La obediencia

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El que tiene Mis mandamientos y los guarda,  ese es el que me ama.
Juan 14:21a.

Tenemos sus mandamientos. Es increíble lo engañoso y perverso que es el corazón humano. Muchas veces he dicho que amo a Dios mientras no puedo ni siquiera ver a alguien porque no lo soporto.  Y eso, no es más que una gran mentira. La Biblia nos enseña cómo quiere Dios que le sigamos. Nos muestra lo que para Él es correcto e incorrecto, quién es Él.  Por nuestra condición pecaminosa, desobedecemos a Dios tantas veces,  que en ocasiones pasan desapercibidas para nuestra mente  finita. 

Cuando estaba pasando por esa oscura y profunda depresión, donde solo me acordaba vez tras vez de todo lo que me había hecho sufrir,  desobedecí a Dios al no orar, leer y estudiar su palabra; también desobedecí a mi Dios al desconfiar de su cuidado y plan,  y al poner mis ojos en mí y no en Cristo. El poner mis ojos en mí, concentrarme solamente en lo que sentía,  en lo que me dolía, en lo que los demás hacían por mí, me llevó a desobedecer a Dios más allá de lo puedan imaginar. Olvidé que fui llamada para anunciar las virtudes de Aquel que me llamó. 

A tiempo Dios tuvo misericordia de mí y abrió mis ojos.  Nuestro Padre Celestial es grande en misericordia y lento para la ira y me corrigió en aquel entonces,  y aún me sigue corrigiendo por mi pecado. Él se vuelve nuestro único y verdadero refugio en todo momento. 

Jesús dijo que si le amamos de verdad,  entonces, guardaremos sus mandamientos.  Lo bueno es, que no estamos solos en esta carrera. El Espíritu Santo nos ayuda a amar a nuestro Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerzas. Además, el Espíritu Santo nos ayuda a obedecer sus mandamientos, pues nos los recuerda. 

Espero que Cristo sea ayudando a que cada día de tu vida le obedezcas aún cuando no entiendes la razón detrás de lo que está pasando a tu alrededor.  Que el Señor nos ayude a dejarnos guiar por Él y no por nuestro corazón.

Así que, si le amamos, si de verdad le amamos,  guardaremos sus mandamientos. No por obra nuestra, sino por el Espíritu que vive en nosotros.  Dios es quien da el querer como el hacer para que cumplamos su buena voluntad. 

¡Gloria sea a Él!

Jesús es la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora