castaño se iluminaba de sólo ver al canino, Haneul arrugó levemente su nariz.

— ¿Los animales pueden verte?

— Claro que sí, ellos no gritarán ni enloquecerán como los humanos si ven a alguien disparandole flechas a los demás. — habló sin dejar de hacerle mimos al cachorro. — ¿No te gusta?

— No me agradan mucho los perros... — él asintió, pero aún así no soltó al cachorro. — Oye, ¿dónde está tu libro?

— En mi mochila. — se giró, dejándole verla colgada de su hombro.

No había notado cuando la tomó, tampoco le dio muchas vueltas al asunto.

— Haneul, — llamó el castaño. — ¿hay alguna forma de que puedas subir al tejado?


— ₊˚.༄ —


— En serio que tienes algo con querer subir a lugares altos, Taehyung.

Los dos, incluyendo al nuevo amigo del castaño, habían subido al tejado de la casa de Haneul, al principio ella se negó, intentó convencerlo de que no había forma de hacerlo hasta que él halló su escalera metálica en el jardín trasero. Haneul no tuvo más opción que subir con él.

de un flechazo al corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora