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Sonó el despertador a las siete de la mañana, lejos de molestarse por el intenso sonido, alzó la mano apagando el aparato y se incorporó en el futón estirándose y bostezando a la vez. Se retiró las sábanas levantándose del suelo y colocándose las zapatillas fue al cuarto de baño. La luz del mismo parpadeó unos segundos para después alumbrarle el rostro de manera cruel.

Gruñó con voz ronca, aún tomada por la somnolencia que lo invadía. Decidió afeitarse cuando al rascarse la mejilla se dio cuenta de que tenía la barba muy desarreglada y quería causar buena impresión su primer día de trabajo. De prueba... Lo que fuera.

Aparcó el coche delante de la puerta del edificio. Lo miró por encima de las gafas de sol con curiosidad, paró el motor saliendo del vehículo. Contando al azar pudo sacar cinco o seis pisos. Subió las escaleras principales y entró empujando la puerta de cristal. 

Le recibió un pequeño mostrador junto a unas escaleras y un ascensor, como si fuera un hotel.

Se acercó al mostrador y la joven que estaba allí lo miró con una tranquila sonrisa que correspondió al momento.

- Buenos días, ¿Puedo ayudarlo?

- Buenos días, venía a ver al Doctor Hahn, me llamó para hacer un tiempo de prácticas.

- ¿Me deja ver la cita, por favor?

Abrió la bandolera que llevaba colgada al hombro, buscó los papeles y se los entregó. La chica los examinó buscando los daros en el ordenador y entre múltiples papeles que tenía en la mesa.

- Aquí está, Michael Kenji Shinoda.- Comprobó.- El directo lo espera en la primera planta, tercera puerta a la derecha.

- Muchas gracias.- Recogió los papeles y fue al ascensor.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron, asomó la cabeza un poco dubitativo, estaban apunto de cerrarse de nuevo así que saltó fuera del mismo y retomando un poco la compostura buscó el despacho del médico.

Tocó un par de veces a la puerta, escuchó que le daban paso y entreabrió la gran puerta, doble, asomando la cabeza observando el despacho.

- Entre, Sr. Shinoda, por favor.

Sintiéndose un poco ridículo entró en el despacho recorriendo la sala y sentándose en una silla libre delante del enorme escritorio.

- Me alegro que haya acudido tan puntual.

- Tenías ganas de empezar.- Sonrió.

- Es bueno oír eso, ahora le explicaré su contrato.- Cogió el teléfono y tecleó un número corto.- Brad cuando puedas ven a mi despacho.

- "Claro, jefe" – Se escuchó en el manos libre.- "En cuanto acabemos con...Bueno, ya sabe"

- Sí, no te preocupes.- Colgó.- Bien, mientras esperamos a Delson te comentaré el contrato.

- Muy bien.- Se mordió los labios intentando ignorar la llamada.

- Como es un plazo de prueba, te vamos a asignar la segunda planta, un par de pacientes bastante tranquilos, luego Brad te explicará las distintas plantas. Serán dos semanas de prueba, si te desenvuelves bien, los pacientes no te dan muchos problemas, te haremos fijo aquí en el hospital y podremos asignarte otros pacientes.

- Me parece bien, ¿Empiezo hoy?

- Tienes ganas, eh.- Rió.- Tranquilo, cuando estés asentado, tu despacho de consulta está en esta misma planta, Brad ya te lo enseñará.

Mike asintió agradecido, tenía la sensación de que ese tal Brad sería esos días como su guía dentro del centro.

Después de aclarar y firmar papeles, Mike se marchó con Brad Delson, un chico de su edad, con el pelo a lo afro y una barba exuberante. Bajaron a la planta principar y el chico se quedó parado en la puerta de entrada.

SyquiatricDonde viven las historias. Descúbrelo ahora