Un intenso dolor que le recorría por toda la espalda hizo que se despertara segundos antes de que su propio despertador empezara a sonar de manera estridente. Alzó la mano, dispuesto a apagar el aparato, pero su mano tocó la nada.
Frunció el ceño despejándose un poco y comprobó que estaba muy lejos de su cama, literalmente.
Ahora entendía por qué le dolía tanto la espalda, se había quedado dormido apoyado contra la puerta después de llegar corriendo del hospital. Recordó su encuentro con Chester, como lo había manejado cual muñeco y lo había besado con todo el descaro, marcando su boca y su cuello.
Sonó el timbre de la puerta en ese mismo instante, consiguiendo que diera un bote. Sobresaltado, levantó la cabeza como si pudiera traspasar la madera con la vista. Se levantó despacio pasándose las manos por el trasero limpiándose así el pantalón. Levantó la mirilla y comprobó que se trataba de Dylan, que esperaba un poco impaciente.
Abrió de un tirón aún con los ojos un poco abiertos, sorprendidos. El rubio lo miró confundido, pero entró en la casa dándole un beso en los labios.
- ¿A qué viene esa cara?
- No es que... Me he despertado un poco mal.- Carraspeó intentando despejarse por completo.- ¿Cómo es que estás aquí tan pronto?
- Bueno... Dijiste que podía venir siempre que quisiera.- Susurró bajando la cabeza.
- Y no me molesta, pero creía que estabas en la Universidad.
- Y estaba, pero quería verte...
Mike sonrió, no podía enfadarse con él, lo tenía más que asimilado, cuando le ponía aquella carita de no haber hecho nunca nada malo, simplemente se derretía. Lo abrazó besándolo con cierta necesidad, escuchándolo suspirar sobre su boca, teniendo todo el control sobre él. Se sentía un poco mejor, para que negarlo, después de aquella noche que Chester lo había manejado a su puro antojo, necesitaba sentirse fuerte de nuevo.
Se separó de su boca para irse al cuarto de baño y mojarse un poco la cara, no podía abrir bien los ojos por las legañas que los envolvían.
Dylan lo siguió como si se tratara de un perrito, lo hacía a menudo casi pegado a su espalda se ponía a caminar y lo perseguía a todas partes, muchas veces se había chocado contra él al pararse de manera brusca y el rubio no darse cuenta.
- ¿Qué te ha pasado?- Escuchó a Dylan cuando entraron en el baño.
- ¿Qué? Nada, ¿Por qué?- Lo miró confundido.
- No me mientas, Mike.- Se acercó hasta él y lo cogió de la cara para tocarle el cuello.
De manera instintiva se alejó de sus manos cuando sintió que le quemaba el tacto de sus yemas contra la piel. Se giró para mirarse al espejo y soltó una exclamación de horror al darse cuenta de que llevaba todo el cuello rojo con unas marcas en el lado izquierdo bastante feas, que empezaban a tomar un color amarillento, infectado.
- No es nada, Dylan...- Intentó calmarlo mientras buscaba el botiquín para desinfectarse.
- ¿Te ha atacado algún paciente?
- No son animales, no atacan.- Se giró bruscamente. Aunque sí había sido así, pero no podía decírselo al rubio, estaba encubriendo a Chester y no conseguía entender por qué.
- Pues cualquiera lo diría.- Contraatacó frunciendo el ceño.- Deberías decírselo a tu jefe, quizás le den algún electroshock de esos.
- No usamos esas técnicas en el hospital.- Resopló mientras se pasaba el algodón por la herida y sentía como esta misma se resentía haciéndole sisear por el escozor.
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Syquiatric
FanficMike Shinoda llega a su nuevo trabajo en el hospital psiquiatrico de Phoenix. Todo le va bien, pero se dará cuenta de que hay un paciente muy especial en la planta de retención que conseguirá poner su mundo patas arriba. Autora original: OrangeLyzard