- IV -

3.7K 264 2
                                    


Magnus

En el momento que los betas le pusieron una mano encima, enloquecí. Mi plan no había funcionado, Morgenstern había visto que él era valioso y por capricho, se lo quería llevar.

Trató de liberarse del agarre de los betas pero solo logró que lo electrocutaran para dormirlo. Supe al instante que a mi lobo, ya no podía controlarlo más.

Un gran gruñido salió de mi garganta antes de que mis huesos empezaran a crujir para convertirme. No iba permitir que se lo llevaran.

Que se vaya a la mierda la lista y el puesto número uno.

A él nadie lo tocará nadie, más que yo.

Alcanzo a ver la sonrisa de victoria de Valentine cuando se completa mí transformación y sé que ahora ha visto mi debilidad.

Antes de que suban al niño desmayado a la camioneta, aúllo atrayendo a mis guardias para atacar.

– No hay necesidad de tanto alboroto Bane, si quieres al muchacho, te lo regresaré. – Su estúpida voz me lastima los oídos.

Detiene a sus guardias antes de que se conviertan para pelear.

– Será mejor dejar al cachorro en donde estaba. – Dice Ragnor entre tranquilo y amenazador. Los betas agachan la cabeza cuando ponen el frágil cuerpo enfrente de mí. Con un movimiento de cabeza que le dirijo a mi amigo, me entiende perfectamente. – Señor Morgenstern, los demás omegas serán llevados a su coche después de pagar por ellos.

Abro mi hocico para coger el cuerpo del lobezno sin lastimarlo. Lo llevo hasta mi oficina, recostándolo en el sillón impregnado de su olor. Mis huesos vuelven a crujir regresando a la normalidad.

Mientras me visto con nueva ropa, Ragnor entra a la habitación.

– ¿Así que ya te diste cuenta que no puedes venderlo? – Esa sonrisa llena de confianza me hace rodar los ojos.

– No digas nada... ¿Valentine se ha ido? – Pregunto con un gruñido sin ocultar.

– Sí y creo que se ha ido muy feliz. – Volteo a ver el pequeño cuerpo.

– Lo sé, ya sabrá como derribarme, pero no dejaré que se le acerque. – Regreso mi mirada a mi amigo. – Duplica los guardias.

Alec

Despierto envuelto de nuevo en cobijas, entro en pánico cuando me acuerdo de lo que pasó, pero me relajo cuando veo que estoy en su oficina, no recuerdo haber escapado o algo, pero de cierta forma me alegro de estar aquí.

– ¿Esa sonrisa es por estar en mi oficina? – Su potente voz me hace sobresaltar pero no quito mi feliz gesto.

– E-este... ¿Qué pasó? Usted me había v-vendido ¿no?

Veo que no trae la misma ropa que cuando me estaban llevando, ¿habré estado durmiendo por todo un día?

– En teoría no, mi plan para que no te llevaran no funcionó. – Dijo señalando mi cuello.

Así que por eso no me había puesto el listón.

– ¿No quería venderme? – Puedo hablar mejor por pensar en esa posibilidad.

– ¿Sabes lo que es una pareja? – El cambio de tema fue notable pero no tengo derecho a preguntar lo que yo quiera.

– Sí, es cuando un alfa y un omega o con un beta, se enamoran, y el alfa marca a su pareja para hacerlo suyo.

MÍODonde viven las historias. Descúbrelo ahora