Si alguien me preguntara lo que sentí al escuchar el disparo, respondería con sorpresa. Jamás imaginé que podría vivir esto, la angustia me comía por dentro, temblaba y mis manos no dejaban de moverse al ver la sangre correr al lado del inmóvil cuerpo.
—¡Sury! —Jin se veía igual de asombrado que yo.
Yo había disparado.
Mi mente estaba totalmente en otro lugar, no había conexión entre ninguna de mis neuronas, era como si mi cuerpo estuviese en estado vegetativo, sin embargo, podía observar lo que ocurría a mi alrededor; Jin corriendo en mi dirección y tecleándome hasta lanzarme completamente al suelo, sintiendo el dolor en uno de mis hombros al caer, Jungkook apuntándome con un arma, y Suga corriendo en busca de Hoseok, quien misteriosamente había logrado desatar sus manos de la silla, y que, después de desatar a Taehyung y Nam, ahora escapaba.
—¿Sury? —Jin tomó mi rostro entre sus manos —. Mírame, hermana —besó mi frente y acarició mi mejilla con ambos pulgares, pero no podía carburar todo lo que estaba pasando; mis ojos se habían fijado en Jungkook, quien nos miraba aún apuntándonos.
—Son unos idiotas —dijo el castaño, molesto, cargando el arma.
—Por favor, Jungkook, si te entregas tendrás menos años en prisión; lograré conseguirte un amparo para que no tengas cargos en tu contra, no hagas esto. No eres así —intervino Jin, mirándolo. El castaño apretó los ojos. Parecía que pensaba, que estaba haciendo un esfuerzo por no hacernos daño. Entones su mandíbula se apretó y nos miró.
—Larguense —bajó el arma — ¡Ahora! —apuntó la puerta y Jin me tomó en sus brazos.
Mi vista aún no lograba mantenerse en lo que pasaba, me sentía fuera de lugar. Pero entonces observé el cuerpo que estaba en el suelo, con el rostro amoratado, al lado del hombre que le había inculcado el lado oscuro; el chico que me había molestado al descubrir mis heridas, el chico que me hacia querer sonreír, el chico que me había atrapado con sólo una mirada.
El chico de quien me había enamorado:
Jimin.
—Detente —dije bajo, mi voz apenas era escuchada por mi —. Dije que te detengas —apreté la tela de su playera entre mis puños y se detuvo. Me miró.
—¿Qué pasa?
—T-Tengo que... Ir con Jimin.
—Sury, no puedes...
—¡Tengo que ir! —elevé la voz.
—Haremos esto: te llevo a la camioneta, vamos por los chicos y, si podemos, regresamos por él.
—Jin, teng...
—¡No es una opción, Sury, te estoy dando una orden! —urgió obteniendo un respingo de mi parte. Siguió su camino conmigo en brazos y no dije nada, no tenía caso.
Al llegar a la camioneta Jin inmediatamente nos puso en marcha. Metros después encontramos a Hoseok, quien había atrapado, junto a Taehyung, a Suga; mi hermano bajó de la camioneta y esposó al peliazul con las manos a su espalda, entonces la intriga me invadió.
¿Por qué Jin traía unas esposas?
Subieron a Suga en la parte de atrás, conmigo. Hoseok quedó a su izquierda y yo a su derecha; no me incómodaba en lo absoluto, pero no me agradaba mucho que su vista estuviese la mayoría del tiempo en mi.
El auto se detuvo justo al frente de donde anteriormente había ocurrido todo; inmediatamente quise salir, pero Jin me detuvo:
—No —me miró a través del retrovisor —. Tú te quedas. Taehyung, vigílala —salió de la camioneta. Miré a Tae suplicante, pero negó.
—No ésta vez, Su —apartó la mirada —. Jin se molestaría conmigo.
—Sólo necesito... —dejé las palabras en el aire al ver a Jin, junto con Nam, llevar al chico de cabello platinado a cuestas. Mi cuerpo reaccionó involuntariamente a tratar de salir de la camioneta y correr hacia ellos sólo para ver cómo estaba él, pero el dolor sólo me hizo gemir.
—No saben lo que hicieron —comentó Suga una vez que subieron a Jimin a otro auto, imagino de los hombres de Taewun, y después Jin regresó.
—Tenemos que irnos ahora.
[...]
Alguna vez escuché la frase «Para que las personas comprendan, a veces es necesario tener un conflicto», nunca creí en el hasta que esto pasó. Tal vez en realidad fue el conflicto lo que me hizo recapacitar, el miedo a perder a Jimin y la angustia al saber que lo perdería, lo que me llevó a saber que no quería alejarme de él, que quería tenerlo en mi vida y, si era posible, compartir los momentos más importantes con él.
Lo quería; lo supe cuando por el simple hecho de escuchar su nombre, sonreía. Y supe que me había jodido cuando no podía pasar un día sin ver su rostro y, aunque fuera poco, conformarme con observarlo durante las clases de literatura avanzada.
Habían pasado varias horas desde que llegamos al departamento de Jin. Todos estábamos lastimado, pero no era nada que el tiempo no se encargase de curar.
—No lo despiertes —dijo Jin, besando mi frente antes de salir de mi habitación y cerrando la puerta detrás suyo.
Jimin era el que más afectado estaba; herida de bala en el pecho, varias costillas rotas, nariz lastimada, labio reventado, un ojo morado y hematomas por todo el cuerpo. En verdad odiaba verlo así.
Me acerqué a él tomando lugar a su costado, observando su rostro y sintiendo un alivio al ver el tranquilo y constante movimiento de su pecho al respirar.
—Hola —murmuré, aunque sabía que no podía escucharme —. Te ves mal —miré sus labios y solté una risa boba —. Perdón, sé que ese no fue un buen comentario —llevé mi mano hasta la suya y acaricié su dorso con mi pulgar. Apreté los labios cuando las lágrimas empezaron a acumularse en mis ojos —. Despierta por favor —llevé mi mano a mis labios reprimiendo un sollozo. Me dolía el verlo así.
»Eres un imbécil —gruñí tratando de que, por el simple hecho de hacerlo, sintiera mi enojo, pero no podía simplemente decirlo, necesitaba que me escuchara.
»¿Por qué tuviste que aparecer en mi vida aquel día de la fiesta Con Hyomin? —apreté la mandíbula dejando caer las lágrimas al fin y me incliné hacia él, observando su rostro —. ¿Por qué, Jimin? —llevé mi otra mano a su mejilla y acaricié esa zona con delicadeza, sintiendo la suavidad de su piel y su hinchazón bajo mis dedos. Me acerqué más a su rostro, mezclando respiraciones, sintiendo su respiración en mi mejilla, rezando por que despertase. Tragué duro.
»¿Por qué tenía que enamorarme de ti? —susurré rozando mínimamente sus labios con los míos, sintiendo el cosquilleo en esa zona de roce. Negué. Entonces lo besé; aunque nuestros labios sólo estaban unidos, y no se le podía llamar beso en sí, podía sentir ese simple toque como la mejor sensación que jamás en mi vida había sentido.
Mi corazón brincó en mi pecho como si supiera que sus labios eran lo que estaba esperando. Como si mi cuerpo supiese de antemano que él era a quien elegiría pasara lo que pasara. Lo observé unos segundos cuando me separé de él, apreciando su tranquilidad y su ternura cuando se revolvía suavemente encima de mi cama y, era irónico, pues era la segunda vez que lo veía en ella en estos tipo de circunstancias.
»Te quiero —dije, a fin de cuentas era verdad.
—También te quiero.
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Danny BL
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Hurt Me|Park Jimin
FanfictionSury, una chica quien le toma mucha importancia a los comentarios de los demás, llega a vivir con su hermano a Seúl, donde conoce a Jimin, un chico al que no le importa ser despreciado por su padre al no querer ser como él. Ambos de mundos distintos...