Epílogo

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AÑOS DESPUÉS



NARRADOR OMNISCIENTE


-¡Más, más, más!

-Oye, tranquilo... Vas a dejarme sin aire...

-¡Venga, pero haz más burbujas! –Volvió a quejarse el rubio cruzándose de brazos mientras que la mayor lo miraba alzando una ceja.

-Eh, ¿pero es que vas a gobernarme tú ahora? ¡Lo que faltaba!

-Anda, porfis, querida hermana mayor. –Juntó sus dos manos casi rogándole para que le hiciera pompas de jabón.

-Así está mucho mejor, enano.

-¡Bien! –Gritó el niño saltando feliz haciéndola sonreír.

-¿Pero todavía estáis con eso?

-¡Ven a estallar burbujas tú también, mamá!

-No, no. Tú mejor ponte a hacer las pompas. –Amber sonrió divertida para sentarse al lado de su hijastra cogiendo el pompero.

-Te cansas muy rápido tú de hacer las cosas...

-¿Rápido? ¡Si llevo toda la mañana soplando esa maldita cosa!

-Jacie, las palabras. –La regañó dejando de soplar para comprobar si su hijo les estaba prestado atención. –¿Por qué no vas a jugar a la pelota, cariño?

-¿Yo solo?

-No, enseguida voy yo. –El niño asintió obedeciendo a su madre para alejarse unos metros de ellas.

-¿Lo mandaste lejos solo para decirme que debo moderar mi vocabulario frente a él?

-No, pero ahora que lo dices voy a recordártelo. Los niños son esponjas, Jacie. Dicen e imitan todo lo que tienen a su alrededor.

-Sí, lo sé. –Suspiró cansada de oír siempre lo mismo. –¿Dónde está papá?

-En el estudio. Ni siendo domingo deja el trabajo de lado. –Jacielle se encogió de hombros mientras que ahora la que suspiraba era la mayor de las dos. –En fin, ¿no sales hoy de casa?

-Sí, quedé para almorzar.

-Uy, ¿y puedo saber con quién?

-¿Para qué? No lo conoces.

-Oh, es un chico...

-No voy a decirte más nada. –Dijo echándose hacia atrás apoyado los brazos en el césped para observar a su hermano.

Henri era el niño más tierno y bonito que alguna vez había existido. A veces podía ser algo travieso e inquieto, pero al fin y al cabo, tenía a quien salir.

Hacía cinco años ya desde que había nacido y desde ese día se había convertido en el principito de la casa. Todo el mundo tenía que estar siempre pendiente de él y moderar su comportamiento frente al niño.

"Con una oveja negra en la familia ya había suficiente." Decía su padre dando por aludida a la chica.

-¿Es tu novio?

-¿Qué?

-El chico con el que vas a comer.

-¿Otra vez con eso? –Dijo desviando la vista del rubio para mirarla. –Ya te dije que no quiero...

-Hablar, sí. Pero es que nunca quieres hablar de chicos...

-Porque sois unos pesados con eso. –Dijo comenzando a imitar voces. –Que cuando voy a sentar cabeza con un buen hombre, que cuando voy a crear mi propia familia, que cuando me...

-Sí, vale. Ya lo entendí, Jacie. Quizás te agobiamos mucho con ese tema...

-Vaya, menos mal que al menos una lo reconoce. –Miró la hora en su reloj de pulsera para ponerse de pie. –Nos vemos luego, Amber. Si papá pregunta por mí, dile que no llegaré hasta la noche.

-Está bien.

-¡Nos vemos, enano!

-¡Adiós, naranjita!

-Capullo... –Murmuró por lo bajo divertida en cuanto oyó a su hermano llamarla así.

El niño le había puesto ese apodo en cuanto tuvo consciencia de sí mismo y descubrió que el pelo de su hermana era tan naranja como el color de una naranja.

Subió a su coche después de haber cogido la cartera, el móvil y las llaves de su ático para poner rumbo a éste último lugar.


Al llegar, abrió la puerta de la casa llenando sus fosas nasales con un exquisito olor a comida.

-¿Amor, ya llegaste?

-No, soy un ladrón.

-Oh, ¿vienes a robarme el corazón?

-Que cursi... –La chica rió sentándose en la butaca que había bajo la barra apoyando los codos sobre el mármol recargando la cabeza en sus manos.

-¿No vienes a saludarme?

-Ven tú, estoy cansada...

-¿De no hacer nada? Porque el que está trabajando ahora mismo soy yo. –Jacielle rodó los ojos recibiendo dulcemente los labios de su hermoso y peculiar novio aún no oficial para sonreír.

-Huele delicioso, cariño.

-También estará delicioso.

-¿Ah, sí? ¿Tan seguro estás?

-Por supuesto. Soy el mejor cocinando este plato. –Jacielle soltó una gran carcajada echando incluso la cabeza hacia atrás cerrando los ojos.

-Engreído...

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