Capítulo 9

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-Bff... –Me quejé entrando al hotel frente al que se celebrarían las conferencias.

-¿Estás cansada? –Lo ignoré soltando la maleta de mala gana frente a la recepcionista.

-Buenos di...

-Teníamos habitaciones reservadas en el hotel de enfrente y nos mandaron a este. –Dije cortando a la chica sin ni siquiera saludarla.

-Buenos días. –Dijo el engreído a mi lado mirándome mal. La chica lo saludó educadamente antes de preguntarnos nuestros nombres para meterlos en el ordenador.

-Sí, tienen una habitación reservada en la...

-Espera, espera. ¿Qué? ¿Una habitación solo?

-Sí, señorita. Es lo que di...

-Esto tiene que ser una broma, ¿verdad? –La chica me miró totalmente confundida. –Eran dos habitaciones, no una.

-Sí, ella tiene razón. Habíamos reservado dos habitaciones.

-Disculpadme, pero aquí solo aparece una reserva a nombre de Bradley Levis.

-¡Perfecto! Simplemente perfecto. –Dije comenzando a reír estruendosamente. –No simplemente nos cambian de hotel, sino que también nos quitan una habitación.

-Lo siento, pero yo...

-Jacielle, cálmate. –Dijo Bradley llamándome la atención como si tuviera cinco años. –¿No nos puedes dejar otra habitación?

-No, lo siento. El hotel ya está al completo. –Volví a reír notando más miradas sobre nosotros.

-Bien, vale. No pasa nada... ¿Podrías al menos darnos dos llaves de la habitación? –Miré mal a Bradley para agarrar mi maleta antes de caminar hacia el ascensor.

¿Encima pretendía que compartiéramos la misma habitación? ¿Pero estaba loco o que le pasaba?

Las puertas del ascensor se abrieron y pronto sentí como Bradley pasaba a mi lado para subirse en él.

-¿Es qué nunca sabes comportarte frente a la gente o qué?

-¿Es que te da igual que nos hayan quitado una habitación?

-Claro que no, pero no me pongo como tú.

-¡Pues deberías! –Me quejé esperando que las puertas metálicas se abrieran para salir malhumorada.

Un minuto más ahí dentro y le saltaría a los ojos.

-¿A dónde vas? Ni siquiera sabes qué número es. –Lo imité frenando en seco para que me adelantara y me guiara. –Es aquí.

Pasó la tarjeta por el mecanismo para abrir la puerta y entrar sosteniéndola para dejarme pasar.

-Bienvenida a nuestra humilde morada por estos días, princesa.

-No me llames así.

-Sobre todo porque tú serías más la malvada del cuento, ¿no? –Lo miré mal antes de dejar mi maleta sobre la cama.

-Pues espero que disfrutes del sofá esta noche porque la cama será toda para mí. –Abrí la maleta en busca de las prendas de ropa que se podían arrugar y las pertenencias imprescindibles que debía de sacar para usar.

-¿Y por qué debería dormir yo ahí?

-Porque soy la malvada del cuento, ¿no? –Sin importarme que él estuviera delante, me desvestí quedando en ropa interior para ponerme un vestido suelto.

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