Little Zaynie ✿Ziam✿

Cuarenta y Tres

Liam y Zayn estaban sentados en una banca fuera de la cafetería, Zayn tenía una taza decorada con leche de chocolate tibia, Liam tenía una taza con café y crema. Compartían una tarta, no era muy común que las comieran ya que el castaño cuidaba mucho la alimentación de su pequeño pues no quería que le pasara nada, estaba sano, la anemia ya había pasado.

Zayn coloreaba con crayones un libro para iluminar, tenían puesta la música del celular de Liam en modo aleatorio, a veces Zayn cantaba y otras se mantenía tarareando ya que no se sabía la canción, algunas eran incluso en francés.
De pronto, Zayn sintió pequeñas caricias en su pantorrilla y pensó que había sido Liam así que solo sonrió y siguió en lo suyo, más tarde, en unos segundos, escuchó un maullido así como un ronroneo, de nuevo las caricias. Miró hacia abajo y soltó un pequeño grito que hizo que algunas personas lo mirasen, incluyendo a Liam.

—¡Un gatito!—comenzó a acariciarle la cabeza, notó que en su orejita había una herida haciendo que un pedazo de piel colgara, sintió mucha pena por él por lo que tomó un pedazo de tarta y se la dio al gato quien gustoso la devoró.

—Cariño, deja al gato, puede hacerte algo.

Zayn ignoró a su Daddy, estaba tan encandilado con el gato que se mantuvo atento al animal.

—Yo te voy a cuidar, eres muy bonito y tierno.

El gato era de un color blanco, sus 4 patas eran de color grisáceo, las patas delanteras tenían menos color gris. Era como si las patas traseras estuvieran cubierta por pequeñas botas y las delanteras de pequeños zapatos. La cola y las orejas también tenían ese toque de gris. El gato no era pequeño, era de un tamaño mediano.

—Zayn, déjalo

—Que hermoso eres, ¿quieres más comida? ¿tienes hambre, pequeñito?—el minino se levantó y se sostuvo en la pierna de Zayn, el moreno hizo un gesto de dolor por las garras que se encajaban en su piel pero no lo quitaba de ahí.

—Zayn, que lo dejes—volvió a advertir pero obviamente Zayn volvió a ignorarlo. —Una...—Zayn le dio un pedazo más de tarta—Dos...—lo quitó de su pierna—Y...

—Ya ya ya, lo dejé—contestó de mal humor—¿Podemos...?

—No.

—¡Daddy!

—Dije que no, ya sabes que...

—No es no—arremedó haciendo gestos—Pero ¿y si no tiene dueños? ¿que tal si está solo y necesita amor?

—¿Y qué pasa si ya tiene familia y dueños? ¿Te lo vas a llevar?

—No parece que la tuviera, parece como si viviera en las calles ¿podemos llevarlo?

—No, ya vámonos—Zayn hizo un mohin con sus labios y carita triste—No va a funcionar.

Volvieron a casa. A Liam le sorprendía mucho que Zayn no hiciera berrinches o que intentara convencerlo de otras maneras para poder llevarse al gato.

Berrinches o no, Zayn quería al gato.

...

Abrió la boca con ilusión y emoción, alzó su brazo y señaló.

—¡Es mi gato!—Liam miró al animal, si que era el mismo, tenía la cicatriz en la oreja, era ese gato.

—No es tu gato, Zayn

—Pero puede ser mío

—No lo será. 

El morenito refunfuñó molesto y pateó al piso, Liam lo miró serio y fue entonces cuando se calmó, si seguía le tocaría castigo y estos castigos no eran como los que le gustaban.

...

Liam entró a su casa y lo primero que escuchó fue un maullido.

—¡Zayn!

Fue hasta el cuarto de juegos donde precisamente estaba su novio. Zayn se veía nervioso y sostenía la tapa de un canasto, donde guardaba sus juguetes solo que esos juguetes estaban regados por el piso.

—Dime que no lo hiciste

—¿Ha-hacer qué?

—Sabes perfectamente a lo que me refiero

—No realmente, deberías ser más específico—se escuchó otro maullido y Zayn fingió toser

—Malik, ya sé que está aquí}

—No sé de qué hablas—el gato saltó del canasto y el de cabello azabache rió nervioso. Liam cerró sus ojos estresado y soltó un suspiro.

—¡¿Donde está Niall?!—el ojiazul entró a la habitación, en una de sus manos sostenía un plato con leche

—Oh oh

—¿Por qué lo dejaste traerlo?

—No lo sé, es un chico muy astuto

—Li ¿podemos...?

El de cabello cobrizo sujetó el puente de su nariz y cerró sus ojos.

—No me haré cargo de él, si lo abandonas irá al refugio.

Zayn se lanzó a abrazarlo, lo llenó de besos y agradeció mil veces. Realmente estaba feliz.