- XIII - Epílogo

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Alec

Desperté un tanto incómodo, no había logrado dormir muy bien anoche, muchos ascos repentinos vinieron a mí gran parte de la madrugada.

Mi lobo estaba débil y por más que quisiera convertirse para soportar más alguno que otro dolor, ya no podía, era peligroso.

El doctor había dicho que estaba bastante grande mi estómago, en cualquier momento iba a nacer mi pequeño.

Magnus se había convertido en un cariñoso alfa conmigo, en todo momento del embarazo me cuidó, así tuviera cosas más importantes que hacer.

A veces me quedaba por un par de días con Cat y Simon, cuando nuestros alfas se iban a arreglar asuntos de la empresa.

Muchos alfas habían estado en desacuerdo con el cambio repentino de las empresas Bane, quisieron cerrarla más de una vez, pero al final fuimos más los buenos, como le había dicho a mi alfa.

El hijo de Valentine había sido encontrado en otro continente, le había importado muy poco lo que le hicimos a su padre, al parecer él no estaba de acuerdo con él.

Había encontrado a su pareja y había huido cuando vio que su padre solo quería poder. Al final era un buen alfa y después de unos meses, se alió con Magnus para tener otra empresa como la nuestra pero con su propio nombre.

Magnus había logrado comprar cada esclavo de la empresa de Valentine para resguardarlos el tiempo necesario y seguía comprando de los calabazos, liberando a cada vez más.

Actualmente contamos con una seguridad impenetrable, tanto la empresa como la casa que construyó Magnus para nosotros.

– Aquí esta papá, ya no llores. – Alcanzo a escuchar los sollozos de mi primer hijo, Raphael.

La voz de Magnus se escucha suplicante, nunca fue lo suyo escuchar los llantos de los niños y menos de su hijo. Es por eso que lo tiene más consentido que yo.

– ¿Cómo amaneció mi bebé? – Recibo a Rapha con muchos besos para que pare de llorar.

Es fuerte para su edad y el doctor dijo que será un poderoso alfa como su padre. Apenas va a caminar pero le encanta gatear como si no hubiera un mañana.

– ¿Cómo amaneciste tú? Despertaste más veces que cuando nuestro cachorro nació. – Magnus colocó su mano en mi frente y la otra en mi vientre.

– Creo que Max es más tranquilo pero aun así me siento algo débil. – Maxwell era el nombre de nuestro y último cachorro.

Ya no se me permitió tener más hijos propios; ya que, Magnus era muy potente y sus hijos jalaban mucho de mí estando en mi vientre, lo cual era arriesgado para los partos.

Nos había puesto algo triste en su momento pero después de pensarlo bien, todos los omegas y betas de la Empresa Ligtwood-Bane eran como nuestros hijos, así que estábamos felices.

– Iré un rato a la empresa, al parecer estamos a punto de ganar el número uno en ventas.

– ¿En serio? Genial, lo logramos, hemos encontrado buenas familias y parejas para todos.

La mayoría entraba y salía del lugar, muchos guardias habían encontrado sus parejas, otros querían trabajar para Magnus y muchas parejas habían podido formar una familia completa.

Tuvimos uno que otro problema, algunos alfas habían dañado a las 'mercancías', como les decían, pero inmediatamente habían sido recogidos de nuevo.

El daño había estado hecho a veces pero Magnus se había encargado de cualquiera que dañara a alguno, así como ayudaba a las víctimas para que olvidaran sus traumas.

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