Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús. Filipenses 4:6-7
Es incompresible para la mente humana entender cómo puede alguien sentir paz en momentos de dolor, tristeza y agonía. Siempre el ser humano quiere y busca la paz. Una de las mayores maneras en que alguien siente paz es cuando encuentra respuesta a una inquietud o cuando por fin encuentra la salida a un problema. El mundo quiere paz. No quiere más guerra, intolerancia, odio ni dolor, pero se empeña en rechazar al Príncipe de paz: nuestro Salvador Jesucristo. Cristo es el único que puede darnos paz verdadera.
En el mundo se tiene paz mientras hay ausencia de problemas. Mientras estés bien de salud, no tengas deudas, no tengas problemas con nadie y nadie te juzgue tendrás paz, pero eso es falso y pasajero. Cuando esas cosas le faltan a alguno que no tenga a Cristo, no tiene paz.
Cristo prometió que nos daría su paz.
Cuando padecí depresión, olvidé esa promesa. Siempre vivía pensando en todo lo que había hecho mal, pues sentía mucha culpa. No tenía un momento de tranquilidad, pues siempre recordaba todas las cosas que viví y que me llevaron a ese estado. Sabía que estaba haciendo mal al no acercarme a Dios y confesarle mis pecados. Al tomar la decisión de desconfiar de Dios y de su voluntad soberana, fui rebelde, dudé y caí muy bajo. No entendía aún que Cristo era el único que podía ayudarme, Él era la Luz que necesitaba para caminar a través de ese valle oscuro.
No cometas el error que yo cometí y que me costó tanto, pues aún recuerdo todo ese tiempo desperdiciado en el que desconfíe de Dios. No importa qué este pasando en tu vida, depende de Dios. Confía en Él. Dios es alguien en quien se puede confiar pues nunca falla ni falta a lo que promete. Dios es amor.
Lleva tus preocupaciones al Señor, antes de querer resolver el problema en que te encuentras con tus propias fuerzas. Confía en Él. Presenta tus preocupaciones al Señor en oración y confía en su soberana voluntad. Si Dios te saca de la dificultad en que estás, dale gracias. Si Dios no te saca de la dificultad en que estás, dale gracias también y sigue creyendo en Él. Recuerda que en nuestro peregrinaje por esta tierra seremos probados, disciplinados, para que cada día seamos más como Cristo Jesús y nuestra dependencia en Dios aumente.
Al rendirte a Dios, al someterte a Él tendrás la paz que solo Cristo da: una paz que sobrepasa todo entendimiento y que protegerá tu corazón y tu mente porque mantendrá tu mirada, atención y confianza en Cristo y no en ti. Que el Señor te ayude cada día a tener la paz que solo Él puede dar, esa paz que no depende de las circunstancias que estemos viviendo sino en quién es Dios.
Dios me hizo entender esta verdad que está escrita en su Palabra y hasta ahora me sigue ayudando a ponerla en práctica. Mi oración es que el Señor te ayude a depender de Él y que así puedas tener la paz que solo Él da.
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Jesús es la luz
SpiritualJesús les habló otra vez, diciendo: «Yo soy la Luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la Luz de la vida». Juan 8:12 Descubre la historia de Ana, una chica cristiana que no entiende hasta que se ve en la completa oscur...