Capítulo 4|Jimin

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Actualidad 22 años.

No. Me niego rotundamente. No voy a hacer doble turno esta noche; mi vida está llena de tareas, no puedo simplemente decidir quedarme más horas de las que debo aquí encerrado sirviendo bebidas y tratando con alcohólicos descontrolados.

—¿No entiendes la palabra “no”? —gruní —. Tengo cosas que hacer —miré a Nam, quien trataba de convencerme mientras estaba en mi hora de descanso, y volví a negar obteniendo un bufido de su parte.

—Serán solo dos horas, Taehyung regresará pronto —el rubio insistió con más afán del que ya tenía y nublé la vista algo fastidiado, por qué si era Taehyung quien quería que lo supliera ¿no venía él?

—Dije que no —me levanté de la silla en que descansaba y tomé el delantal negro que era parte del uniforme que tenía, cuando lo coloqué en mi cadera, me dirigí nuevamente hacia la barra, donde Tae y Hoseok ya estaba atendiendo a varias personas.

—Un whisky —me dirigí hacia la barra para seguir con mi trabajo al escuchar al señor de cabello cano pedir su bebida.

—¿Me suplirás esta noche? —nublé la vista fastidiado, no sólo tenía que soportar a Nam con sus favores, sino también por la insistencia de parte de Tae, quien no dejaba de joderme con lo mismo que Nam. Decidí ignorarlo y entregué el vaso al señor que empezaba a desesperarse por su bebida —. ¿Park? —insistió, recargué mis manos en la orilla de la barra y bajé la cabeza inhalando todo el aire que mis pulmones me permitían. Levanté la mirada y miré al rubio sonreír.

—¿A dónde vas a ir esta vez? —gruní.

—Tengo que entregar unos paquetes a las afueras de la ciudad, te prometo que no tardaré —asentí mirando al frente y le miré.

—Sólo hoy, Taehyung, recuerda que tengo que ir a la universidad y no voy a atrasarme sólo por suplirte —el rubio asintió con una sonrisa y dejó el delantal en la silla detrás de nosotros.

—Gracias —palmeó mi hombro y se dirigió a la parte trasera, donde estaba la puerta donde salían los empleados. Suspiré dirigiéndome a la barra cuando una chica de cabello café me llamó.

—Hola —sonrió —. Dame una cerveza —asentí y me dirigí al pequeño refrigerador, tomé una cerveza y la abrí dejándola sobre la barra. Después de unos minutos, noté como seguía mirándome con una insistencia increíble, moviendo su melena café y golpeado sus unas contra la barra, tratando, imagino, de atraer mi atención. Solo quería que las horas pasarán rápido para llegar a casa y terminar mis deberes —. Oye —levanté la mirada a la chica que sostenía la cerveza en su diestra y me acerqué —. ¿Cómo te llamas?

—Estoy trabajo —no me molesté en mirarla, esta chica empezaba a fastidiarme.

—Lo sé, pero estoy aburrida; el chico al que estaba esperando me dejó plantada y creo que tu, al igual que yo, necesitas divertirte —se encogió de hombros sonriendo —. Anda, dime tu nombre —insistió moviendo su cerveza entre sus manos.

—Jimin —la chica mordió su labio y me miró algo raro a decir verdad.

—Soy Yuni, y en verdad me gustaría conocerte —elevé una ceja y negué.

—¿A qué te refieres? Ya sabes ni nombre —tomé el trapo que estaba a mi izquierda y empecé a limpiar la barra. La chica soltó una risita.

—Me refiero a ir a otro lugar, ya sabes... —se inclinó hacia mi tomando mi corbata y tirando e ella hasta dejarme cerca de su rostro, donde podía percibir el repugnante aroma a alcohol salir de sus labios —, donde no haya demasiadas personas —murmuró, tomé sus muñecas y la alejé molesto por su actitud.

—No iré a ningún lado contigo.

—Vamos, ambos sabemos que todos aquí buscamos sólo una noche, divertirnos y no volvernos a ver —sonrió, le miré molesto y acomodé mi corbata.

—Perdón, pero no busco esas cosas y, para serte sincero, no eres muy guapa que digamos —su mano llegó a mi mejilla de forma inesperada haciendo que mi rostro voltear a la izquierda, dejando un ardor en el lugar afectado. Llevé mi diestra a mi mejilla y le miré apretando la mandíbula.

—Imbécil —se giró y comenzó a caminar moviendo sus caderas a los lados de forma exagerada, rodé los ojos y volví a mi trabajo.

—Que golpe —Hoseok llegó a mi y palmeó mi espalda —¿Qué le hiciste? —la maldita sonrisa que siempre llevaba el chico en su rostro seguía de forma insistente, pero esta vez de forma burlona, lo cual me molestó en verdad.

—Nada —gruñí aún con mi diestra en mi mejilla mientras miraba a la chica alejarse y después me giré hacia el chico de cabello oscuro —. Borra esa idiota sonrisa de tu rostro, Hoseok, o yo mismo te la quito —advertí cabreado y éste elevó las manos en forma de rendición.

—¿Sabes quién era esa chica? —el pelinegro se acercó limpiando un vaso con el trapo.

—No, y tampoco es como si me importara —miré el reloj en mi muñeca, aun faltaba un buen rato para que Taehyung llegara y ya me estaba empezando a desesperar.

—Es hermana de Nam —miré al pelinegro con el ceño fruncido ¿Nam tiene una hermana?

—Es joda.

—No —me miró —. La conocí hace dos semanas, acaba de llegar y, por lo que sé, Nam la consiente mucho —nublé la vista, este día no podría ser peor.

Seguí trabajando lo que restaba de la noche hasta que por fin, después de dos horas más, que por supuesto no serían agregadas a mi sueldo, Taehyung llegó. No me molestaba tanto suplirlo, Tae era mi amigo, simplemente no me agradaba que se retrasara más tiempo del que me decía que tardaría.

—Me debes una, Taehyung —lo apunté con mi dedo índice y asintió acercándose a la barra, para seguir trabajando. Di una última mirada a ni reloj, apenas tenía tiempo de llegar a casa y terminar mis deberes de la universidad.

Después de meter mis cosas a la mochila que siempre llevaba conmigo, salí del bar por la puerta trasera que daba hacia el callejón, caminar a mi casa no era tan pesado, pero a veces estaba tan cansado que decidía tomar un taxi o ir en camión, pero hoy no fue el caso. Esta noche me apetecía sentir la frescura de las calles recorrer mi cuerpo.

La noche era algo fresca, y las calles apenas se iluminaban con las farolas que estaban a cada cuadra, algunas estaban fundidas, y otras parpadean dándole un toque siniestro a las calles. Crucé la calle y, tras doblar la calle a la derecha, observé a lo lejos a varios chicos rodear algo... ¿Esperen un momento?... ¿Era una chica?. Fruncí el ceño y me acerqué para cerciorarme de que no fuera una visión óptica, cuando me acerqué lo suficiente, me di cuenta de que si era una chica, pero ¿por qué no hacía nada por defenderse? ¿Por qué dejaba que esos tipos le gritaran y molestaran?

Giré sobre mis talones, no era de mi incumbencia lo que hicieran con esa chica, así que comencé a caminar. Aferré mi diestra al tirante de mi mochila y bajé la mirada.

—No des vuelta, Jimin —me dije a mi mismo —. Ni siquiera conoces a esa chica —apreté los puños teniendo una lucha interna, mis pies querían ir a casa, pero mi mente querían ir a salvar a esa chica, cuando menos lo pensé, ya estaba dirigiéndome al pequeño grupo de jóvenes —. Imbécil —gruñí, odiaba que mi conciencia me jugará chueco, apreté el paso al ver que la chica bajaba la mirada escondiendo su rostro detrás de su cabello, no era por mi, era por ella, esa chica no hacía el mínimo intento por escapar —¡Déjenla en paz! —todos se giraron hacia mi, y fue entonces cuando reconocí el rostro de la chica.

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Danny BL.

Hurt Me|Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora