Capítulo 22|Jimin

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La sensación de sus labios contra los míos me atormentaba todas las noches; después de ese beso no volvimos a tocar el tema y, joder, me mataba no tocar su piel. Y ver como Jungkook tomaba su mano y besaba esos labios que, en otras circunstancias, habían tocado los míos sin saber la razón, me jodía aún más.

Me mataba de celos saber que Sury y él seguían en esa relación aún cuando ya le había dado motivos suficientes a ella para dejarle, pero no lo hacía por miedo a perder la cercanía de su amigo. Eso me ponía furioso. Y mucho.

La semana la tomé de recuperación y, con ayuda de los chicos, pude conseguir que los profesores recibieran mis trabajos y tareas aún estando en reposo, un reposo torturador. No me gustaba pasar mis días en cama, pero eso era lo que tenía que hacer según el doctor y, también, Jin.

—Después de que termines lo de lengua, tienes la tarde libre —finalizó Hoseok; estábamos en la habitación, ellos sentados en la orilla de la cama y yo con varias almohadas detrás de mi espalda, para no lastimar las heridas, contra la cabecera de la cama, mientras tenía sobre mis muslos mi laptop, varios lápices y plumas, y libretas de todas las materias esparcidas en el colchón.

Suspiré estresado masajeando mi cuello con una mano mientras cerraba la laptop y la hacia a un lado.

—Quiero volver al club —dije, atrayendo la vista de los chicos —. Odio estar aquí, quiero ir a pasear, gastar mi energía caminando, hacer algo...

—Y lo harás —Taehyung sonrió cerrando su cuaderno —, pero primero tienes que recuperarte.

—No hay prisa alguna, Jimin —intervino Nam.

—No saben lo que es estar aquí las veinticuatro horas del día, en esta habitación donde lo único que puedes hacer es caminar en un cuadro de dos metros por dos, ir al baño y salir al balcón que, desafortunadamente, sólo tiene vista hacia el edificio vecino —hablé molesto, y algo desesperado, pero no soportaba estar encerrado.

—¿Te sentirías mejor si le dijera a Sury que te acompañara al parque? —miré a Jin, quien seguía escribiendo en su laptop sin percatarse de las miradas sorprendidas de los chicos y la mía asombrada por su comentario, después me miró —. Jungkook no es celoso —apreté los labios ¿de verdad era necesario mencionar a ese niño?

—Con tal de salir de aquí, por mi está bien —dije. Aunque también era una excusa para verla, quería pasar tiempo a solas con ella y, si era posible, aclarar todo lo que estaba revuelto en mi. Jin se levantó de la silla en donde estaba después de dejar a un lado su laptop y salió de la habitación —. Chicos —los llamé —; necesito que no le digan a Jungkook que saldré con Su —los miré —, tampoco a Suga. Tengo el presentimiento de que ambos tienen un secreto, y trataré de averiguar que es.

[...]

Silencio. El silencio no debería ser incómodo. ¿Por qué no podía hablar? Creí que al estar fuera de esas cuatro paredes, en el parque y caminando con la chica que me volvía loco de celos sería un buen motivo para hablar. Pero no. Nada salía de mis labios.

Cuando Sury entró por la puerta de su habitación, fijando su vista en mi y dando una sonrisa amistosa, mi corazón dió un vuelco dentro de mi pecho que me hiso apretar las sábanas entre mis puños mientras la veía caminar hacia mi. Veía sus labios moverse para decirle a los chicos que me ayudaran a vestirme y que me esperaba en la sala, y fue entonces que pude pensar: Hoy la besaré.

—Jimin —fue ella quien habló después de tanto tiempo sin palabras, dejando mi nombre un momento en el aire antes de continuar. La miré, esperando a que decidiese continuar —, no sé cómo decirlo... —suspiró comenzando a jugar con las mangas de su sudadera y moviendo con frenesí su pierna. Mi vista fue directo a sus labios, como si nunca hubiese visto otros pero, joder, sus labios eran el mismo cielo de seda que daría lo que fuera por volver a tocarlos —. Qu-Quería hablar sobre l-lo del beso —farfulló sin mirarme, fruncí el ceño y la invité a que nos sentaramos en la primer banca que encontramos libre.

No sabía que decir. Tenía que admitir que el miedo y la ansiedad me estaban empezando a consumir, y un brinco en mi corazón, cuando tomó mi mano, hiso a mi cuerpo sentir una felicidad que no pude contener porque sonreí. Sonreí mostrando mis dientes, como nunca lo había hecho, y la miré, observé sus mejillas rojas, sus ojos más abiertos ante mi reacción, su mano y cuerpo temblar, y su pequeña mano entre la mía moviéndose.

—¿T-Tú...? —me miró, pero apartó la mirada rápidamente cuando fijé mis ojos en los suyos —¿T-Tú... Crees que puedas per-perdonarme? —murmuró más para ella que para mi. La miré confuso ante su inesperada pregunta y me acerqué más a ella, observando como evitaba a toda costa toparse con mis ojos y sintiendo cómo temblaba, de nervios o de miedo no lo sabía. Llevé mi diestra a su mejilla para poder ver su rostro, pero mantenía la mirada lejos de mi.

—Mírame, Sury —dije —. Necesito que me mires —susurré. Poco a poco sus ojos fueron elevándose hasta conectar con los míos. Olvidaba el color peculiar de ellos que, sin embargo, era algo que le daba un toque de ternura a esta chica —. ¿Por qué me pides perdón? —aproveché que apretó los ojos y me acerqué más a ella sintiendo el calor de su cuerpo y su respiración contra mi mejilla. Tenía que hacerlo, me estaba volviendo loco por probar sus labios. Cuando abrió los ojos fue cuando lo hice, sintiendo la suavidad de sus labios y como trataba de no seguirme pero lo hacía, ella, al igual que yo, quería esto, esto y más y, no lo sabía, tal vez yo estaba dispuesto a darle más de lo que podía aunque tuviera que dar mi vida con tal de no arriesgar la suya. De despertar todos los días con ella entre mis brazos. De recibir llamadas por la noche cuando aún no llego a casa. De recibir golpes de su parte cuando discutamos. De tener la mejor reconciliación del mundo entregándonos completamente. De besarla. De hacerla mía. Quería todo con ella. Y todo eso lo transmitía mientras manteníamos la unión de nuestros labios. Mi lengua enredándose con la suya, ya no me importaba que estuviéramos en un lugar público, necesitaba de ella y nunca sería suficiente, no hasta que fuese mía. Hasta que me pidiera a gritos más. Hasta que agonizara de placer. Hasta que no pudiera más.

Sus manos viajaron a mi nuca, haciendo que la poca cordura que me quedaba llegara al suelo, sintiendo como el calor se hiba acumulando en mi ingle y, por inercia, pasara a mi pene que hiba poniéndose duro.

—¡SURY! —no separamos al escuchar el grito. El castaño se dirigía a nosotros a zancadas y con las manos empuñadas a sus costados —. ¡EXPLICAME QUÉ MIERDA ESTABAN HACIENDO!

—Se llama besar, y me sorprende que no lo superas aún —sonreí de lado, tal vez con una pizca de burla, pero sonreí.

—Jimin, por favor —Sury me miró suplicante —. Jungkook, déjame explicarte sól...

—No quiero volver a verte en mi vida, Kim Sury —la cortó siseando —. Eres una fácil, una mentirosa. Una puta —la miró de arriba a abajo con odio, como si fuese alguien despreciable. Algo que me hizo enojar.

—No le hables así, imbécil —di un paso frente a Sury, quien tenía cristalizados los ojos y amenazaba con llorar, algo que claramente no permitiría.

Esperaba que el chico me gritara, que me amenazara. Pero a cambio de ello, recibí su puño en mi mejilla, algo me me hizo enfurecer. Asentí humedeciendo mis labios y desvíe la mirada a Sury, quien me miraba triste, entonces, sin esperarlo, soltó las primeras lágrimas que mojaron sus mejillas y terminaron en su barbilla. Enfurecí. Me giré abruptamente y estrellé mi puño en la nariz del castaño haciéndolo caer de culo contra el asfalto. La delgada línea roja empezó a escurrir por su nariz y terminó en su playera, pero poco me importaba. Había hecho llorar a Sury, y eso lo pagaría caro.

—Ella es la que no quiere saber nada de ti, Jeon —le apunté con mi índice y tomé la mano de Sury, alejándonos de ahí, si entiendo como la furia me comía por dentro y peleando conmigo mismo para no regresar y seguir estrellando mis puños contra el rostro de Jeon, porque sabía que si no me alejaba no me detendría por nada.

Y lo que menos necesitaba ahora era tener un muerto más en mi lista de la policía.







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Danny BL

Hurt Me|Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora