No recuerdo exactamente lo que pasó esa noche, mi cabeza dolía y empeoraba a cada segundo.
Mamá me tenía sujetado del brazo mientras me seguía pidiendo explicaciones, yo no sabía qué decirle, no sabía qué pensar, incluso estaba olvidando cómo siquiera respirar.—¡¿Cómo te atreves, Sungmin?! — ella comenzó a golpearme con sus manos, una y otra vez, en la cabeza, en la espalda, en todo el cuerpo, por inercia intenté protegerme aunque sabía que me merecía cada uno de esos golpes.
Estaba avergonzándole.
Luego recuerdo a Kyuhyun protegiéndome, colocándose delante de mí y recibiendo los manotazos de mi madre, pero ella no quiso detenerse, en cambio, los golpes contra el cuerpo de Kyuhyun sonaron con más fuerza.
—¡Quítate maldito enfermo! ¡Quítate! —.
—¡Señora, por favor! ¡Cálmese! —.
Divisé a personas cerca a la puerta observando el espectáculo y luego el personal del hotel ingresó para intentar calmar a mi enojada madre, eso solo logró enfurecerla más, arremetió contra todos, diciendo que los denunciaría por permitir que dos menores de edad alquilen un cuarto, por faltarle a la moral y no sé cuántas cosas más.
Yo no pude reaccionar, realmente no pude, mi cuerpo se quedó quieto, con la cabeza agachada tratando de sostenerla con mis manos porque el dolor era insoportable.
Mi madre cogió mi brazo de vuelta y me jaló pasando entre la multitud, maldiciendo a su paso a todo aquel que nos mirara.
Por supuesto, Kyuhyun venía detrás, seguía pidiéndole calma sin aún comprender que eso era lo último que mi mamá iba a hacer.
—¡Aléjate, no nos sigas! —.
De un momento a otro estuvimos afuera, yo seguía descalzo, el asfalto fastidiaba mis plantas de los pies pero yo no podía quejarme. Después vi a mi padre y a su auto favorito esperando al lado.
Kyuhyun comenzó a gritar mi nombre y mis ojos quisieron llorar.
—¡Sube al auto! ¡Sube! —.
Entre golpes y gritos me metí al auto, no quise, realmente no quise ver a Kyuhyun, solo con escuchar su voz, muy dentro de mí retumbaba angustia.
Él no debía verme vulnerable.
—¡Sungmin! ¡Sungmin! — le escuché tan cerca, tan cerca que yo sabía que él estaba pegado a la ventana del carro, gritando mi nombre — ¡Mírame, Sungmin mírame! ¡Mírame, por favor! — el sonido de sus puños contra la ventana representaba su desesperación por captar mi atención.
Pero yo no podía moverme, no quise verle, no porque sabía que si lo hacía iría hacia él, correría hacia él sin importarme nada más, porque cuando se trata de él, yo no puedo pensar, sólo sé dejarme llevar.
—¡Sungmin, por favor! —.
—¡¿Cariño, qué esperas para arrancar?! —.
—¡Sungmin, mírame ya! —.
Si era la última vez que podría verle, entonces...
—¡Cariño, andando, pisa el maldito acelerador! —
Ignoré los gritos de mi madre y levanté la mirada, le vi y él sonrió, Kyuhyun me dedicó la sonrisa más hermosa que yo haya podido ver en mi vida hasta ese entonces. Su rostro, por más que la situación no lo ameritara, se encontraba tranquilo, mostrando una seguridad que yo no entendía.
Miré sus labios, formaron palabras, mi ser se conmovió, sin soltar sonido alguno él pudo abrir mi interior, mi corazón golpeteó duramente y las lágrimas comenzaron a brotar, para que él no las notara, desvié la mirada hacia el frente.
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Wiggle, Wiggle (KyuMin)
Fanfic"Dos compañeros de cuarto + Una noche = ¿Qué fue lo que pasó? ¡Yo no sé!" Advertencia: Esta historia la escribí sin pensar, la estoy escribiendo sin pensar.